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EDITORIAL

El presidente rebasado

El Presidente dijo que no era necesario cancelar eventos masivos. Y fueron los artistas quienes empezaron a anunciar que no darían sus conciertos.

El Presidente dijo que no tenían por qué parar las actividades culturales y económicas. Y a las pocas horas los anfitriones pospusieron el Festival de Cine de Guadalajara y el Tianguis Turístico en Mérida.

El Presidente dijo que no teníamos que ser tan drásticos con las medidas anticoronavirus como en otros países. Pero la presión de la sociedad llevó a que finalmente se dejara de jugar la Liga de futbol mexicano.

El Presidente dijo que no había por qué aislarnos, pero empresarios y directivos empezaron a planear cómo podrían sus trabajadores seguir chambeando desde casa.

El Presidente dijo que no teníamos por qué suspender clases. Y las universidades empezaron a anunciar cursos en línea para que sus alumnos no tuvieran que acudir a las aulas, mientras las escuelas privadas evaluaban cerrar sus puertas. Aceptó el gobierno: suspendamos clases a partir del día 20. Y le reviraron universidades, escuelas y varios gobernadores: se suspenden una semana antes.

El Presidente dijo que no hacía falta hacer tantas pruebas de coronavirus a potenciales infectados. El número uno de la Organización Mundial de la Salud dijo ayer en su conferencia: “no se puede luchar contra un incendio con los ojos cerrados. Hagan pruebas, hagan pruebas, hagan pruebas”.

El Presidente dijo que nuestra economía resistía. Ya está el dólar en 23 y ayer la caída en las bolsas del mundo fue peor que cuando se inventó el término “lunes negro”.

El Presidente dijo que estábamos en manos de los científicos más serios. El subsecretario de Salud, que funge como secretario, y la ha hecho de vocero del tema del coronavirus, declaró que el Presidente no tiene por qué evitar los actos multitudinarios porque él “es una fuerza moral, no es una fuerza de contagio” del virus.

Muchas fábricas chinas están cerradas. En Italia no dejan que ningún vehículo disfrute las privilegiadas autopistas. En Nueva York cerraron los teatros de Broadway, en París los cafés ya bajaron la cortina y en Madrid ya no hay bares abiertos. Cerró Disney todos sus parques, no hay deportes y los restaurantes más famosos del mundo han empezado a apagar sus estufas. Europa, tan acostumbrada a moverse en tren y sin fronteras, ha pedido que nadie viaje durante un mes.

Pero el Presidente mexicano organiza mítines para besar niños y abrazar simpatizantes, e impulsa que se junten 50 mil personas en el festival de música Vive Latino.

Este lunes, el Presidente entró a la conferencia mañanera en Palacio Nacional. Le ofrecieron gel antibacterial para que se limpiara las manos. No lo aceptó. Atrás de él venían miembros de su gabinete. Ellos sí se frotaron las manos.

Por el mundo, por la sociedad mexicana y a veces por su propio gabinete, el Presidente ha sido rebasado.

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