Deportivo Hernández se impuso con autoridad

ALDO VALDEZ SEGURA

En cotejo correspondiente a la fase de cuartos de final de la municipal de futbol Teniente José Azueta, el equipo del Deportivo Hernández fue superior a sus rivales y los despacharon con un contundente 3-0, la Coca-Cola, ahora verá el resto de la liguilla desde las gradas.

Acciones llevadas a cabo en el campo 2 de la Unidad Deportiva. El balón comenzó a rodar y con ello las emociones, los dos equipos sabían lo que estaba en juego así que no podían guardarse nada, era darlo todo, con más convicción salió el Deportivo Hernández.

Coca-Cola tuvieron errores atrás que les costaron muy caro, debido a estas desatenciones los goles les llegaron al mayoreo, los delanteros del Deportivo Hernández a la hora de estar frente al marco del oponente no perdonaron, jalaron el gatillo y acertaron, ahora están en la semifinal.

Manguito goleó avanzó a la siguiente fase

ALDO VALDEZ SEGURA

El equipo de Manguito tuvo una tarde redonda, sus delanteros salieron finos de puntería y se impusieron por goleada de 4-1 Pegaso, para así conseguir su pase a la siguiente fase del torneo de copa de la liga municipal de futbol Teniente José Azueta.

Lo anterior corresponde a duelo de la fase de cuartos de final, dicho cotejo se desarrolló en el campo 1 de la Unidad Deportiva. Desde que el nazareno dio la orden para que la redonda se pusiera en movimiento, fueron los del Manguito quienes impusieron su ley, marcaron la pauta con la cual se iba a jugar.

La defensiva de Pegaso fue un espectador más, solo vieron caer en repetidas ocasiones su meta, el cancerbero nada pudo hacer para evitar la goleada, Manguito fue mejor y eso se vio reflejado dentro del terreno de juego así como en la pizarra, ahora están en semifinales.

Se desarrolló la jornada 13 en la liga Ejidal del Coacoyul

ALDO VALDEZ SEGURA

Enfrentamientos de alto calibre se registraron en la jornada número 13 de la liga Ejidal del Coacoyul, en donde los equipos libraron una batalla en busca de la supremacía, la única convicción para los gladiadores era llevarse los puntos, ya que el torneo regular está por llegar a su final.

Los duelos se llevaron a cabo el legendario y mítico campo de la Parota. Deportivo Tlahua la tuvo difícil, pero lograron salir victoriosos al imponerse 2-1 a Miguelito, los Galácticos siguen con paso firme, demostraron su supremacía y derrotaron por goleada de 3-0 a Copreros.

Coacoyul se dio un festín, al derrotar 6-0 a Deportivo Makanaki, escuadra que fue un blanco fácil, Aeropuerto logró salir avante al imponerse 4-2 a Refaccionaría Chuchin, El Indio goleó 3-0 a Autoclima, la misma dosis la receto la Gamba a Mahegali FC.

Editorial

Mujeres a los ojos de AMLO

Feminicidio no es una palabra que forme parte del léxico de López Obrador a pesar de que ha sido un hombre sensible a los temas de equidad de género o derechos de las mujeres. Hace 19 años, en el 2000, mucho antes de que nos acostumbráramos a la palabra, AMLO presentó con orgullo un gabinete paritario (ocho hombres y ocho mujeres) para hacerse cargo de la Ciudad de México. Algo todavía inusual en los usos y costumbres de la burocracia de ese momento. Y a diferencia de las hipócritas cuotas de equidad de género que se pusieron de moda en las campañas electorales y en el Congreso, que suelen revertirse con el tiempo, al terminar su sexenio la mitad de las carteras estaban presididas por una mujer. Algo similar ha hecho con el gabinete federal que conduce los destinos de la 4T. Por lo demás, ha insistido que los recursos destinados a las familias sean entregados a las madres, y prácticamente ha convertido en directriz que sea una mujer la tesorera a cargo de las partidas destinadas a comités en barrios y escuelas. Una y otra vez ha dicho que las mujeres son notoriamente más honestas que los hombres. No es casual que en oficialías claves, en la secretaría de la Función Pública y en general en tareas de supervisión de recursos económicos suela preferir a una mujer. Tampoco tengo duda de que si de él dependiera en este momento, le encantaría que su sucesor fuera Claudia Sheinbaum.

