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Editorial…

La loca de Jesusa

A Jesusa Rodríguez la conocía un sector del país por su apoyo al plantón de López Obrador, por su trayectoria como directora y actriz de teatro o por su trabajo como cabaretera, pero recientemente su entrada a las redes sociales la convirtió en tema de debate nacional digital por sus comparaciones de las mujeres con las vacas y otros animales no humanos, así como por hablar de la Conquista y los tacos de cerdo o por relacionar el desconocimiento del clítoris con la ignorancia de las propiedades de la mariguana. La loca de Jesusa, le han dicho en redes. Bendita locura.

Entiendo al feminismo como una gran herramienta teórica para promover la justicia y entender las distintas opresiones a las que están sometidos los cuerpos de las mujeres y con el regalo del concepto del género, la teoría feminista abrió nuevas rutas para entender las causas de la desigualdad y la injusticia, no sólo para las mujeres cisgénero y el movimiento feminista, sino para otros movimientos identitarios como el LGBT. Jesusa tiene múltiples identidades: es feminista, lesbiana, ecologista, animalista, subversiva, pero no le gusta que la cataloguen ni le gustan las etiquetas, ella vive su vida y defiende sus causas.

El pasado 8 de marzo, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Jesusa hizo explotar las redes al mencionar que “no debemos olvidar en el día de la mujer a las hembras de todas las especies que están siendo explotadas por la industria alimenticia de una forma brutal… todas las hembras de todas las especies son iguales” y remató diciendo “la lucha feminista si no es antiespecista no es”. Tiene razón.

Jesusa lleva una dieta vegana, desde hace ya 8 años. Es decir, no consume productos provenientes de animales y va por el mundo tratando de convencer a otros a que abandonen el consumo alimenticio de cadáveres de animales. Tiene un tono de voz dulce, pero firme y en el momento en el que yo pido unas enchiladas para desayunar me siento culpable porque las pido con queso. Yo tengo 19 años sin comer carne roja, pollo, cerdo, pero sí consumo aún pescado, huevo y quesos, pero para Jesusa no es suficiente: “algún día comer animales será vergonzante”, me dice.

La lucha feminista tiene una vertiente con el ecologismo y el veganismo. Desde fines de los años setenta, varias teóricas feministas desarrollaron estas conexiones, tratando de explicar que la explotación de la Madre Tierra, del planeta, se puede entender como una explotación patriarcal y que ésta vulnera especialmente a las mujeres más pobres del llamado Tercer Mundo. En 1990 la teórica y activista Carol J. Adams publicó La política sexual de la carne: una teoría crítica feminista-vegetariana, un libro que se convirtió inmediatamente en un clásico.

Desde el Senado Jesusa impulsará una agenda de derechos para los animales no humanos. Prohibir las corridas de toros es uno de sus temas, pero dado que ocupa la curul que dejó Olga Sánchez Cordero también promueve la regulación del mercado de la mariguana, así como el derecho a decidir. Aunado a esto, impulsará la protección del maíz mexicano y la proscripción de los transgénicos.

La hoy senadora impulsa esas agendas y comunica los temas en las redes, aunque a veces en su intensidad se pierdan los mensajes al mezclar varias causas. El antiespecismo (creer que la especie humana es mejor o superior a las demás), el feminismo y el goce de la sexualidad, el anticolonialismo y el uso medicinal y lúdico de la mariguana. Por ello la llaman la chaira y loca del Twitter, pero su locura lleva mucha razón y representa a un sector de la población y una demanda histórica de los defensores de los derechos de los animales no humanos. Como escribió Isaac Bashevis Singer, premio Nobel de Literatura, “en relación a los animales, todos los humanos somos nazis”, lo mismo piensa J.M. Coetzee, Peter Singer y, claro, la loca de Jesusa…

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