A Europa, por la puerta grande

El Granada cerró el curso con matrícula de honor después de clasificarse para jugar la Europa League tras golear al Athletic Club en el último envite de la temporada. El conjunto dirigido por el maestro Diego Martínez volvió a dar una lección de fútbol elaborado y su trabajo tuvo el premio deseado. De Segunda a Europa en poco más de un año. Para frotarse los ojos.

Plausible que ninguno de los dos equipos escatimaron esfuerzos para llegar lo más lejos posible a la meta aún sabiendo que podían quedarse sin premio. Impusieron un ritmo alto que animaron el juego y buscaron con ahínco el área rival. Villalibre gozó de la primera gran ocasión del duelo pero Rui Silva le sacó un mano a mano aguantando cual estatua y sacando la manopla por bajo. ¡Qué porterazo! La pelea en el centro del campo se convirtió en una batalla deportiva que pudo acabar con un revolucionado Dani García.

Este tipo de encuentros suele romperse por detalles y es lo que pasó a la media hora de espectáculo. Un balón perdido por Capa en la salida de balón fue aprovechado por Soldado para hacer de las suyas. Se vio con el balón en sus botas, levantó la cabeza y picó el esférico ante la salida de Herrerín para mandarlo a la jaula. El Granada comenzaba entonces a soñar con embarcarse hacia la Europa League.

Garitano movió el banquillo en el entreacto dando entrada a teóricos titulares, pero el efecto no fue el esperado. El Granada, bien resguardado en su parcela de campo, mató el partido a la contra. Primero fue Puertas quien anotó Puertas aprovechando un rechazo tras triangulación mágica entre Carlos Fernández, Soldado y Neva.

Después el propio Carlos puso el candado al encuentro aprovechando en línea de gol una asistencia de Puertas.

El Granada gustó y se gustó, como en buena parte esta temporada. La guinda al pastel la puso Montoro en tiempo de descuento al resolver un embrollo dentro del área. Toque sutil y celebración por todo lo alto.

Lástima que el partido fuera sin público porque seguro que Los Cármenes hubiera conseguido una comunión perfecta entre el campo y la grada. Hubo que atender al pinganillo como en las grandes tardes de radio, pero no se sufrió más que sobre el verde. Se soñó y se consiguió. Por primera vez en 89 años de historia el Granada se clasifica para Europa. Y por la puerta grande…

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