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Cuidemos al Planeta

Nayeli Rubí Pérez Ochoa

Desde la educación básica se ha comenzado a enseñar a cuidar el planeta, talvez ya de manera tardía, pues los recursos naturales se han visto increíblemente afectados desde la industrialización global, petróleo, papel, oro, plata, y un enorme etcétera es lo que ha tentado al hombre a destruir su casa para amasar riqueza, sin imaginar lo que sus vástagos podrían padecer.

En el mes de abril de año 2021, a fin de acelerar el proceso de educación en las niñas, niños y adolescentes, se firmó un convenio para sumar esfuerzos entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Secretaría de Educación Pública y el Gobierno de México, a fin de impulsar y aplicar los programas necesarios para educar y reeducar en materia ambiental.

Campañas como la denominada “escuela limpia” tiene como objetivo concientizar y enseñar los efectos de los residuos sólidos en el medio ambiente, así como el manejo que se debe dar a los mismos; la implementación de programas en días alusivos al medio ambiente que inviten a la reflexión y conocimiento de la importancia del cuidado del mismo, así como de sus habitantes primigenios y recursos indispensables como el agua.

La ambición humana ha destruido ecosistemas completos, y si bien es cierto que en casos como el del Atolón Bikini, perteneciente a las Islas Marshall o Pripiat,  Ucrania, después de la total destrucción, la naturaleza ha reclamado lo que le pertenece, lamentablemente otros más no han dejado de ser explotados hasta el cansancio, sin dar lugar a la reforestación o regeneración de un recurso renovable o de la flora y fauna.

Es cierto que en los últimos 20 años se han reforzado las campañas para reforestar y regenerar, así también, se ha iniciado la aplicación de leyes con el fin de que, principalmente las grandes empresas, y las que más contaminan, regulen su manejo de residuos, y en caso de ser inevitable el impacto que se ha de generar, buscar alternativas que beneficien al planeta mediante la implementación de acciones como puede ser la reforestación, la limpieza de áreas o cuidado de las mismas, entre otras.

Sin embargo, probablemente ante la falta de recursos humanos, estas leyes difícilmente se aplican a la generalidad de la población, limitando por tanto la educación de los pequeños contaminadores, quienes ante la falta de una sanción que podría ser más simbólica que penalizadora, siguen en la reiterada conducta equivocada, transmitiendo la irresponsabilidad a sus congéneres.

Un ejemplo de ello es la Ley Número 878 del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente del Estado de Guerrero, la que establece como su primer objetivo el de garantizar el derecho de toda persona a vivir en un medio ambiente adecuado para su desarrollo, salud y bienestar, del cuál se van a derivar los subsecuentes, como la protección de la biodiversidad, elaboración de normas estatales para el logro de sus fines, la implementación de procedimientos administrativos de aplicación de esa Ley, imposición de medidas correctivas, de seguridad, urgente aplicación y las sanciones correspondientes.

Esta Ley, para la sorpresa de muchos, fue publicada en el Periódico Oficial del Gobierno Del Estado desde marzo de 2009, durante el periodo del Gobernador Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, comenzada a aplicar desde ese año, ha sido lento su desarrollo si se considera la urgencia por frenar la destrucción de la biodiversidad y los recursos naturales.

Pocos años después de la entrada en vigor de la anterior Ley, en el año 2011, se consideró al Estado de Guerrero como el cuarto estado con mayor pérdida de suelo forestal detrás de Chiapas, Yucatán y Veracruz, según cifras del Informe de Medio Ambiente de la SEMARNAT.

La situación no puede mejorarse en tan pocos años, sin embargo, los programas e instituciones gubernamentales como la  comisión Nacional Forestal y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el 2018, lograron colocar al Estado de Guerrero como el primer lugar a nivel nacional en áreas reforestadas, con un total de 87 mil 186 hectáreas, donde se sembraron 87 millones 186 mil árboles, de los cuales se estima la supervivencia de un 80%.

Esperemos que se siga avanzando de la misma manera que en periodos anteriores, que se designen más recursos a la protección del hogar de todas y todos los mexicanos, asimismo observemos nuestras acciones para mejorar y ayudar en la medida de nuestras posibilidades a la construcción de un mejor y largo futuro.

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