Se repartieron los puntos

ALDO VALDEZ SEGURA

Empate a dos goles fue el saldo que dejó el enfrentamiento que sostuvieron ayer por la tarde; Contramar Abogados y FC Abogados, así que no tuvieron de otra más que repartirse los puntos que dejó la jornada número seis de la liga Premier de futbol en su categoría máster.

Dicho encontronazo tuvo como escenario el campo 1 de Blanco. Fue un buen comienzo para Contramar Abogados ya que lograron tener el balón en su poder y apenas al minuto siete Bernardo Valencia los ponía en ventaja, pero no ahí no acabaría todo, Oscar Navarrete, puso el 2-0.

Todo pintaba bien para Contramar Abogados, pero sus rivales en turno no se decayeron anímicamente y se fueron con todo al frente en busca de los goles, Eduardo Rodríguez acortó distancia y José Ruiz puso cifras definitivas, todas las anotaciones fueron en el primer tiempo.

La Gamba le puso un baile a los Dragones

ALDO VALDEZ SEGURA

El equipo de la Gamba no tuvo piedad alguna sobre los Dragones a los cuales derrotaron por goleada de 7-0 para así no dejar dudas de su supremacía y embolsarse los puntos que dejó la jornada número seis de la liga Premier de futbol en su categoría máster.

Dicho encuentro se celebró ayer por la tarde en el campo 2 de Blanco. Desde que el colegiado dio la orden para que la redonda se pusiera en movimiento, fue la Gamba quienes se apoderaron de la posición del esférico, tuvieron las opciones más claras pero todavía no podían concretar, a pesar de lo que estaba sucediendo, los Dragones lograron aguantar el cero en su puerta y así se fueron al descanso.

Para la parte complementaria, el estratega de los Dragones decidió realizar cambios que vinieron a perjudicar el rendimiento del equipo, se convirtieron en presa fácil y fue ahí donde los gatilleros de la Gamba hicieron acto de presencia, Fernando Ramos hizo un triplete, Rafael Jiménez, Hugo Galicia, Freddy Blanco y José Juan Medina, cada uno colaboró con una diana.

Editorial

La negación

El Presidente busca que cada mexicano/a tome una postura respecto a él y ha perdido la cabeza. ¿Qué postura además de la exigencia de justicia y verdad puede haber cuando algún familiar ha sido desaparecido o asesinado? ¿De verdad se espera que todas las víctimas fijen una postura política sobre lo que está en su corazón y se les ha arrebatado?

Al Presidente se le ha olvidado que las víctimas en este país llevan exigiendo cambios por más de 50 años, durante los cuáles el Estado les ha negado la identidad, reprimido por salir a las calles y perseguido por alzar su voz. Desde el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, hemos visto cómo el espacio cívico, no solo en la Ciudad de México también en muchas otras ciudades, ha sido ocupado por miles de personas que exigen respuestas a la autoridades respecto a sus familiares, de los cuáles aún no saben su paradero, o bien, respecto la justicia que aún no llega.

Aunque parezca paradójico, decir que quienes marcharon el fin de semana con fotografías de sus hijos/as, esposos/as, hermanos/as, padres o madres, etc., tienen una agenda política conservadora es en sí conservador. El Presidente hace lo mismo que sus antecesores: mantener la negación sobre el sufrimiento y el dolor al que se enfrentan las víctimas, voltear a otro lado donde le aplaudan y esperar a que el tiempo cure algo que no tiene sanación.

Sin embargo, en esta ocasión existe una diferencia, su fijación por hacer que las personas tomemos una postura “con él o contra él” hizo que esas víctimas que, en otro momentos, habían sido acompañadas por una sociedad que empatizaba con su sentir, sufrieran el desdén y el odio de otros integrantes de la sociedad que les acusan de provocar al Gobierno y de atacarlo. Fueron muchas las escenas en las cuales los familiares tuvieron que justificarse por ser víctimas.

En 2011, cuando el Movimiento por la paz, la justicia y dignidad marchó por primera vez, miles de personas salieron a la calle. El miedo de que la violencia tocara a nuestras puertas nos hizo reaccionar. No obstante, aún cuando la violencia se ha intensificado desde entonces, el domingo los opositores a la marcha mostraron la indiferencia. Tal vez la narrativa de que la violencia sólo toca a las malas personas logró su cometido y algunos asumen que están más allá del bien y del mal. Tal vez, la sociedad se cansó de sufrir y de escuchar el sufrimiento. Independientemente de la razón, ¿cuál es la esperanza?