Y, sin embargo, se le sigue saliendo un “mi reina”, o algo similar, para dirigirse a una reportera o a una joven que lo interpela, lo cual invoca toda la carga misógina que arrastra un apelativo que nunca usaría frente a un reportero. Si bien su tono es paternal, sin asomo de coquetería, y remite a usos tradicionales y familiares en la región de la que procede o la generación a la que pertenece, a estas alturas de la vida tendría que saber que este tipo de expresiones entrañan una condescendencia y un verticalismo que resulta ofensivo.

Feminicidios han existido siempre, aun cuando no se usara la palabra. Pero es cierto que el carácter endémico que ha adquirido en los últimos tiempos en países como el nuestro, ha sido resultado de la progresiva (aunque desde luego insuficiente) emancipación de la mujer en términos económicos, sociales y sexuales y la resistencia machista a aceptar el cambio.

Hace veinte años muchos de los asesinatos de hoy no habrían tenido lugar, simplemente porque tras una golpiza la mujer que intentaba sacudirse una pareja indeseada habría sido sometida. Actualmente muchas consiguen con éxito emanciparse de una relación nociva, pero en promedio cada día diez de ellas terminan perdiendo la vida en el intento. Una situación inaceptable, por donde se le mire.

Si no por concepción al menos por sensibilidad política, me parece que el Presidente tendría que reconsiderar sus posiciones y prioridades en lo que respecta a los crímenes de odio contra las mujeres, antes de que la factura de imagen se vuelva impagable.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

País de bestias

Raymundo Riva Palacio

Karla Iberia Sánchez, la gran reportera de Televisa, escribió en su cuenta de Twitter este lunes: “México huele a Bestias”. Era la mañana en que nos habíamos levantado con espanto. Fátima, una pequeña de siete años, que fue vista por última vez el martes pasado en su uniforme escolar, frente a su escuela, acompañada por una mujer, había sido encontrada. Su tío informó el domingo a través de un mensaje “a la comunidad tuitera”, a la que agradeció por toda su ayuda en la difusión de su desaparición y que encontraron el domingo “asesinada, desnuda y torturada”. Fátima es hoy. La semana pasada fue Ingrid. Y antes Minerva. Y María del Pilar e Isabele. Y Janeth. Y Judith. Y Martha, Jazmín y Sonia. Y Ana Daniela. Y Cinthia. Y Raquel y Abril. Y tantas mas. En total, 494 en 2018 y 976 el año pasado. En este van seis públicamente conocidos. ¿De cuántos más no nos hemos enterado?

Fátima nos sacudió a muchos. Pero ¿cuántos estamos realmente todos sacudidos? No está claro. Las portadas de los periódicos narran la vida cotidiana en México, y los noticieros de radio y televisión cuentan todos los días la violencia como parte del paisaje nacional, sin que nos cause indignación. No enteramos de descubrimientos de fosas clandestinas donde los restos se cuentan por decenas o cientos de personas, y tampoco hay estupor. Pasa todo frente a nosotros como si fuéramos totalmente ajenos a toda esa violencia que nos abraza de muy lejos. La deshumanización nos identifica como mexicanos, un cinismo frente a la vida que explica la ausencia de sorpresa en la contabilidad regular a través de los años de cientos y miles el número de asesinados por el crimen organizado. 

Los feminicidios son parte de la estadística, que cobra vida en los fríos números del INEGI o el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. El terremoto social que hemos visto con los casos que se han visibilizado es porque las víctimas tienen nombre y apellido y sus familiares hicieron denuncias públicas de su desaparición, lo que acerca su realidad a la nuestra. Pero son una mínima parte, gracias a que sus cercanos se han negado a que pasen a formar parte de la estadística. Su lucha es por la dignidad humana, el fundamento filosófico de los derechos humanos, que nos distingue de los animales, por nuestro libre albedrío y por la capacidad para tomar decisiones individuales sobre la base de la razón y la libre elección. Sin embargo, la frase de Karla Iberia Sánchez nos cuestiona por el contexto en el que se encuentra escrita.

