*Brutal impacto económico: desempleo, pobreza
y hambre
*“Quedarse en casa” no es opción viable para
52 millones de trabajadores
*Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Chiapas y Puebla,
con alta población informal
En los próximos días se esperan los
peores números en materia de salud por la pandemia del coronavirus Covid-19.
Hasta el momento, han muerto 29 personas en el país, y suman 1,215 casos en
territorio mexicano; además, hay 3 mil 511 sospechosos. Pero también en el
terreno económico el impacto es brutal. La Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE) estimó el impacto inicial en nuestro país por los
paros parciales o totales en los diversos sectores productivos es de 30 por
ciento del PIB a precios constantes; el tercero más alto después de Japón y
Grecia, que son 31 y 34 por ciento respetivamente.
La lucha contra la pandemia se complica en
México y los esfuerzos por restaurar la normalidad económica lo más rápido
posible se están retrasando y a la fecha no están claros. La Cuarta Transformación
parece paralizada, no hay una tabla de salvación a las personas y al sector
privado, cada día más debilitados por la crisis sanitaria. Quintana Roo,
Coahuila, Oaxaca y Tabasco son las entidades más vulnerables en materia
económica ante las medidas de prevención y la falta de insumos en las cadenas
de producción por el coronavirus. Sin trabajo y sin dinero, alrededor de 40
millones de trabajadores formales e informales afectados están frente a la
pobreza, el desempleo y el hambre.
De acuerdo a las estimaciones de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al término de la pandemia,
la tasa de desempleo formal se ubicaría en 4.9%, y la pobreza rondaría 48%, es
decir, casi la mitad de la población mexicana. Esa cifra no se veía desde hace
dos décadas. El miércoles pasado, la emergencia sanitaria entró en fase 2, lo
que implica el cierre por tiempo indefinido de miles de empresas en todo el
país y perfila un panorama sombrío para los trabajadores de esos negocios,
porque muchos de ellos se irán a la quiebra. Pero cuando se declare la fase 3,
a mediados de abril –aunque algunos la prevén la próxima semana-, la situación
laboral será peor, pues significará la paralización de más centros de trabajo y
la intensificación del aislamiento social.
En un análisis inicial sobre el impacto en la
actividad económica por las medidas de contención del Covid-19 entre los países
del G20, la OCDE destaca: “Muchos países en los que el turismo es relativamente
importante podrían verse afectados más severamente por el freno y las
limitaciones de los viajes”. Naciones con sectores agrícolas y mineros
relativamente importantes, incluida la producción de petróleo, pueden
experimentar efectos iniciales más pequeños de las medidas de contención,
aunque la producción se verá afectada posteriormente por una menor demanda
mundial de productos básicos.
Las acciones para cuidar la salud de las
personas como la clausura temporal de espacios con alta concentración de gente
y la campaña Quédate en Casa, también provocan merma en los ingresos de los
hogares (tanto de trabajadores como de micro, pequeñas y medianas empresas), y
por ende, en el consumo, la principal variable de las economías locales. Otro
impacto importante se registra en las industrias manufactureras por los
retrasos en proveeduría asiática, principalmente de China, debido al
detenimiento de algunas importaciones de insumos, así como por ausentismo
laboral y paros productivos en diversas ramas, particularmente automotriz.
La OCDE advierte: “El efecto del impacto de
los cierres de negocios podría resultar en reducciones desde 15 por ciento o
más en el nivel de producción en las economías avanzadas y las principales
economías de mercados emergentes después de la implementación completa de
medidas de confinamiento”. Ángel Gurría, director general del organismo apunta:
“El confinamiento afectará directamente a sectores que representan hasta un
tercio del PIB en las principales economías. Por cada mes de contención, habrá
una pérdida de 2 puntos porcentuales en el crecimiento anual del PIB. El sector
del turismo, por sí solo, se enfrenta a una disminución de hasta 70 por ciento
en su actividad”.
