Aumentan inscripciones en liga de San Jerónimo

SAN JERÓNIMO. El dirigente de la liga de futbol juvenil Cocotera de San Jerónimo, Paulino López, informó que el trabajo que ha desarrollado durante muchos años se ha reflejado en el incremento de las categorías, pues cada vez se inscriben en los torneos regulares de liga. 

Abundó que hasta el momento se tiene un promedio de más de diez equipos competitivos en la infantil, pony, infantil especial y demás categorías inferiores y juvenil, donde jugadores los fines de semanas acuden a la unidad deportiva Benito Juárez a contender en las jornadas programadas por la directiva.

Terminó de decir el también docente que se conformó la selección juvenil con la intención de que los futbolistas adquieran fogueo en los encuentros dentro de la liga como fuera del municipio. 

Jorge Reynada Galeana.

Sigue vigente club ciclista de Atoyac

ATOYAC. La actividad ciclista se continúa practicando en el municipio, luego de la formación del club rodante denominado ‘Jabalí Bike Mtb, conformado por un grupo de jóvenes y adultos dirigido por el pedalista Geovanni Sánchez Quevedo, pues los rodantes han puesto el mayor interés en promover la actividad rodante . 

Cabe destacar que los pedalistas han viajado fuera del estado participando en importantes torneos reconocidos, los lugares que han visitado corresponden a los siguientes: Acapulco, Chilpancingo, Tixtla, Iguala, Morelos, Estado de México, entre otros, lugares con afluencia ciclista. 

En este sentido los jabalines llevan un promedio de más de cinco años saliendo a los recorridos para reconocer las rutas de los circuitos. 

Recientemente en caravana de diez integrantes recorrieron la población serrana la Pintada con puntos intermedios del Paraíso entre otras poblaciones poniendo aprueba sus cualidades y condición física en dicha actividad en la que se trabaja con la pierna y pantorrilla . 

Por ende los ciclistas del señalado club desde años pasados realizan una carrera denominada la “Joya Cafetalera” misma que se lleva acabo el el mes de marzo donde ciclistas de los diversos  estados de la república mexicana y municipios del estado de Guerrero como locales compiten en la rodada. 

Jorge Reynada Galeana. 

Editorial

Todos somos culpables

López Obrador tiene razón, y no la tiene. Es verdad, cada vez son más evidentes los resultados de una era globalizante a la que México entró sin prever las consecuencias.

No se puede negar que este gobierno enfrenta todos los días el resultado de muchos años de malas políticas públicas, pero tendría que haber ofrecido una respuesta a la frustración que todos vivimos ante la brutal ola de feminicidios; especialmente los de Ingrid y Fátima. Las últimas dos son muertes que nos dejan devastados, que nos recuerdan lo vulnerables que somos, nuestra fragilidad e indefensión. Hoy todos somos presas de un miedo que nos detiene y condena. Somos víctimas de un asesinato, como el de Ingrid o Fátima porque sabemos que ellas viven en cada unos de nuestros hijos e hijas, en nosotros. ¿Cómo alimentar con otras perspectivas la conversación que irremediablemente se vuelve necesidad?, ¿de qué manera expiar la culpa y disfrutar la vida a unas cuantas horas de que alguien ha sido capaz de cometer un acto tan espeluznante?

AMLO cerró los ojos. No quiso ver el dolor, respondió con una crítica repetitiva y desgastada que nos está cansando a todos los que votamos por él.

Sin embargo, una parte de lo que dice es real, las mujeres muertas en Juárez, muchas de ellas migrantes desesperadas, desarraigadas de su entorno en busca de nuevas oportunidades, de familias sin recursos, salen todos los días y son “contratadas” por gigantescas maquiladoras en condiciones mínimas. Por las noches, se mueven por las calles huyendo de sus posibles agresores. Si llegan a casa, han sobrevivo un día más, una noche más. Quién sabe si mañana podrán decir lo mismo. Ellas, sin duda, son el resultado de las malas prácticas neoliberales.

Pero hay muchas otras causas. Una de ellas es la falta de respeto y acoso que viven las mujeres todos los días. Esta se da en cualquier nivel, la hemos sufrido muchas de nosotras. Recibir un piropo es el aviso de que un posible violador anda suelto. Quien se atreve a encararlo seguramente perderá el trabajo y será juzgada y acusada de puta por otras mujeres. La sociedad del espectáculo ha convertido esto en una guerra sin cuartel entre géneros. La consecuencia es el odio de las mujeres (en su mayoría profesionistas) hacia los hombres.