Las víctimas de la violencia, como se ha expresado con particular crudeza en el caso de los feminicidios, revelan en su indefensión la carencia total de recursos y poder para enfrentar las violaciones a los derechos humanos y evitar la pérdida de su dignidad en manos criminales. La patología de esos crímenes se inscribe en un todo, la pérdida de los valores en la sociedad, donde se rompió la convención nacional de lo que está bien y lo que está mal. Indistintamente se cruzan en México, más veces de las que quisiéramos por razones políticas e ideológicas, lo que abona en la confusión y pavimenta el camino a la anomia. Esta ruptura nos lleva a contradicciones como sociedad y a tener una visión distinta sobre el futuro colectivo, que se refleja en nuestras acciones.

Los valores nos permiten interactuar dentro de la sociedad a partir del respeto mutuo, con responsabilidad y libertad. Al no tener valores compartidos, nuestra libertad se acota y desaparece el respeto, regresándonos al mundo de Hobbes y la ley del más fuerte. La frase de Karla Iberia Sánchez resuena de nuevo. Las preguntas para las cuales nadie parece tener respuesta son ¿cuándo perdimos nuestra identidad nacional? ¿Cuándo se borraron las convenciones sociales? en términos de identidad? Vale la pena recordar la anécdota que contaba el ex procurador general, Arturo Chávez Chávez, que cuando era procurador de Chihuahua tuvo un caso donde un joven había entrado a una casa donde vivían una pareja de ancianos, junto con una señora que les ayudaba, con quienes no tenía relación alguna. No pensaba robar nada, sino únicamente asesinarlos a sangre fría. Al terminar la matanza, se sentó en la banqueta, frente a la puerta de entrada, a esperar que lo detuvieran.

Una vez en la cárcel, confeso del crimen, insistía que lo trasladaran al pabellón donde se encontraban los narcotraficantes. Primero se le negó el traslado, pero ante su insistencia, lo transfirieron, pero con vigilancia para encontrar sus razones. Las autoridades descubrieron que quería ofrecer los servicios de su pandilla como sicarios del Cártel de Juárez, y que había cometido los tres asesinatos a sangre fría para demostrar que no le temblaba la mano. La prueba ofrecida consiguió que su banda pasara a formar parte de las legiones de sicarios de la organización criminal. Eso pasó en 1995, hace 25 años, antes que nuestra cultura estuviera impregnada por la violencia y la guerra contra las drogas. Para entonces, se puede afirmar, algo muy profundo se había roto entre nosotros, y el deterioro social, había dejado de ser un síntoma para convertirse en enfermedad.

Cuántas causas pueden haber dado su origen, es un misterio. La pérdida de la certidumbre ante gobiernos ineficientes es una. La inexistencia de un salario garantizado a partir de un aparato productivo formal es otro. La ausencia de valores éticos, de la construcción de comunidad y por las formas antidemocráticas de organización, son otros factores que contribuyen a la demolición de los valores comunes. Nuestro estupor actual obedece a nuestra ceguera de muchos años. Cuánta razón tiene Karla Iberia Sánchez: olemos como país a Bestia.

rrivaalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa   

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La Dirección General de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación, emitió ayer por la tarde un comunicado urgente, a partir de la divulgación del brutal asesinato de la niña Fátima, en la Ciudad de México, que se suma al indignante y terrible crimen contra Ingrid a manos de su esposo, la semana pasada.

El comunicado suena a amenaza y huele a censura hacia la prensa en general, cuando lo más importante es resolver los feminicidios, no acallarlos.

En este embrollo, el gobierno federal se enreda en su propia red, porque prohíbe la divulgación de imágenes de niños, aunque se difuminen sus rostros. Pero habría que recordarles que la Alerta Amber en eso consiste precisamente, en divulgar los rostros de las personas desaparecidas, pidiendo la colaboración de la sociedad para encontrarlas.

