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Editorial…

Igualdad y crecimiento

Insisto en comunicarme directamente con usted con la esperanza de que un milagro ocurra y me escuche. Empieza a ser evidente que nuestro crecimiento difícilmente llegará a 1% este año. En 2020 podríamos crecer aún menos, o incluso decrecer si no hacemos cambios pronto.

Mientras nos distraemos con la “mañanera”, parecemos ignorar que la economía mundial enfrentará fuerte viento en contra, proveniente de cuatro “D’s”: cambios Demográficos, la abultada Deuda que el mundo ha acumulado, y la Desglobalización que empezamos a sufrir por la Demagogia de gobiernos nacionalistas y populistas, cuyo beneficio político de corto plazo generará costos económicos exponencialmente crecientes.

Creo que es sincero su deseo de crecer a tasas de 4%. Será un gran reto lograrlo en el entorno mundial que se aproxima. Nuestra economía sigue ligada a la de Estados Unidos. El crecimiento de nuestros vecinos será quizá 1.3% este año, menos de la mitad que el año pasado. Démonos de santos de seguir ligados a ellos porque las principales economías europeas crecerán entre 0% y 1%, al igual que Japón; incluso China verá su menor crecimiento en décadas.

Sin crecer, difícilmente seremos un país más incluyente. Para incrementar el gasto social, sin afectar nuestro balance fiscal, no queda más que promover la inversión privada. Le tengo una buena noticia, en medio del marasmo que viene. El conflicto comercial de Estados Unidos con China nos hace atractivos para empresas estadounidenses que por años habían provisto sus cadenas de valor desde China; ahora buscan proveedores en México.

Pero el ambiente laboral de paros ilegales y trenes bloqueados mata la posibilidad de aprovechar la oportunidad, pues interrumpimos largas cadenas de abasto que dependen vitalmente de entregar producto terminado a tiempo. Decisiones económicamente irracionales, como cancelar el NAIM, implican privar a México de infraestructura indispensable, provocando la pérdida de decenas de miles de empleos.

México ha padecido por décadas de un sindicalismo anacrónico y corrupto que ha hecho poco por los trabajadores, mientras sus líderes se enriquecen. Muchos sindicatos se dedican a extorsionar más que a promover un entorno que invite a que la inversión aumente, la productividad crezca, los ingresos de los trabajadores se eleven y sus oportunidades de desarrollo abunden. El “nuevo” sindicalismo que usted impulsa entraña tolerar los mismos problemas, ahora en manos de líderes más ideológicos y menos representativos, que le son leales. Replica usted el modelo priista que impidió mayores niveles de empleo, promovió informalidad y generó una cultura clientelar que fomentó dependencia, y preservó pobreza y atraso.

Si quiere que crezcamos más, si quiere más recursos para su proyecto, hoy hay un solo detonador posible: reconsidere la cancelación del aeropuerto. No hay decisión que tenga mayor impacto positivo en la economía en menos tiempo. Posponga también la “inversión” en Dos Bocas. El exhaustivo análisis del IMCO concluye que hay 98% de probabilidad de que ésta le genere más costo que beneficio a Pemex.

La propuesta de incrementar el tamaño de la Suprema Corte para controlarla es una receta para asustar a los inversionistas, alarmar a las calificadoras y convencer al mundo de que su gobierno es una dictadura en potencia. Lo es también su insistencia en un mando militar en la Guardia Nacional, a pesar de la amplia negociación previa en el Legislativo. Lo es la enorme falta de respeto al Senado, y particularmente al pueblo de México al que los senadores representan, cuando sus candidatos a la Comisión Reguladora de Energía fueron ratificados a pesar de incluso negarse a responder las preguntas de senadores que hacían su trabajo.

Créame, su “santísima trinidad” reuniendo los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- en su persona, es una victoria pírrica, un error grave cuyo costo hoy no valora. Recuerde que nunca un proyecto unipersonal, como el que hoy protagoniza, ha acabado bien en la historia de México.

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