Editorial

Pantagruélico gasto electoral

El Instituto Nacional Electoral ha navegado casi siempre en la abundancia y ello le ha permitido dilapidar los excesivos recursos que le han sido entregados. Acostumbrado como está a la munificencia de los diputados que aprueban su presupuesto, ahora pone el grito en el cielo porque le recortaron 950 millones de pesos y argumenta que están en riesgo las cinco elecciones ordinarias de 2019, porque le dejaron sólo ¡10 mil millones!

Además de que esos cinco comicios ordinarios y el extraordinario de Puebla serán financiados también por las autoridades locales, es irreflexivo argumentar que la tarea esencial del INE, la que justifica su existencia, está en riesgo por el recorte. El despropósito crece si se tiene en cuenta que lo presupuestado para procesos electorales es 619.3 millones de pesos, monto que contrasta, por ejemplo, con lo asignado a la Dirección Ejecutiva de Administración: 1,510 millones.

Señalar el gasto excesivo del INE no implica subestimar la crucial tarea que tiene en materia comicial, pero sí invita a emprender el camino de la racionalidad que no admita el dispendio, la presupuestación en demasía que propicia compras febriles en los últimos meses del año y la irresponsabilidad en el gasto. Cito un ejemplo de esta irresponsabilidad: Durante 28 meses -de enero de 2016 a mayo de 2018-, el INE le pagó sin chistar más de 2 millones de pesos mensuales al liquidador del Partido Humanista (Evlyn Cervantes, Reforma, 12/07/18), un total de 60.4 mdp, que superó la deuda de ese otrora partido: 37 mdp. Y ese es sólo un ejemplo, hay muchos más.

Suena a broma, pero el INE afirmó que hizo un “esfuerzo de austeridad” para fijar el monto de su proyecto de presupuesto en ¡11,347 mdp! y argumentó que se trata del “más bajo de su historia” porque representa sólo 20 centavos de cada 100 pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación.

Aparte de que es difícil comparar los presupuestos porque cada año tiene su especificidad propia, la caracterización del “más bajo” se relativiza si se le coteja con 2017. Me explico: Dice el INE que, en términos reales, en 2017 el presupuesto fue de 11,902 millones de pesos y en 2019 pidió 11,347, pero soslaya que en 2017 se presupuestaron 1,070 millones para dos torres, cantidad que finalmente no se ejerció porque se cancelaron. Si se le disminuye esa cantidad, el gasto de 2017 sería más bajo que el proyecto de 2019. Ese año, por cierto, al cierre del ejercicio había diez cuentas bancarias que tenían un saldo de 441.6 millones, como lo señaló en su oportunidad su contralor (titular del órgano interno de control, OIC) Gregorio Guerrero Pozas. Remanente explicable porque es común que las áreas presupuesten de más.

Uno de los problemas centrales del excesivo gasto es la creciente plantilla de personal. En 2017, el OIC apuntó que las plazas solicitadas y autorizadas aumentaron de 12,317 en 2012, a 17,520 en 2017. En cinco años aumentaron 5,203 plazas, y resulta que esa enorme planta laboral es insuficiente y el INE contrata asesorías y otorga jugosos contratos a externos.

Es obvio que, en el marco de la austeridad que prevalece en la administración pública, el INE deberá revisar su plantilla, evitar duplicidades como lo han señalado estudios de Deloitte y el OIC y también prescindir de sus “colchones”. Cito uno de estos: En servicios personales siempre se calcula plantilla completa durante todo el año, pero ésta nunca es total. Adicionalmente, es común que se presupuesten proyectos que no se realizan y luego los recursos engordan el subejercicio o son transferidos a gastos superfluos.

La función del INE es trascendental para la vida democrática, aparte de que emite el principal instrumento de identidad del país, pero no es sensato vincular tal trascendencia al consumo pantagruélico de recursos públicos.

En estos tiempos de austeridad, precisa preguntarse: ¿Debemos gastar en el INE y los partidos más de 15 mil millones de pesos, una cantidad similar al gasto programable presupuestado para la Procuraduría General de la República, y esto en un año en que no hay elecciones federales y sólo cinco locales?

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