Pero hay otro tipo de descomposición social, la que se vive dentro de esa célula desgastada y decadente llamada familia. Es el patriarcado en el que todos le pertenecen al hombre. Las primeras víctimas son los hombres desde la infancia, ya que se les fuerza a actuar como machos. Vulnerables, frágiles, susceptibles al abuso, son agredidos todos los días por otros hombres. Viven en la frustración de ser niños golpeados, hijos de matrimonios en los que la violencia es un modo de relacionarse. El que no es macho es marica. La masculinidad mal entendida se va formando en los hogares de cada posible asesino. Todos hemos sufrido algún tipo de injusticia, por pequeña que sea, hemos tenido que lidiar con ser mujercitas, los hombres tienen que vivir demostrando que son “hombrecitos”. La tradición dice: el macho golpea, la mujer aguanta.

Pero hoy sabemos que en todo ser humano, hombre o mujer, puede darse el más alto nivel de bondad, también el más bajo instinto criminal. Un asesino forma parte de la sociedad; es la manifestación de lo que se ha podrido, de lo que todos hemos hecho que se pudra. No es de hoy. Ha existido siempre, en todas las familias el pequeño abuso cotidiano permite que surjan las víctimas y los victimarios. Por eso duele tanto saber de un asesinato: somos un espejo de esa realidad brutal a la que todos pertenecemos.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

La burra no era arisca

Raymundo Riva Palacio

La marcha de mujeres programada para el 8 de marzo, y el paro a la que a convocado a todas ellas para el lunes 9, ha acelerado el metabolismo femenino. En Facebook, Instagram, Twitter o WhatsApp se puede apreciar la agitación social que ha provocado un hecho inédito en México y sin precedente en el mundo, salvo por una insurrección de género en Islandia en 1975. Hace 44 años, en aquella isla en el Atlántico norte, el 90% de las mujeres –100 mil personas aproximadamente- marchó por las calles de Reikiavik por la igualdad de género y paralizó el país. Con unos 127 millones de mexicanos, donde por cada 94 hombres hay 100 mujeres, uno puede imaginar lo que será esta nación si las mujeres mantienen la estamina para mandar el mensaje de basta ya.

Sería poderoso. ¿Para cuánto nos gusta el total que marche en la Ciudad de México, el resto del país y en el mundo? ¿En cuánto calculamos que se rebasarán los 37 mil millones de pesos estimados de pérdidas en la economía formal e informal? La racional no es ni debe ser económica. El dato permite dimensionar el vacío que dejan las mujeres en un campo que se puede medir objetivamente, pero el costo infligido, más allá a cualquier argumentación, es menor al agravio que han tenido por generaciones.

La marcha y el paro han crecido exponencialmente en menos de una semana, al que se le suman diariamente colectivos, organizaciones, universidades, gobiernos, instituciones e individuos. Algunos lo han hecho a regañadientes, sin entender el fondo de la protesta, como aquellos que advierten a las mujeres que quienes falten a trabajar tendrán que reponer esas horas o hacer home office, que es aún más absurdo. Hay empresas que piensan tomar ese día como feriado, que también es no entender la esencia de la protesta, o la Iglesia, que ha discriminado históricamente a las mujeres, que cerrará sus parroquias.

El paro propone, justamente, evidenciar la ausencia de mujeres, y los sabotajes inopinados están permeados por la cultura machista en la que estamos inmersos. Pero incluso esta confusión muestra el alto costo que tendría el no sumarse a esta iniciativa que salió de las mujeres, así, sin adjetivos, que fue tomada por colectivos y de ahí brincó a toda la sociedad. La convocatoria metió en una contradicción al propio gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador desde el viernes pasado, y no se ha detenido.

Todavía este martes, mientras se seguían sumando secretarías de Estado al llamado de las mujeres y la titulares de Gobernación, Economía y Cultura hacían pronunciamientos impecables de apoyo, el presidente seguía denostando la convocatoria y acusando a sus enemigos, categorizados como “conservadores”, de buscar lastimarlo. El extremo ha sido hablar del cacerolismo chileno para caracterizar este reclamo y señalar que se trata de un golpe de Estado blando.

La posición del presidente y las posiciones antagónicas dentro de su gobierno, mueven a sospecha. No se trata de adoptar al uso político que impregna la retórica de López Obrador, pero no se debe olvidar que suele engañar con la verdad. Hay que tomar sus palabras al pie de la letra. Si habla de cacerolismo -como se ha llegado a definir desde el proceso de desestabilización del presidente Salvador Allende en Chile por parte de la derecha en los 70’s-, y de golpe de Estado –duro o blando, da igual-, que es como concluyó el gobierno de la Unidad Popular, López Obrador está ideológicamente convencido de que son los “conservadores” quienes están buscando aprovechar la coyuntura y lastimarlo. Eso no lo va a permitir.

Desde la semana pasada, uno de sus principales consejeros en Palacio Nacional, comenzó a operar para neutralizar la convocatoria. Habló con el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, a quien le reclamó que hubiera tomado un posicionamiento expedito en apoyo al naciente movimiento. El lunes, durante el acto del Día de la Bandera, habló de mujeres y justicia, pero en tono moderado. También hubo llamadas a columnistas para que no se sumaran a la convocatoria, y de ser posible, que escribieran en contra. Pero la ola es demasiado grande para ignorarla. Tanto, se podría pensar, que las secretarías de la Defensa y la Marina se sumaron al respaldo de las dependencias federales dejando a conciencia de las mujeres que trabajan en ellas, ir a la marcha y ponerse en paro.

