ELIUTH ESPINOZA
Coyuca de Benítez se encuentra entre los “municipios con mayor número de casos y defunciones” por coronavirus en Guerrero, dio a conocer el secretario estatal de Salud, Carlos de la Peña Pintos.
El médico presentó una gráfica en la que Coyuca es el único municipio de Costa Grande en aparacer. Se ubica en el lugar número ocho en “mayor número de casos y defunciones”, sólo superado por Acapulco, Chilpancingo, Iguala, Tlapa, Taxco, Eduardo Neri y Chilapa.
La Unión de Isidoro Montes de Oca con 25 casos confirmados como positivos, y Zihuatanejo con 20, no aparecen en la gráfica, ya que su porcentaje de defunciones es menor o nulo.
Con 20 casos confirmados, Coyuca ocupa el uno por ciento del “total estatal de casos”, que es dos mil 580. Sus seis defunciones, equivalen al dos por ciento del “total estatal” que es 383.
Coyuca de Benítez comparte porcentajes similares a los municipios de Chilapa de Álvarez y Eduardo Neri en lo que va de la epidemia por Covid-19.
De la Peña Pintos presentó la tabla de “municipios con mayor número de casos y defunciones” este lunes en la conferencia diaria, que en esta ocasión contó con la ausencia del gobernador Héctor Astudillo Flores, ya que se encontraba en una video llamada con presidentes municipales.
Día: 9 junio, 2020
Se estabiliza el precio del huevo de Tecpan
PEDRO PATRICIO ANTOLINO, CORRESPONSAL.
TECPAN. Luego de rozar los 100 pesos por casillero, se estabiliza precio del huevo en este municipio de la costa grande.
Durante el mes de abril el precio promedio del casillero de huevo fue de 88 pesos, sin embargo hubo negocios locales en los que se comercializó hasta en 96 pesos.
El casillero llego a costar a 100 pesos en algunas tiendas y en otras se vendía por kilogramo, el blanquillo llegó a las mesas de las familias tecpanecas a cambio de 48 pesos, lo que lo convirtió en ese momento, en uno de los más caros de México.
Sin embargo, actualmente el casillero de huevo con 60 piezas volvió a ofrecerse, incluso, por abajo de los 50 pesos, en la ciudad. Por lo que el kilo anda entre 24 y 30 pesos.
Ahora en las tiendas grandes y pequeñas medio casillero valía 28 pesos, luego de haber llegado hasta los 45 pesos el mes anterior.
En Tecpan, de acuerdo a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), proveedores foráneos fueron los que habían carecido el huevo: “al vendedor a granel o al encargado de la tiendita de la esquina, le llegó muy caro, casi en 960 pesos la caja de 360 huevos.
Reitera Adela Román el llamado a permanecer en confinamiento voluntario
*Estamos en un momento de alta transmisión y es urgente reducir al máximo la movilidad comunitaria, advierte la alcaldesa
ACAPULCO. No es momento de reiniciar actividades en Acapulco, estamos en una etapa de alta transmisión del virus que causa el COVID-19 y es urgente frenar al máximo la movilidad comunitaria en el espacio público, advirtió a manera de reflexión la presidenta municipal Adela Román Ocampo.
Luego de participar con el gobernador y presidentes municipales en una videoconferencia de evaluación sobre las condiciones actuales en Guerrero y el país, la alcaldesa instruyó a sus colaboradores para no bajar la guardia en los trabajos de prevención, limpieza y desinfección, con el objetivo de contener la propagación del nuevo Coronavirus en Acapulco y reiniciar actividades productivas lo antes posible.
Román Ocampo expresó su preocupación por el registro de más de mil 600 casos positivos de COVID-19 y 181 defunciones confirmadas oficialmente hasta la mañana de este lunes, por ello instruyó a reforzar los operativos para disuadir a quienes inconscientemente realizan actividades recreativas sin medir las consecuencias.
Igualmente pidió vigilar a los establecimientos comerciales que ofertan productos y servicios no esenciales, los cuales deben permanecer cerrados, así como reforzar la aplicación de medidas preventivas e higiénicas en restaurantes, supermercados y centros de abasto popular sobre el uso de cubrebocas, gel antibacterial, y controlar el ingreso para evitar aglomeraciones en áreas de riesgo.
La presidenta municipal de Acapulco insistió que la gente debe ayudar con un cambio de actitud frente a la emergencia sanitaria, considerando que la salud y la vida son más importantes que un rato de diversión con los amigos, sobre todo ahora que la cantidad de casos de COVID-19 y hospitalizaciones van a la alza.
