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EDITORIAL

Los claroscuros del Tren Maya

Si hay un tema por el que el Presidente Andrés Manuel López Obrador quiere ser recordado es el combate a la corrupción de la vida pública del país, y esto pasa, según ha dicho, por separar el poder político del económico. Lo escuchamos machacona y repetidamente durante su campaña por la Presidencia del país, como Presidente electo y ahora en el ejercicio del Gobierno autonombrado de la Cuarta Transformación.

Ese discurso y su promesa de combatir la “mafia del poder” sin duda le hizo ganar cuantiosos votos tras décadas de gobiernos de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) marcados por la corrupción.

Ese fue el caso de la constructora Mota-Engil, de origen portugués, que tuvo un aumento significativo en contratos de obra pública en el Gobierno de Peña Nieto.

La portuguesa Mota-Engil obtuvo al menos 10 mil millones de pesos en contratos desde su llegada a México en 2007, y aumentaron bajo la Presidencia de Peña Nieto.

Mota-Engil México es dirigida por José Miguel Bejos, un empresario mexicano considerado por muchos como uno de los amigos más cercanos a Peña Nieto, junto con Luis Miranda Nava, Secretario de Desarrollo Social en el anterior Gobierno priista.

Un primo del empresario amigo de Peña Nieto, Javier García Bejos, fue funcionario en el Gobierno del expresidente en la Secretaría de Desarrollo Social, que lideró Luis Miranda, de 2016 a 2018. Según crónicas políticas, Miranda fue el enlace entre el expresidente y el empresario.

Además de dirigir Mota-Engil México, José Miguel Bejos (hijo de Alfredo Miguel Afif, empresario ligado a gobiernos priistas del Estado de México), dirige también Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestructura (Grupo Prodi), una compañía creada apenas unos meses antes de que Peña Nieto asumiera la Presidencia del país. Ya en la Presidencia, el anterior Gobierno le asignó varios contratos a Grupo Prodi y Mota-Engil.

En Jalisco Mota-Engil y Grupo Prodi, junto a otras dos empresas, ganaron dos de los principales contratos para la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara: el Viaducto 1 que es el tramo elevado de Zapopan a Guadalajara, además de la construcción del túnel por el centro de la capital de Jalisco. Como el resto de la obra, tanto Grupo Prodi como Mota-Engil no solo no cumplieron con los plazos pactados inicialmente, sino que incrementaron los costos de las obras.

Seguramente cuando López Obrador hablaba de la “mafia del poder” tenía en mente relaciones cercanas entre gobernantes y empresarios, y algunas de ellas forjadas en los campos de golf, como fue el caso de José Miguel Bejos y Peña Nieto.

Por eso sorprende mucho que ahora Mota-Engil que dirige Bejos sea una de las empresas ganadoras de los contratos para la construcción del Tren Maya.

Más allá de las observaciones del organismo fiscalizador, no parece haber duda de que José Miguel Bejos fue uno de los empresarios favoritos en la Presidencia de Peña Nieto. Y hoy, paradójicamente en un Gobierno que prometió separar el poder político del económico, nuevamente se ve favorecido con contratos en uno de los proyectos insignia del Gobierno de la 4T: el Tren Maya.

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