(Misael Tamayo Hernández, in
memóriam)
Los gobernadores se reunieron ayer con el presidente Andrés
Manuel López Obrador. Se sabe poco de este encuentro, pues fue privado. El
presidente ofreció una comida para los mandatarios estatales, y solamente
divulgó una fotografía de él con los gobernadores y algunos secretarios del
gabinete federal, entre ellos Alfonso Durazo, titular de Seguridad Pública y
Participación Ciudadana.
De acuerdo con lo que el presidente divulgó mediante un
Tuit, los gobernadores se comprometieron a seguir trabajando juntos.
“Reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando juntos,
con democracia y respeto a la pluralidad, por el bien del pueblo y de nuestra
gran nación”, escribió el mandatario en sus redes sociales.
Previamente, los gobernadores se reunieron con el titular de
Seguridad Pública, Alfonso Durazo, quien les hizo notar que el plan de
seguridad nacional, centrado en las mesas de coordinación para la paz, no
funcionará sin la presencia y acción decisiva de los liderazgos estatales…y yo
añadiría también municipales.
Pero detrás de estos encuentros y desencuentros, sin duda
está también –y sobre todo-, la puesta en marcha del Instituto de Salud para el
Bienestar (Insabi), plan de salud los gobernadores del PAN ya rechazaron, pues
se niegan a la desaparición de Seguro Popular, aunque éste –como ya lo ha dicho
el presidente-, ni era seguro, ni era popular, pues por un lado era selectivo
en el registro; y por otro lado se había convertido en un oasis para empresas
privadas que operaban mediante la subcontratación de servicios diversos.
Esto, de hecho, fue lo que más atraso infundió al sistema
nacional de Salud desde que Vicente Fox creó el Seguro Popular, pues en lugar
de que los gobernadores –que eran los que recibían los dineros- a través de sus
secretarios de salud, se enfocaran en el mejoramiento de la infraestructura, el
equipamiento y los servicios en general, usaron el dinero para subarrendar
equipos, estudios clínicos, etcétera.
No en balde hay tanta voz en contra del Insabi, pues con
este nuevo plan la atención debe ser directa en los hospitales y clínicas de
salud, dejando fuera a las empresas privadas que a lo largo de tres sexenios
estuvieron absorbiendo el dinero del Seguro Popular.
Lo que quedó de ello fue un sistema nacional de salud en
bancarrota, con una infraestructura deteriorada, y con carencias graves en
cuanto a personal especializado.
Esperábamos, de hecho, que tras el encuentro de ayer el
presidente anunciara los acuerdos con los mandatarios, pero al parecer
decidieron mantenerlos por ahora en reserva.
Previamente, en su conferencia matutina, el presidente dijo
que mañana jueves presentará un plan general de salud en el que se informará
qué gobernadores ya firmaron el convenio para el funcionamiento del Instituto
de Salud para el Bienestar (Insabi).
Es decir, que ventaneará a los gobernadores que no estén en
la dinámica de apoyar al Insabi, y obviamente eso traerá repercusiones graves
para la gente de esas entidades, pues sin la firma de los convenios no fluirán
ni recursos humanos, económicos ni materiales.
En respuesta a estos encuentros y anuncios, los gobernadores
del PAN que estaban renuentes a firmar los convenios para el Insabi, anunciaron
anoche que tras el encuentro con el presidente, pelotearán entre ellos una
propuesta alterna de financiamiento para este instituto, a fin de que se
garantice la gratuidad en los tres niveles de atención a la salud, que es
precisamente donde el nuevo plan está fallando.
El presidente les ofreció reunirse con los gobernadores de
cada partido por separado, para escuchar sus propuestas.