“Debemos reducir al máximo la movilidad para evitar mayor número de personas contagiadas, es necesaria la contribución de la gente, hacerles entender que deben permanecer en confinamiento voluntario. Y quienes por necesidad salen de sus casas, que apliquen la sana distancia en el espacio público y lugares cerrados, protegidos con cubrebocas y caretas”, agregó la alcaldesa.
Adela Román indicó que mientras Acapulco continúe en rojo, permanecerá vigente el programa de control vehicular sanitario Hoy No Circula; cuando el semáforo epidemiológico cambie a amarillo se reiniciarán algunas actividades gradualmente, pero ahora no hay condiciones, remarcó, “seguimos como en el primer día que se decretó la fase 3 de la emergencia sanitaria”.
Llama Astudillo Flores al entendimiento y voluntad de la población ante días de mayor contagio por Covid-19
* Se tienen 2 mil 580 casos positivos acumulados en 61 municipios y 383 defunciones
CHILPANCINGO.- Al sostener una reunión virtual con integrantes de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz, el gobernador Héctor Astudillo Flores, revisó la seguridad y los esquemas implementados en cada una de las siete regiones del estado, así como la situación que prevalece en el estado respecto a la pandemia por Covid-19 y como enfrentar la contingencia.
Al referirse a la emergencia de salud, Astudillo Flores expresó que “el contagio está en su punto más alto, es muy importante extremar nuestras medidas, no solamente insistir en el tema con la población, también en nosotros mismos, Guerrero está enfrentando este asunto en un ambiente de respeto interno, de unidad y lo valoro mucho”.
Y añadió: “Guerrero hoy lo que requiere es mucho entendimiento y mucha buena voluntad frente a este gran problema que muchos no han alcanzado a ver su alcance que tiene, llegaremos a casi 400 fallecidos a la velocidad que vamos es una situación muy grave y delicada y es importante mantenernos en esta ruta y trabajar, pero sobre todo no distraernos en otras cosas”.
En Guerrero se tiene el registro de 2 mil 580 casos positivos acumulados en 61 municipios, colocando a Guerrero en el lugar número 11 y 383 defunciones.
El Ejecutivo estatal adelantó que sostendrá una videoconferencia con las autoridades de Turismo federal para conocer la ruta para la reactivación en este sector, pues Guerrero irá coordinadamente con la Federación, en tanto su gobierno continúa en diálogo con hoteleros y restauranteros locales.
Capacidad hospitalaria para atender el Covid-19
Durante la reunión, que se realizó de manera virtual, el secretario de la Salud, Carlos de la Peña Pintos, desglosó que la ocupación para pacientes de coronavirus en el Hospital General de Acapulco está al 61 por ciento y el de Renacimiento al 48.6 por ciento. El Hospital General de Chilpancingo se encuentra al 58.3 por ciento, el de Iguala al 25 por ciento, el de Taxco al 28.6 por ciento y el de Coyuca de Catalán al 40 por ciento.
En tanto, las instituciones federales y estatales aumentaron sus reconversiones hospitalarias para atender pacientes de COVID-19 de la siguiente manera: Sedena pasó de 70 a 85 por ciento, Semar de 12 a 16 por ciento, SSA de 141 a 279 por ciento en los nueve hospitales de sector salud en la entidad, el IMSS pasó de 23 al 53 por ciento y el ISSSTE pasó del 56 al 181 por ciento.
El gobernador pidió que se revise las capacidades de cada uno de los hospitales para reforzar con médicos especialistas, equipo médico y medicamentos con el apoyo coordinado del Instituto de Salud para el Bienestar del Gobierno de México.
Asimismo, se revisó la operación de los comedores comunitarios a cargo de las secretarías de Marina y de la Defensa Nacional, con el apoyo en insumos del Gobierno del Estado, los cuales están en Acapulco, Zihuatanejo, Petatlán y Chilpancingo, donde se distribuye 5 mil raciones diarias a la población afectada por la emergencia sanitaria.
EDITORIAL
Entramos a la segunda semana de la ‘nueva (a)normalidad’
Entender lo que ocurre en México –en relación con la pandemia del coronavirus– es, a estas alturas, sumamente difícil. Y lo es todavía más si uno toma como punto de partida el discurso gubernamental para luego contrastarlo contra las cifras que se informan diariamente.
