ESTRICTAMENTE PERSONAL

Paranoia en Palacio Nacional

Raymundo Riva Palacio

Dice el secretario de Propaganda coronavíruca de la Presidencia de la República: “Me llama la atención que hoy (8 de mayo), fecha en que anunciamos la llegada del pico de la cumbre de la epidemia en la CDMX, aparecieran de manera sincrónica estas cuatro notas, seguidas por una amplia difusión en redes sociales por individuos ligados a administraciones anteriores, a la industria farmacéutica y unos cuantos con aspiraciones políticas”. Así se defendió quien cobra como subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ante cuestionamientos en la prensa extranjera sobre sus mediciones, equivocadas, documentan, que ocultan cifras reales. ¿Está mintiendo a la nación y embaucando al presidente Andrés Manuel López Obrador? Eso sugieren, pero debe estar tranquilo.

La conspiración, como sugiere, ha marcado la biografía política de López Obrador, por lo que está tocando la música que quiere oír su patrón. López-Gatell tocó las informaciones publicadas el viernes en The New York TimesThe Wall Street JournalEl País y una aparentemente imaginaria noticia en The Washington Post. De acuerdo con su lógica, la familia Sulzberger, Rupert Murdoch, Jeff Bezos y una amplia gama de empresas, inversionistas e individuos como la Caixa Bank (donde Carlos Slim es accionista), Santander (que preside Ana Botín), Telefónica (enemiga de Telcel), y la familia Polanco, entre otros, se pusieron de acuerdo para criticarlo.

Su ego parece ser tan grande como la sandez de su afirmación. Su declaración propone que todos conspiraron hace varias semanas -porque cada medio comenzó sus investigaciones en diferente momento-, para predecir que como en algún momento iba a corregir sus dichos y modificar la fecha del pico de la epidemia al 8 de mayo, ese mismo día, coordinando también usos horarios entre dos continentes, salieran sincronizadamente a atacarlo, meter insidia de que el gobierno de la Ciudad de México discrepa con sus cálculos, y de paso exhibir al gobierno del presidente López Obrador como mentiroso e incompetente. 

En Palacio Nacional, donde pasa varias horas de su día, no lo iban a permitir. Lo anduvieron a hablar. Utilizó la palabra “sincronía”, que es la misma que han utilizado las plumas al servicio del vocero presidencial, cuando en la prensa mexicana coinciden algunos columnistas en un tema. La línea es idéntica: ataquen al mensajero con descalificaciones. Aplástenlos en las redes sociales y bórrenlos del universo digital. En todos los casos, incluido el de la defensa panfletaria de López-Gatell, no desmienten el fondo. 

Atacan la forma, tratando de desviar en lo cosmético, lo sustantivo. Lo que publicaron el Times, el Journal y El País, no fue desmentido por el zar del coronavirus, que en la estrategia histórica de la casa, se fugó hacia delante sugiriendo la conspiración (ahora mundial) contra el gobierno que, como dijo el presidente hace semanas, va a ser modelo de cómo se hacen las cosas en salud y en economía.

Lo publicado en los medios extranjeros, sin embargo, no es novedoso para la sociedad mexicana que busca información. Desde hace varias semanas algunos medios han reportado el subregistro de casos y muertes, difundido los análisis de científicos y matemáticos que han cuestionado con argumentos técnicos los modelos presentados por López-Gatell, criticado su protagonismo que lo aleja del terreno médico en el que debía estar aferrado, para hacer pronunciamientos y meterse en la política, que endulza con zalamería al presidente. López Obrador lo ha defendido, con razón. Si no propició en un principio que se hiciera el trabajo colectivo para poder tener en casa procesos de autocrítica y cuestionamientos que permitieran tener el mejor análisis, diagnóstico y toma de decisiones, es muy tarde para quemarlo en leña verde. López Obrador se casó con López-Gatell y ya no puede bajarlo del barco.

