EDITORIAL

Esperanza en la pandemia

La noticia le dio la vuelta al mundo ayer: de acuerdo con los resultados de un amplio estudio realizado en miles de pacientes con COVID-19 en Reino Unido, el medicamento conocido como dexametasona se ha revelado como un tratamiento eficaz en contra de la enfermedad.

Se trata de una de las mejores noticias que hemos escuchado en los últimos meses en que miles de investigadores de todo el mundo colaboran para encontrar un tratamiento y/o una cura para el peor problema de salud pública que la humanidad ha enfrentado en el último siglo.

Tras acumularse casi 8.3 millones de contagios y cuando nos acercamos al medio millón de víctimas fatales en el planeta, la noticia llegada desde el viejo continente constituye una luz de esperanza para todas las personas que requieren tratamiento hospitalario a causa de la pandemia.

Habrá que ser cautos, sin embargo, al momento de celebrar el hallazgo. Esto es así, porque aún cuando el tratamiento ha demostrado una eficacia importante, no debe creerse que se ha encontrado “la solución” del problema de salud pública que padecemos.

La solución llegará sólo cuando se haya desarrollado una vacuna eficaz y que esta pueda ser producida masivamente como para inmunizar a la población del mundo entero.

Sin embargo, se trata de un paso relevante en la ruta hacia el logro del objetivo más importante que los sistemas de salud de todos los países persiguen en estos momentos: evitar la saturación de los servicios hospitalarios debido a la existencia de un elevado número de pacientes que requieran cuidados intensivos al mismo tiempo.

Otro elemento alentador de la noticia es el bajo costo del medicamento: de acuerdo con las consultas realizadas en diferentes farmacias, una caja del medicamento, con 30 tabletas, puede conseguirse en menos de 20 pesos.

Las autoridades sanitarias ya han anunciado que iniciaron el tratamiento de un paciente con el esteroide y comenzarán a obtener resultados sobre su eficacia en los próximos días.

Habrá que hacer énfasis de todas forman en que no estamos ante un tratamiento de carácter preventivo, es decir, que el uso del medicamento no impide el contagio, por lo cual es necesario que todos tengamos claro que no podemos comenzar a medicarnos por nuestra cuenta con el mismo.

Se trata de una buena noticia, pero solamente para quienes ya han desarrollado los síntomas de la enfermedad y que dichos síntomas los acercan a la necesidad de requerir hospitalización y, en particular, a requerir ayuda mecánica para respirar.

Es de esperarse en este sentido, que las autoridades sanitarias, al tiempo que incorporan el medicamento al arsenal con el cual están haciendo frente a la pandemia, difundan de manera profusa el hecho de que no se trata de “la solución”, sino de una alternativa prometedora para reducir la mortalidad de la enfermedad.

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