Y es que el ingreso a lo que se denomina ahora “nueva normalidad” ha sido en nuestro País, al menos durante la primera semana, un auténtico desastre a juzgar por los números que ha proporcionado la propia autoridad.
Como lo hemos informado puntualmente en los últimos siete días, durante la semana que fue del lunes pasado al día de ayer, el equipo que encabeza el subsecretario Hugo López-Gatell ha informado de 26 mil 439 nuevos contagios y 3 mil 769 decesos, sumados los reportes de toda la semana.
Esto significa, de acuerdo con las cifras al corte de anoche domingo, que durante los primeros siete días de la “nueva normalidad” en México se ha reportado el 22.58 por ciento de todos los contagios y el 27.51 por ciento de todas las muertes provocadas por la pandemia.
En otras palabras, durante la primera semana después de que las autoridades sanitarias consideraron que era prudente levantar las medidas de confinamiento se ha reportado uno de cada cinco contagios y uno de cada cuatro decesos.
En este punto es preciso resaltar el uso de la expresión “se ha informado” pues, como ya se reconoció de forma explícita por parte de las autoridades, las cifras que se revelan diariamente no corresponden a personas a quienes se haya detectado el virus o que hayan perdido la vida en esa fecha, sino que pueden corresponder a hechos registrados, ¡incluso dos meses atrás!
Se trata del reconocimiento de que la información que se ofrece diariamente a la población es de pésima calidad y, además, que no puede ser utilizada para tomar decisiones, pues no refleja la realidad de lo que está ocurriendo en el territorio nacional con la propagación del coronavirus.
Y si a esto se agrega el hecho de que existe una “cifra negra”, es decir, un número de contagios no detectados –porque no se hacen suficientes pruebas–, así como un inaceptable número de muertes que tampoco han sido incorporadas a la contabilidad oficial, cada vez va quedando más claro que la “estrategia” gubernamental para hacer frente a la pandemia es cualquier cosa, menos algo que podamos calificar de éxito.
Así pues, con los peores datos desde que el SARS-CoV-2 llegó a México, arrancamos la segunda semana de la denominada “nueva normalidad”, un periodo que implica relajar aún más las medidas relacionadas con la movilidad social, lo cual parece el caldo de cultivo perfecto para que las cifras sigan escalando y la curva siga negándose a invertir su dirección.
Con ello, lejos de estarnos adentrando en una realidad que pueda ser caracterizada de “normal”, así sea distinta a la que conocimos hasta hace unas semanas, lo que tenemos frente a nosotros es más bien una “nueva anormalidad”, que es peor a cualquier otra cosa que hayamos vivido hasta ahora.
ESTRICTAMENTE PERSONAL
Alfaro, un gallo desplumado
Raymundo Riva Palacio
Enrique Alfaro, que políticamente estaba echado para adelante, ha empezado a mostrar flaquezas y vulnerabilidades. El gobernador de Jalisco, que ha sido la vanguardia entre los líderes estatales para hacerle frente de manera contestataria al presidente Andrés Manuel López Obrador, se estaba construyendo en el imaginario colectivo de la oposición o los decepcionados del gobierno federal, a un fuerte aspirante a la Presidencia en 2024, pero en los últimos días parece ser más ser un gigante con pies de barro, que alguien forjado para una contienda larga, compleja y crecientemente llena de dificultades.
Tras convertirse en escándalo nacional el asesinato de Giovanni en manos de la policía municipal de Ixtlahuacán de Los Membrillos, un municipio dentro de la zona metropolitana de Guadalajara, Alfaro irrumpió en la arena pública con la fortaleza de un gladiador, acusando al Presidente de estar detrás de la violencia del jueves pasado sobre el Palacio de Gobierno, donde protestaban por el crimen, y que su partido está buscando desestabilizarlo. López Obrador le respondió con fuerza, retándolo a que probara su dicho, y Alfaro comenzó a hacer chiquito, matizando sus críticas, rozando en la zalamería con el Presidente al que había imputado, empezando a replegarse.
Alfaro ha sido un gobernador pendenciero, y durante los primeros 15 meses de su administración fue perdiendo credibilidad y apoyo, e incrementando impopularidad. Una encuesta de Consulta Mitofsky en febrero, lo ubicó con 28.6% de aprobación, lo que para efectos de gobernanza, es un desastre. Un líder que tiene menos del 30% de respaldo, está a la deriva, sin consenso para gobernar. La inseguridad fue un tema que no ha podido resolver, pero el mayor negativo que tiene es la falta de empatía con la sociedad jalisciense. La pandemia de covid-19 le ayudó a frenar el naufragio y le dio aire político por haber tomado acciones rápidas para proteger a la población. Implementó acciones draconianas que probablemente no causaron tanta alarma en la mayoría en ese momento, quizás por estar más preocupada por su vida.