De acuerdo con el organismo, son cinco frentes
donde debe fluir la ayuda: personas y trabajadores; empresas, en particular,
pymes; la macroeconomía con la movilización de los tres instrumentos políticos:
monetario, fiscal y estructural; el comercio con la eliminación de
restricciones comerciales, sobre todo a las importaciones de los suministros
médicos que tantos se necesitan y el apoyo a los países en desarrollo y de
ingresos bajos, tal como ha sido el llamado del Fondo Monetario Internacional
(FMI) y del Banco Mundial.
Quintana Roo,
sumamente vulnerable
De acuerdo a un análisis del diario El
Economista, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(Inegi), Quintana Roo es una de las entidades más endebles, pues el 49.1% de la
planta laboral presta sus servicios en comercios, restaurantes, servicios de
alojamiento y servicios diversos (culturales, deportivos y recreativos),
sectores afectados por las acciones de prevención ante el Covid-19.
A consecuencia de lo anterior, ya el Consejo
Coordinador Empresarial del Caribe (CCEC) urgió a declarar el estado de
emergencia, lo cual permitiría acceder a esquemas y fondos a fin de ayudar a
mitigar el problema. Irinna Germán Gómez, presidenta del organismo, sostiene:
“En realidad no se va a ayudar a las empresas, se va a ayudar a la gente”. El
CCEC se pronuncia por mantener las plantillas laborales en tanto pasa la
contingencia por el Covid-19, pero urgió a que se establezcan mecanismos de
apoyo para la reactivación económica una vez superada la etapa crítica de la
pandemia.
Los empresarios de la región aseguraron, en
una reunión en la Riviera Maya con autoridades locales, tienen recursos para
mantener sus plantillas laborales únicamente hasta el próximo 15 de abril, por
lo cual urgieron al despliegue de mecanismos de apoyo para poder mantener las
fuentes laborales. Entre las propuestas de los integrantes del CCEC, la
Coparmex, la Canacintra y la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y
Alimentos Condimentados y de Comercio, Servicios y Turismo, está la de aplicar
subsidios para el pago del Impuesto Sobre Nómina, postergar el Impuesto al
Hospedaje hasta septiembre u octubre y abrir una línea de créditos blandos para
pequeñas y medianas empresas.
Quintana Roo es la entidad más propensa a
resentir los efectos del Covid-19, debido a que 45.6% de su PIB depende de
comercios, servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y
bebidas y servicios de esparcimiento culturales, deportivos y recreativos, el
nivel más alto en el país. Le siguen Nayarit, con 34% de su PIB en esos
sectores y Baja California Sur con 31.1 por ciento. Todas estas entidades comparten
una característica: son de vocación turística Le siguen a ese complejo panorama
quintanarroense, Baja California Sur, con 46.9% de su población ocupada en
estas ramas económicas. Y Morelos, Jalisco, Estado de México, Sinaloa, Nayarit,
Veracruz y Ciudad de México, con un indicador superior a 40% en esas mismas
ramas.
Pegarle
al peligro
Quedarse en casa, como recomiendan
reiteradamente las autoridades, es difícil para aquellas personas quienes viven
al día, agravándose la situación por el bajo consumo en negocios locales, por
lo cual salen a las calles a buscar el pan de cada día. Según la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, hay 52.8 millones de mexicanos
desocupados, subocupados y desempleados. Este segmento poblacional vive al día
y se ve directamente afectado por la parálisis de la economía y el cierre de
micros, pequeñas, medianas y grandes empresas.
Oaxaca es la entidad más vulnerable ante este
escenario, pues 80.5% de su población ocupada es informal, sin acceso a la
seguridad social, con micronegocios no registrados y sectores de subsistencia.
Este panorama se resiente también en Guerrero (79.3%), Hidalgo (75%), Chiapas
(71.8%), Puebla (71.3%), Tlaxcala (71.3%) y Michoacán (70.3%). La contracción
económica en el país no es causada por el coronavirus, ya viene desde el año
pasado como consecuencia de las políticas instrumentadas por el régimen de la
autodenominada Cuarta Transformación. Al tercer trimestre de 2019, 15 estados
ya mostraban caídas anuales en su actividad económica: Zacatecas y Campeche
(-2.3%), Chipas (-2.7%), Estado de México (-3%), Baja California Sur (-4.7%) y
Tabasco (-8%). Esta última entidad como consecuencia de los bajos precios de la
mezcla mexicana.