El caso de la niña Fátima es sumamente doloroso, por la forma en que se perpetró el crimen. Primero, porque la menor le fue entregada por directivos de su colegio, a una extraña, que aparentemente no lo es pues la niña se fue con ella muy a gusto, como si la conociera, según se observa en los videos divulgados de la mujer, por la cual se ofrecen 2 millones de pesos.

Segundo, porque las autoridades capitalinas se negaron a lanzar la Alerta Amber para localizarla. Los padres se volvieron a su casa sin opciones, y fue el domingo que la encontraron metida en una bolsa, con infames huellas de tortura. En este contexto, la Secretaría de Gobernación, que dirige una mujer de leyes, divulgó ayer:

1.- Los medios de comunicación no deben difundir imágenes, voz, nombre, datos personales, o cualquier otra referencia que permita la identificación de niñas, niños o adolescentes, aun cuando se modifiquen, difuminen o no se especifiquen sus identidades.

2.-No está permitido difundir datos personales de niñas, niños o adolescentes relacionados con la comisión de un delito, ya sean autores, víctimas o testigos.

3.- Debe evitarse la difusión de imágenes o noticias que propicien, o sean tendientes a la discriminación, criminalización o estigmatización de niñas, niños o adolescentes.

4.- Con base en la LGDNNA, estas disposiciones son también aplicables a medios digitales.

Asimismo, se les refrenda que esta Dirección General dará puntual seguimiento al cumplimiento de la referida Ley, a través del sistema de monitoreo, de conformidad con las atribuciones que tiene en relación con la protección del derecho a la intimidad de niñas, niños y adolescentes, pudiéndose hacerse acreedores a las sanciones relacionadas con el artículo 148, fracciones IV, V, VI y VII de la LGDNNA.

En relación con lo expuesto, cabe precisar que esta Dirección General reitera su respeto al derecho a la libertad de expresión, de prensa, de programación y de recepción de contenidos; por lo que, sin menoscabo de estos principios, se realiza esta solicitud de medidas de protección, en atención con lo dispuesto en la LGDNNA y en defensa del principio de interés superior de las niñas, niños y adolescentes.

¿Qué tal?

Creo más bien que Gobernación está intentando un control de daños sobre la imagen del gobierno federal, dada la indignación que están causando los feminicidios, cáncer que se ha incrementado hasta 140 por ciento en los últimos 5 años, y para lo cual no parece haber solución, pues se trata de crímenes domésticos en su mayoría, donde se involucran como los victimarios los esposos, padres, novios, amantes de las mujeres asesinadas.

Se tiene además la noticia de que hay redes de trata de mujeres, con fines de explotación sexual y tráfico de órganos. Desde hace 5 años se dijo que Michoacán era una de las mecas de este tipo de delitos, y sin embargo no se les ha atacado debidamente. Vamos, ni siquiera se ha intentado.

Y entonces, ante la incapacidad, viene la censura.

Ni siquiera el gobierno de Enrique Peña Nieto pudo imponer un régimen de excepción en cuanto a la libertad de prensa. Lo intentó, presionando a la industria de la radio y la televisión para firmar un acuerdo, pero no todos los medios firmaron, sobre todo la prensa escrita, que fue la que se mantuvo firme en el derecho a informar.

Por ejemplo, en el caso de Ingrid, se indignaron las feministas y los gobernantes por la divulgación de su cadáver. Y está en ciernes una ley para castigar a quienes divulguen y compartan ese tipo de información gráfica. Pero vale la pena decir que si no hubiese sido por ello, si no se hubiese compartido algo tan descarnado, Ingrid fuera un caso más de los miles de feminicidios que se cometen en este país.

Y otra cosa: ¿Qué no es más indignante que la Fiscalía salga a decir que la madre de Fátima padece de sus facultades mentales y que el padre está senil y haga público un reporte del DIF en ese sentido? Esta es la misma estrategia de sus predecesores, basada en desacreditar a las víctimas antes que hacer una investigación, hacer como que responden para ganar tiempo y justificar las omisiones. Y así se defiende al victimario y se retrasa la justicia.

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