El asesinato de Giovanni lo sacudió. Un político carismático que evolucionó, o sacó su verdadero ser en el gobierno, mostró en una semana distanciamiento de sus gobernados, un talante autoritario, y una entereza de queso gruyere, enredándose en declaraciones y hundiéndose como en un pantano: entre más rápido que quiere nadar para llegar a la orilla, más se sume. Los problemas de Alfaro, hay que recordar, no comenzaron el jueves, cuando una sociedad molesta con él, combinada con intereses políticos -como siempre sucede en coyunturas similares-, lo increpó retórica y físicamente. Empezaron un mes antes, cuando un día después de ser detenido por policías municipales de Ixtlahuacán, lo entregaron muerto a sus familiares.
Alfaro no hizo nada durante ese mes. Tampoco su fiscal general. El crimen habría quedado impune salvo porque hace una semana la denuncia brincó de las redes sociales a los medios de comunicación. Aún así, Alfaro se mantuvo callado, hasta que el escándalo se hizo nacional. ¿Qué hizo el gobernador desde el 5 de mayo cuando apareció muerto Giovanni? Ignoró el caso y desatendió un asesinato a sangre fría. O sea, actuó con “la soberbia y la autocomplacencia”, que ha sido la marca de su gobierno, como describió ayer Diego Petersen en El Informador de Guadalajara.
El asesinato de Giovanni tiene origen en un decreto del 19 de abril sobre las medidas para enfrentar la covid-19, que incluía que no utilizar cubrebocas era un delito administrativo que podría criminalizarse. Quien no acatara el decreto podría recibir apercibimientos, multas, clausura temporal o definitiva de negocios y detenciones hasta por 36 horas. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco advirtió en su momento que el decreto abría la puerta a la violación de las garantías individuales, pero Alfaro volteó para otro lado. Las críticas de los expertos de que un decreto no podía estar por encima de la Ley, también fueron desdeñadas.
El escándalo regresó a Alfaro a la realidad, quien comenzó a disparar para todos lados. Acusó a López Obrador y a Morena de estar detrás de los disturbios violentos del jueves, y afirmó tener evidencias que nunca presentó. Antes de los hechos violentos se presentó ante la sociedad como un gobernador que estaba atento a cuidar los derechos de sus gobernador –nunca explicó porqué tardó un mes en reaccionar al asesinato de Giovanni-, pero la Fiscalía estatal detuvo a jóvenes que protestaban por el crimen mediante “detenciones ilegales y arbitrarias”, denunció la Comisión Estatal de Derechos Humanos, constituyéndose en su “desaparición forzada”.
El sábado ofreció disculpas en redes sociales, pero quiso fugarse una vez más hacia delante. En una entrevista con Televisa en Guadalajara, afirmó: “No fue un asunto menor. No estamos hablando de marchas y manifestaciones, estamos hablando de que Jalisco recibió una embestida brutal de grupos de intereses difíciles de identificar que construyeron una historia, una estrategia, que buscaron que hubiera muertos en Jalisco. Yo, guardadas las proporciones, me atrevo a decir que se empezaban a generar las condiciones para que aquí se construyera un nuevo Ayotzinapa”.
La analogía utilizada por Alfaro es baladí. Las condiciones que menciona se crearon por todas las deficiencias sistémicas en el sistema de procuración y administración de justicia durante su gobierno, que has sido señaladas durante meses. Pero él quiso vincular acciones con personas y grupos, ocultando sus fallas, sugiriendo incluso que el crimen organizado podría haber infiltrado a la Fiscalía para generar la violencia y las desapariciones forzadas. Esta es otra sinrazón. ¿Los cárteles de la droga actuando políticamente? Por favor gobernador.
La verborrea justificatoria de Alfaro lo exhibe como un político que al ser golpeado debajo de su línea de flotación, muestra una cara de embustero e indolente, rasgos que se tendrán que considerar si llegara a figurar en la boleta presidencial.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
Jalisco: conspiración y violencia estatal
Rubén Martín
Jalisco vive días aciagos. Días de asesinatos a manos de policías, represión, desapariciones forzadas, infiltración del crimen organizado, y un movimiento social que resiste y cuestiona a un Gobierno autoritario.