La reacción del subsecretario ante los señalamientos en el mundo, tienen una explicación. La imagen de incapacidad técnica o manipulación de cifras se dibujó en las metrópolis políticas y económicas, y se difundió en los mercados hispanoparlantes. Pueden jugarle al avestruz López Obrador y López-Gatell cuando las críticas se quedan en el ámbito doméstico, pero cuando se hacen transfronterizos, se transfiere al mundo la observación crítica a lo que se está haciendo en México. Si sale bien, como dice un empresario, será el primero en ir a Suecia y Noruega para pedir que le den todos los Premio Nobel. Pero si le sale mal, la crítica será lo de menos. Con quien tendrán que rendir cuentas es con la sociedad mexicana.

El que sugiera una conspiración, para sembrar en el imaginario colectivo la idea de una conjura de intereses internacionales con intereses políticos y económicos contra él y el gobierno, es una táctica muy conocida, no sólo en México sino en el mundo. Lo han utilizado por siglos los poderosos que tienen mucho que perder y necesitan concitar el apoyo interno y el consenso para gobernar. Estados Unidos es una nación ejemplar de esto: siempre requieren de un enemigo externo para mantener su poder. Lo hizo Saddam Hussein en Irak, lo hace de manera permanente Nicolás Maduro en Venezuela. Las amenazas externas siempre han sido un recurso para unificar incluso a los más acérrimos opositores, como logró la Junta Militar argentina durante la Guerra de las Malvinas. 

Los líderes y regímenes buscan con ello el deseo de protección mutua mediante la construcción de una mentalidad única. En este caso no es sólo la amenaza externa lo que planteó López-Gatell, sino definió a sus cómplices internos. El enemigo también está en casa, dijo sibilinamente. Toca la partitura de López Obrador, que logró imponer, ante la ausencia de una falta de identidad nacional, una vinculación a partir de un conjunto de ideas de repulsión al pasado. Es una apuesta peligrosa porque depende de una variable actual que no controla: el Covid-19. Bueno, aclaremos. Dice que sí la han domado. Ya lo veremos.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

SOS COSTA GRANDE

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El mundo entero está casi detenido y este freno se debe a la aparición de un nuevo coronavirus; y digo nuevo porque ya se sabía de la existencia de por lo menos seis tipos antes de la aparición del SARS-Cov-2, mejor conocido como Coronavirus o Covid-19.

Sólo como antecedente enumeraremos los coronavirus que ya existían antes de diciembre de 2019 y estos son: 229E (alfa coronavirus); NL63 (alfa coronavirus); OC43 (beta coronavirus); HKU1 (beta coronavirus); MERS-CoV (coronavirus del síndrome respiratorio del medio oriente) y SARS-CoV (coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo), con frecuencia causan enfermedades graves.

El origen

Si bien es cierto que no se sabe el origen exacto del SARS-Cov-2 (Covid-19), pues algunos especulan que fue una mutación de un animal (murciélago o pangolín) hacia el hombre; mientras que otros suponen que fue creado por el hombre, en laboratorios chinos o estadounidenses, financiados por los chinos o por los americanos, o en conjunto, para establecer una guerra biológica-comercial, lo cierto es que el Covid-19 existe, está avanzado y está causando estragos a lo largo y ancho del planeta.

Que en algunos países el Covid-19 está causando menos daños que en otros, también es cierto. Y paradójicamente uno de los países menos afectados hablando de mortandad es la mismísima República Popular de China, donde se originó el contagio, con apenas 4 mil 633 muertes registradas; así como Suecia, país en el cual no adoptó la cuarentena de su sociedad, solamente las medidas básicas para evitar el contagio, y que, a pesar de eso, lleva apenas 3 mil 225 muertes.

También es paradójico que, en otros países, sobre todo de primer mundo, con todo y su poderío económico, científico y militar, el Covid-19 está causando tremendas bajas, como es el caso de Estados Unidos, con 79 mil 341 muertes registradas; o como en Reino Unido, con 31 mil 855 muertes registradas; o como en Italia, con 30 mil 560 muertes registradas; o como en España, con 26 mil 621 muertes registradas; o como en Francia, con 26 mil 380 muertes registradas.

