Guillermo Arteaga González
La selección interna del candidato de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) para las elecciones presidenciales de 2024 ha concluido entre arrebatos, show mediantico, declaraciones tempranas, acusaciones de irregularidades entre otras acciones, por un lado, Claudia Sheinbaum quien se vio confiada en todo momento y segura de que los números le favorecían por encima de su más cercano competidor, porque al final del día solo fue una pelea de dos y por otro lado Marcelo Ebrard, quien se tiene que sentar a ver como se esfuma su intención de abanderar a MORENA por la presidencia en las próximas alecciones.
El viento político ha soplado a favor de Claudia Sheinbaum, quien ha emergido como la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) para las elecciones presidenciales de 2024, esta decisión, tomada a través de encuestas regionales, no solo marca un hito para el partido, sino que también podría dar paso a la primera presidenta de México, sin embargo, en este proceso no todo ha sido celebración; la discordia se ha hecho presente a través de Marcelo Ebrard, quien ha levantado polémica al denunciar irregularidades en la elección, haciendo declaraciones forma apresurada y muy fuera de lugar, dejándose llevar por sus intereses particulares y dejando de lado los intereses colectivos.
Sheinbaum, con su experiencia al mando de la Ciudad de México, ha demostrado ser una figura de peso en la política nacional, su gestión como jefa de Gobierno ha dejado huellas visibles, y es innegable que su posición la ha impulsado como una de las favoritas desde el inicio, asimismo, no se puede ignorar el hecho de que goza del respaldo de figuras importantes dentro de MORENA, incluido el presidente actual, Andrés Manuel López Obrador.
Por otro lado, Marcelo Ebrard, con su reacción de inconformidad y clamando la recuerdo del grito “voto por voto, casilla por casilla”, muestra una reminiscencia a tiempos anteriores de contienda política, sus alegatos sobre supuestas irregularidades, aun sin pruebas concretas, amenazan con fragmentar la cohesión interna del partido e incluso dijo que su sueño de ser candidato para el 2024 no se terminaba, dando a entender que puede ser candidato por otro partido.
Es vital que Ebrard reconozca la decisión tomada y se alinee a favor del bien del partido y sobre todo no cortar de raíz su relación con el partido que hoy ostenta el poder, el retirarse de las filas de MORENA sería un paso en falso, no solo para su carrera, sino para el movimiento mismo que busca mantener la unidad en pro de un proyecto nacional, en política, como en la vida, hay momentos de triunfo y de derrota, la madurez se mide en cómo se reacciona ante ambosy en esta ocasión el perdedor no supo afrontar la derrota, deberá calmar el humor y pensar con cabeza fría su siguiente movimiento.
Con Claudia Sheinbaum encabezando a MORENA, el escenario político de 2024 promete ser uno en donde haya mucho de que comentar de probables cambios y renovación, si las circunstancias siguen su curso, podríamos estar a las puertas de una era histórica con la primera presidenta al mando, pero para llegar allí, será fundamental que el partido mantenga la unidad y el enfoque en los objetivos nacionales, Sheinbaum Pardo deberá empezar a jugar como la candidata a la presidencia y curar el golpe a sus compañeros de partido, debe asegurarse que la unidad de su partido se mantenga y tratar de cerrar filas, en una arena donde cada quien tiene una agenda, una visión y en muchos casos, ambiciones personales, lograr que todas las partes se alineen detrás de un objetivo común es nada menos que una proeza, hoy toca que la ganadora demuestre liderazgo y gallardía, pero sobre todo sea conciliadora y forme acuerdos que le permitan lograr el objetivo de ser la primera presidenta de México.
La elección interna de MORENA ha sido más que una selección de candidato, es un reflejo del estado actual y futuro del partido y, en última instancia, Claudia Sheinbaum enfrenta ahora el reto de unificar las diversas alas del partido y de mostrar que es la candidata que puede llevar adelante el proyecto de regeneración nacional, por su parte, Marcelo Ebrard y otros miembros del partido tendrán que tomar la difícil decisión de apoyar este nuevo liderazgo o arriesgarse a provocar fisuras que podrían costarle a MORENA de cara a una elección de suma importancia para la transformación que prometen para México.