DEL ANECDOTARIO POLÍTICO

César Antonio Aguirre Noyola

“Compruébame que te debo 200 pesos; y tú compruébame que soy corrupto”

En el mes de diciembre del año de 1999 el licenciado Emiliano Corona Solano (q.e.p.d.) me designó como su asistente. Por segunda vez él ocupaba el cargo de director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero, en esa ocasión para cubrir el trienio 1999-2002. Durante la campaña política se había enfrentado al licenciado Francisco Guerrero Flores, quien decidió competir a través de la figura de la reelección inmediata. Fue una contienda plagada de euforia, amenazas y confrontaciones entre los y las votantes. Las estrategias para llevar sufragios a las urnas iban desde el regalo de calificaciones o la presión de no aprobar la materia, instrumentadas por los catedráticos hacia los alumnos; pasando por el otorgamiento de injustificadas categorías superiores en la nómina para el personal académico y administrativo, proveniente de funcionarios incrustados en la rectoría; hasta llegar al ofrecimiento de ciertos privilegios a los empleados de intendencia. Era realmente una romería, una pachanga… un espectáculo.

En ese año (1999) concluía yo mi cargo en la Comisión Ejecutiva del Consejo Directivo de la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense, además de la Licenciatura en Derecho. No obstante lo anterior, la ascendencia sobre una importante cantidad de estudiantes era evidente, en virtud de que como integrante de la corriente política universitaria llamada Acción Revolucionaria, había gestionado varias cosas para las y los jóvenes, amén de coordinar algunas casas del estudiante afiliadas a dicha organización, donde la mayoría de los moradores estaban matriculados en la Facultad de Derecho.

El licenciado Emiliano Corona me invita a participar en su proyecto rumbo a la dirección de la institución, y yo acepto. Comencé a organizar, primero a las compañeras y a los compañeros de algunas casas del estudiante, y después a otras personas con las que yo tenía amistad o compromiso político. Es inolvidable para mí, al final del cómputo de la elección, que la Comisión Electoral haya determinado que se trataba de una elección cerrada: la diferencia fueron 99 sufragios a favor del licenciado Emiliano Corona.

El maestro Emiliano Corona había impulsado tres años atrás al licenciado Francisco Guerrero Flores para que lo nombraran director de la referida Facultad de Derecho, pero éste último, incumpliendo el pacto de postular de común acuerdo a quien lo sucedería, decidió inscribirse para contender por un periodo consecutivo adicional, situación en la que no estuvo de acuerdo el maestro Emiliano, determinando enfrentarlo en el proceso electivo.

Corría el año 2001, el rector en turno, maestro Florentino Cruz Ramírez, acudió al auditorio “Lic. Norberto Flores Baños” de la Maestría en Derecho Público —edificio próximo al área destinada para los directivos de la Facultad de Derecho— con la finalidad de inaugurar el foro para la Transformación Universitaria que correspondía a la mencionada facultad. Se llevó a cabo el acto protocolario de inicio de los trabajos, y cuando el rector sale del recinto, es abordado por un grupo de personas, compuesto por estudiantes, docentes y directivos allí presentes.

El director Emiliano Corona  acompañaba al rector hacia donde se ubicaba su vehículo automotor, junto al cual se encontraba su chofer, presto como un miembro de la Guarda Suiza. Iban caminando e intercambiando algunas palabras, cuando de repente el doctor Felipe Cuevas Molina —catedrático de la misma institución educativa— se dirigió al maestro Florentino Cruz para manifestarle “Señor rector, Emiliano es el principal promotor de la corrupción en este centro escolar, haga algo por favor, porque Emiliano es un corrupto”, el maestro Emiliano, tras acusar recibo de la protesta airada del doctor Felipe Cuevas, ni tardo ni perezoso, y poniendo de relieve su habilidad mental y su capacidad de reacción le dijo, “Felipe, guarda silencio, porque a ti te presté 200 pesos hace dos años, y es la fecha en que no me los pagas”, dicho esto, prosiguió su andar hasta dejar al rector en su auto. El doctor Felipe se quedó como energúmeno en el pasillo, esperando el regreso del maestro Emiliano, pero éste último, muy astuto, se vino con una nutrida comitiva de jóvenes e ingresó de prisa a la dirección. A los pocos segundos llegó el doctor Felipe y se detuvo bajo el marco de la puerta —que permanecía abierta por la multitud de jóvenes— y en voz alta expresó “Emiliano, vengo a que me digas cuándo te pedí prestado dinero, quiero que me compruebes cuando me prestaste los 200 pesos”, el maestro Emiliano —sentado en su sillón ejecutivo y sin alterarse— le manifestó “A ver Felipe, y tú compruébame que yo soy corrupto”. El maestro Emiliano mantuvo reiteradamente su postura, y al doctor Felipe no le quedó más que resignarse y marcharse. Concluyo en que el director se la sacó de chistera.

César Antonio Aguirre Noyola

Investigador en materias política y electoral.

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