La negación es una forma de mantener la impunidad. Y no aceptar que existe responsabilidad de este Gobierno sobre los hechos del pasado también es impunidad. ¿Hasta cuándo vamos a escuchar que todo es culpa del pasado? ¿Cómo podemos soñar en el futuro si aún no hay nada claro para las víctimas en el presente? ¿Cómo podemos creer en la bondad del Presidente, en su tan aclamada moral, si no puede asumir el dolor de sus hermanos/as?

Los únicos cambios en el mundo se han dado a través de la sociedad. Ningún gobierno ha sido capaz de cambiar a un pueblo, si este no decide cambiarse primero. Por esto, si hay que fijar postura, habría que hacerlo por la justicia, la verdad , la no repetición y la reparación para esos cientos de miles de víctimas que hasta hoy lo único que han recibido es la espalda o el garrote del Estado.

La postura es por la verdad no por la negación, la postura es por la gente no por un político, por los derechos, por la paz y por la libertad.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tremendo reto tiene enfrente el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que está en proceso de constituirse, aunque ayer todavía faltaban 11 gobernadores por firmar los convenios de colaboración.

El déficit de cobertura, de infraestructura y de recursos humanos y materiales se antoja en este momento insalvable.

En la conferencia mañanera, se informó que hay un severo déficit en camas disponibles para población abierta. El promedio es de 8 camas por cada 10 mil habitantes, cuando el promedio mundial es de 18 camas por esa misma cantidad de personas; es decir, estamos por debajo de la mitad de la disponibilidad de camas, y de ahí las imágenes lacerantes de gente en los pasillos de los hospitales, o en los jardines, o incluso en las áreas de urgencias.

La otra realidad es la falta médicos y enfermeras en la proporcional suficiente para dar una atención de calidad. La OMS marca la necesidad de tener 44 personas por cada 10 mil habitantes y en México sólo hay 27.

A esto se deben las quejas de gente que dice que les programan sus cirugías con meses de retraso, aunque se trate de casos urgentes, que los hacen gastar en estudios que luego no sirven y se los tienen que volver a hacer, y que aunque les den una cita para cirugías, nada es seguro, pues se las pueden cancelar en cualquier momento, ya que dependen los hospitales públicos de médicos que o bien tienen otro trabajo en el sector, en la docencia o incluso atienden sus consultorios privados.

Por ejemplo, en cuanto a odontólogos y psicólogos en México sólo hay uno por cada 10 mil habitantes o 12 de estos especialistas por la misma cantidad de población.

En cuanto a los promotores de la salud únicamente se tienen registrados 2.6 por cada 10 mil habitantes.

¿Qué tanto de todo este rezago podrá resolver el gobierno lópezobradorista en los 5 años que restan de su mandato? Sobre todo si la participación de los gobernadores no se da en el nivel que se espera, o incluso si los mandatarios estatales boicotean el proyecto, como ya está sucediendo con los gobernadores emanados del Partido Acción Nacional.

Si nos atenemos a lo que se ha informado, el Insabi proporcionará los servicios de salud sin ninguna restricción, incluye todos los padecimientos y los medicamentos e insumos que se requieran, incluso los que generan altos costos.

¿Es posible lograr un modelo de salud universal en México? El presidente ha dicho que varios países lo han logrado, como Canadá, Reino Unido, Dinamarca, por ejemplo.

Pero estamos hablando de economías del primer mundo, porque aún en Estados Unidos se tienen diferencias y desequilibrios graves.

En México, la pobreza en todos sus niveles y caras, así como falta de empleo de millones de mexicanos, coloca a las familias en una situación de alta vulnerabilidad sanitaria.

A eso agreguemos la corrupción, las mafias farmacéuticas que están causando monopolios y cuellos de botella en el surtido de los medicamentos, y que apenas recientemente se les ha estado denunciando.

Entra también aquí el control del sindicato de Salud, que controla la vida interna en hospitales y clínicas, y que si bien es necesario para vigilar los derechos de los trabajadores, también se ha convertido en un lastre para el mejoramiento del servicio.

¿Y qué decir de las universidades públicas, que son la plataforma de formación de los nuevos médicos y enfermeras? Ya lo dijo el presidente, que no están cumpliendo con su chamba y, por lo tanto, anunció la creación de una universidad de médicos, que ya se puso en marcha en la capital del país.

En medio de todos estos números rojos, deficiencias y modelos corruptos, está un pueblo empobrecido y cada vez más enfermo.

Por lo tanto, el presidente y sus colaboradores tendrán que ser muy firmes a la hora de tomar decisiones, y encaminar el proyecto por distintas rutas, para alcanzar resultados.

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