El actual estado de movilización social, que ha sido reprimido por el Gobierno que encabeza Enrique Alfaro Ramírez, hizo explosión la semana pasada tras que la reportera Tania Rosas diera a conocer que Giovanni López Ramírez, un albañil de 30 años, fuera entregado muerto el 5 de mayo tras ser detenido en la víspera por la policía municipal de Ixtlahuacán de los Membrillos por no traer cubrebocas (LatinUs, 3 junio 2020).
La noticia se extendió como reguero de pólvora en medios de Guadalajara y en redes sociales. Ese mismo día se convocó a la primera manifestación para el jueves 4 de junio.
La manifestación se convocó en el Parque Rojo, al este del centro histórico tapatío y de ahí partió hacia Palacio de Gobierno. La indignación que causó el asesinato de Giovanni López se manifestó en ira y rabia con pintas, consignas y pronto derivaron en daños al edificio de Palacio, la quema de dos patrullas, enfrentamientos con la policía y el lamentable hecho de que una persona prendió fuego en la espalda de un agente municipal. La manifestación y la trifulca se tradujo en la detención de 28 personas, siete de ellos menores de edad.
El mismo jueves se citó a otra manifestación. Inicialmente se convocó afuera de Casa Jalisco, que es el inmueble que sirve de residencia oficial al Gobernador en turno. Pero en demanda de liberación de los detenidos se cambió la sede de la protesta a las oficinas centrales de la Fiscalía General del Estado (FGE), en la Zona Industrial al sur de Guadalajara.
Pero ocurrió algo atroz. Alguien desde el Gobierno ordenó un dispositivo represivo que apenas es comparable a otros episodios negros de los derechos humanos en Jalisco y en México. Mediante este operativo represivo se detuvo a decenas de personas de manera ilegal por parte de presuntos policías (iban vestidos de civil y sin identificar) armados con maderas, bates de beisbol, palos de golf, tubos y maderos grandes con los que se intimidó a todos y se golpeó a varios de los que pretendían asistir a la manifestación frente a la sede de la FGE.
Decenas de jóvenes (mujeres y hombres) fueron privados de la libertad ilegalmente, llevados a “perreras” que son las celdas de la Fiscalía, pero otros testimonios de detenidos hablan de otros lugares de confinamiento, lo cual podría ser indicio de la existencia de cárceles clandestinas. Muchos de los detenidos fueron liberados después de ser amenazados, golpeados y despojados de pertenencias en zonas alejadas de donde fueron levantados. Fueron al menos 28 personas a las que se les detuvo ilegalmente por parte de elementos de la Fiscalía. Un día después de los hechos, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) calificó estas acciones como desapariciones forzadas.
El operativo represivo duró alrededor de cuatro horas. Desde las 18:00 horas, hasta las 22 horas del viernes 5 de junio. Y fue antes de la 23 horas del mismo día que apenas se pronunció el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez.
A las 22:46 subió un mensaje en sus redes sociales para alegar que estaba enojado y frustrado por el operativo de elementos de la Fiscalía la que, recalcó, no depende de él. Según Alfaro, el dio la instrucción de “actuar con sensatez, con prudencia”, instrucción que fue desacatada por un grupo de personas de la Fiscalía estatal, quien “actuó de una manera irresponsable y brutal que no va a ser perdonada”.
En la mañana del sábado 6 de junio, el Gobernador de Jalisco publicó un mensaje más amplio donde ofreció disculpas a la población por los hechos represivos del viernes, dijo que sería prioritario encontrar a las personas reportadas como desaparecidas, y anunció que se liberaría a todos los detenidos de las protestas del jueves y viernes.
Pero luego introdujo un elemento muy inquietante: dijo que el grupo de la Fiscalía que actuó en las detenciones sin el consentimiento del Gobernador y del Fiscal, aparentemente pudo hacerlo “por instrucciones de otra fuente”, y mencionó al crimen organizado.
Pero independientemente de estas disputas políticas y del deslinde de responsabilidades por los hechos represivos, el movimiento social que exige justicia para Giovanni, se mantiene activo. La tarde del sábado volvieron a marchar desde la Glorieta de la Minerva hasta Palacio de Gobierno, en el centro de la ciudad.
El reclamo de justicia por la muerte de Giovanni López sigue presente, al igual que la exigencia de poner fin a las arbitrariedades cometidas por las fuerzas policiacas de Jalisco.