El Covid-19

en México

En el resto del mundo no se sabe a ciencia cierta por qué el Covid-19 ha devastado a la población, pero en México sí existe una explicación lógica y científica. El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como en muchas ocasiones, tomó una sabia decisión; una vez más aceptó no ser un “todólogo” y convocó a un amplio grupo médico y científico para que se hicieran cargo de la pandemia; y lo hizo, como se dice en el argot de los abogados, “en tiempo y forma”.

La sabia decisión de AMLO y el seguimiento que los científicos le dieron a la pandemia, desde que se filtraron los primeros informes “de un problema de salud en China”, han permitido que en México se haya logrado mitigar el contagio y que esta mitigación esté dando la oportunidad de reconstruir un decadente sistema de salud nacional que fue devastado durante los últimos sexenios. Aclaro que los contagios siguen, pero no en la misma proporción que serían si no se hubieran tomado las medidas necesarias.

Escepticismo vs

Fake news

Por supuesto que este buen manejo de la pandemia en México no les ha gustado a los políticos que hoy están en la banca, porque en sus años de esplendor (de ellos), los desastres de la nación representaban la oportunidad de enriquecerse, ya sea porque se incluían en las listas de damnificados o bien porque desviaban los recursos de ayudas humanitarias, o porque de plano fundaban empresas proveedores de los insumos que se necesitaban en esas emergencias.

Y es precisamente la mitigación que ya logró el equipo de científicos mexicanos lo que no les permite meterle mano al presupuesto a estos especuladores de las desgracias; es decir, la opción “a” está completamente descartada, por lo que es necesario recurrir a otras argucias.

Es por ello que las diversas opciones de los opositores a la 4T para minar los logros obtenidos hasta este momento, son las difamaciones extremas; es decir, por un lado, niegan la existencia de contagios por coronavirus, mientras que por el otro lado filtran sumas estratosféricas de decesos. También descalifican las recomendaciones de seguridad, han propagado el rumor que a todos los fallecidos se les está etiquetando como contagiados sin estarlo, y hasta han mandado editar audios y videos donde se asegura que los médicos de los hospitales están matando pacientes a cambio de fuertes sumas de dinero.

Todo esto forma parte de una guerra mediática en contra del gobierno federal, encaminado a provocar el fracaso de AMLO como presidente. El tema es demasiado amplio para explicarse de manera breve; sin embargo, valga la pena este breviario para advertirles a los guerrerenses y a los mexicanos en general: el gobierno federal ya hizo y sigue haciendo un gran parte del trabajo que le corresponde, ahora es tarea de los ciudadanos mantenernos informados y para ello sólo basta estar conscientes de nuestra realidad.

¿Existe el Covid-19? Si existe.

¿Se puede frenar la pandemia? No, no se puede frenar, se tiene que contagiar el 80 por ciento de la población mundial para que se frene el contagio.

¿Todo México está en tercera fase? No, sólo las grandes ciudades están en tercera fase; varias ciudades están en segunda fase y la gran mayoría de México aún está en la primera fase.

¿Entonces para qué sirve el #QuédateEnCasa? Para que los contagios, que son inevitables, se propaguen con mayor lentitud y permita que los contagiados sean atendidos en su totalidad.

A manera de conclusión debemos de saber que a partir de este inicio de semana (11 de mayo de 2020), comenzarán a acelerarse los contagios en todo México, pero la buena noticia es que, en las grandes ciudades, los contagios comenzarán a disminuir, lo que va a permitir que los equipos médicos se vayan desplazando a los lugares donde sean requeridos.

La correcta acción y reacción del Gobierno de México no ha gustado a los que descalifican a AMLO y lo señalan incompetente; sin embargo, el tiempo y los resultados le darán la razón a quien la tenga. Afortunadamente, así son las cosas (El Irlandés dixit).

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