Desincentivos
La mayoría de la economía se resume en 5 palabras: las personas responden a incentivos. El resto es comentario”, escribe Steven Landsburg en su libro “El economista de sillón: la economía y la vida diaria”.
Los incentivos son quizá la herramienta más poderosa para lograr resultados deseados en una organización… y hasta en el reino animal. Numerosos estudios han demostrado su poder para determinar el comportamiento de diversas especies.
Curiosamente, varios tratan con abejas y abejorros. Por ejemplo, el de los doctores Patricia Couvillon y Jeff Bitterman, de la Universidad de Hawaii.
Sus experimentos con 169 colonias de abejas y abejorros demostraron que los insectos responden mejor con una solución con 50% de azúcar, que a una que sólo tiene un 20%.
Los incentivos funcionan, pues, en los animales y en los humanos.
Pero la clave es alinearlos a objetivos conducentes a progreso, reforzando comportamientos deseados.
Bastante claro, ¿no? Pues habría que explicar este concepto tan simple a Andrés Manuel. Porque él está haciendo las cosas al revés.
Su Gobierno está implementando “desincentivos”, una palabra inventada pero apropiada, pues fomenta conductas incorrectas.
El caso más patético es el de los bloqueos recientes a las vías ferroviarias en Michoacán. Es increíble, bastan 20 personas acampando con hamacas en las vías. Con esto tienen para paralizar industrias enteras. El costo económico es enorme y el impacto ante un inversionista incalculable.
¿La respuesta de AMLO? Abdicar su responsabilidad de liberar las vías federales. “Al pueblo no se le reprime”, “buscaremos diálogo”, etc.
¿Diálogo con la CNTE? Ya sabe qué significa eso, ¿verdad? Lana, prebendas… y más bloqueos en otros lados. Obvio, se responde lógicamente a los desincentivos de AMLO. Si funciona lo que hago, lo seguiré repitiendo. Un comportamiento 100% predecible y totalmente racional.
Y por ahí andan otras acciones de su Gobierno. Los precios de garantía desincentivan la productividad. Su programa improvisado de aprendices terminará promoviendo el paternalismo. Ah, y la última: no capturar a huachicoleros porque son “del pueblo bueno” y pagarles 6-8,000 pesos mensuales es realmente increíble.
Desincentivos todos.
¿Qué tendrían que aprender ya sabes quién sobre los incentivos? Revisemos 6 lecciones del sitio ceoonline sobre cómo crear un sistema exitoso de incentivos:
1. Determinar objetivos a lograr, que busquen el progreso de la organización.
2. Decidir quiénes deben ser incentivados.
3. Establecer metas claras y medibles de desempeño.
4. Especificar los detalles operativos (logística). ¿Cómo se paga, cuándo se paga, cuándo inicia, cuándo termina?, etcétera.
5. Comunicar claramente el sistema a la organización y, sobre todo, a los involucrados.
6. Evaluar, ajustar y repetir. ¿Qué funcionó, qué cambiar?
Por otro lado, un artículo del consultor Roy Saunderson publicado en el sitio especializado incentivemag tiene una lista de las 10 cosas que no hay que hacer al diseñar un sistema de incentivos.
¿Sabe qué error la encabeza? “No recompenses el comportamiento equivocado. Lo que se premia es lo que se obtiene”.
Buenísimas ideas. Apúntelas, seguro le sirven en su empresa.
Lo malo es que parece que AMLO se equivocó de lista. ¡Leyó la de los errores y ésa es la que está implementando!
Este sistema de desincentivos no es privativo del Gobierno federal. ¡Ja! Está presente en todos los ámbitos de la administración pública. Maestros que son premiados por su antigüedad o compadrazgos y no por qué tan bien enseñan, sindicatos que reciben préstamos millonarios, funcionarios que reciben mordidas por otorgar contratos al que cotiza más caro en lugar del más barato, y así hasta el infinito.
Lo más triste de este sistema disfuncional es que provoca en el ciudadano una actitud similar. ¿Por qué tengo que hacer las cosas bien si al burócrata lo premian por ser malo?
Los incentivos son un arma muy poderosa que puede ser utilizada para crear o para destruir. Ojalá que el Gobierno la aprovechara mejor. Tristemente, lo dudo.