Es insólito ver disidencia en un gobierno que se maneja de manera autocrática. López Obrador controla todo aquello que políticamente le importa o siente que le afecta electoralmente, y no permite que nadie se maneje por fuera de los límites que él mismo establece. Que en su propia casa miembros del gabinete expresen una posición antagónica a su designio sobre la marcha, es impensable por improbable. Para él no hay corrientes de opinión que nutran la discusión interna. Para López Obrador, quien no es incondicional, es traidor. Es falso que existe libertad de expresión e ideas dentro de su gobierno. Sabe qué es el poder, para qué sirve, y lo ejerce como hacía décadas no se veía en México, con mano dura.

Las intenciones nobles del gobierno, en particular de las Fuerzas Armadas, son motivo de alerta para las mujeres que marcharán y pararán el país. No es que se llenen de paranoia, sino que tengan cuidado. Hay intenciones de descarrilar la protesta femenina, descalificarla políticamente y banalizarla, como todo aquello que signifique una afrenta para López Obrador. La oportunidad de abrir un parteaguas está a la vuelta de dos semanas. Que el voluntarismo y la euforia no las cieguen. Enfrente tienen un animal político que buscará a toda costa su fracaso.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La semana que comienza arrancó con el destape del delegado de gobierno en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros. El destape de su aspiración por la gubernatura del estado la hizo el presidente municipal de Azoyú, en la región de la Costa Chica, donde se celebró una reunión regional de presidentes y legisladores de Morena, siendo el anfitrión el alcalde azoyuteco, José Efrén López Cortés.

Bueno, en realidad eso fue de mero trámite, porque todos en Guerrero sabemos que Pablo Amílcar es aspirante a la gubernatura, no hacía falta un destape de parte de nadie.

En política, sin embargo, lo que no se expresa no existe. Y es por eso se estilan los destapes y autodestapes, que también ocurren, para decir “aquí está, sí va, si quiere”, o “sí voy, no me descarten ni me desencarten”.

Claro, una vez destapados, ellos mismos se encargan de decir que no, que no son los tiempos, que lo importante es cumplir con la encomienda que en este momento tiene, que llegados los tiempos, si la gente los aclama –digo, si la gente se los pide-, pues con gusto obedecerían la voz del pueblo.

Tanto se ha abusado de esta estrategia política, que ya nos sabemos el libreto.

Bueno, al menos Pablo tuvo la decencia de esperar este año para destaparse, pues los perredistas Carlos Reyes Torres y Evodio Velázquez Aguirre, tienen desde el año pasado encarrerados. Y no comenzaron reconstruyendo al partido, que tanta falta le hace, sino lanzando sus aspiraciones y creando bandos a favor de sus proyectos. El partido puede esperar, que al fin y al cabo ya está tan mermado, que la reciente encuesta de la empresa Enkoll, únicamente 12 por ciento de la preferencia electoral, “si hoy fueran las elecciones”.

Pero en cuanto a identificación de los electores con algún partido político, únicamente 7 de cada 100 se identifica con el PRD.

En contraste, 35 por ciento se identifican con Morena, y si hoy fueran las elecciones, siempre según Enkoll, 60 por ciento votaría por algún candidato morenista.

Y para no variar, en el top ten de Morena en Guerrero figura, prácticamente con un empate técnico, el senador Félix Salgado Macedonio, por quien votaría 36 por ciento de los electores; y el delegado del gobierno federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, con 34 por ciento.

Es decir, que estamos ante un empate técnico en Morena, que será muy difícil destrabar.

Pero, no es lo mismo ser senador, un legislador de la República, miembro de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, que ser un empleado del Poder Ejecutivo. Máxime cuando el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ha puesto reglas muy claras para quienes aspiren a algún cargo de elección popular: “Primero renuncien”.

Luego entonces, siguiendo esa regla del presidente, Pablo Sandoval tiene contados sus días como delegado en Guerrero, pues de otro modo no podrá cumplir con la norma y corre el riesgo de ser linchado políticamente, y ser acusado de que usa los programas sociales para hacer campaña.

Quizás lo más sensato para él sea volver al Congreso local, como líder de la bancada de Morena, o de plano esperar de aquí a septiembre, que es cuando comienza el proceso electivo, y meterse de lleno a la pelea.

Sea cual sea su decisión, Pablo tiene un escenario complejo delante de sí. En otros tiempos, estaría en el mejor lugar, pero en este momento está en el lugar más peligroso, prácticamente una vitrina, y recordemos que participar en política es como estar en la casa del jabonero, donde el que no cae, resbala.

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