Los Galácticos hicieron valer su condición de favoritos

ALDO VALDEZ SEGURA

El equipo de los Galácticos hizo valer su condición de favoritos y en el juego de vuelta de la fase de semifinales de la liga Premier de futbol lo reiteraron, derrotaron 3-1 a los Achotes, para dejar el marcador global 5-2, para así ser ellos quienes avancen a la gran final.

Duelo de alto voltaje que se desarrolló en el campo 1 de Blanco. La moneda estaba en el aire, así que las dos escuadras fueron muy precavidas, primero estudiaron al rival y después buscaron ir al frente, pero con precaución, sabían de la peligrosidad de sus oponentes.

Conforme fueron pasando los minutos, los Galácticos tomaron el balón en su poder y con ellos decidieron a qué ritmo se iba a jugar, si algo mostraron sus delanteros a la hora de estar frente al marco rival fue contundencia, estando frente al objetivo no perdonaron, Saúl Figueroa, Francisco Morales y Freddy Blanco fueron los encargados de enviar la redonda al fondo de la red, mientras que el único tanto de los Achotes fue obra de Felipe Gómez.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Marcaje personal

Raymundo Riva Palacio

Las cosas van quedando claras entre los gobiernos de México y Estados Unidos con respecto a qué está haciendo el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete de seguridad en materia de combate al narcotráfico y erradicación de drogas. Cada mes, desde diciembre y cuando menos hasta que inicie la primavera, el procurador estadounidense, William Barr, estará revisando si los compromisos de los mexicanos realmente se están cumpliendo. Barr estuvo el viernes pasado en la Ciudad de México y regresará en febrero. No se recuerda que haya existido antes un marcaje personal y sistemático sobre las acciones de un presidente mexicano por parte de Estados Unidos, y la amenaza de represalias si no se ajustan a los intereses de la Casa Blanca, permanecen.

Los datos sobre erradicación de drogas, en especial el fentanilo que es lo que motivó la nueva embestida del gobierno de Estados Unidos contra México, todavía no muestran cambio, pero presuntamente ya se reiniciaron las acciones para frenar el tráfico a aquella nación. Ya comenzaron a extraditar presuntos criminales buscados por la justicia estadounidense –el lunes pasado se anunció la inusual  extradición de un paquete de ocho personas-, y en vísperas de la visita de Barr en diciembre pasado, el Centro Nacional de Inteligencia reactivó sus equipos de espionaje, incluidos los sistemas de la empresa “Rafael”, y el famoso “Pegaso”, del Grupo NSO, ambos israelitas.

La reactivación de los sistemas de inteligencia tiene alcances con la combinación de ambos programas que no se habían visto en este país. Mediante la utilización de ambos, se están pudiendo intervenir todas las conversaciones telefónicas de los números objetivo –salvo las llamadas por WhatsApp que aún no pueden decodificarse-, así como también se pueden leer todos los mensajes de texto o chats a través de la misma plataforma o de otras a las cuales muchos se están mudando como Telegram. La información disponible permite afirmar que el CNI, que sustituyó al CISEN, no está utilizando la información con fines políticos, sino en contra de la delincuencia organizada, y junto con la Marina, que ha sido reactivada, están proporcionando inteligencia útil contra cárteles de la droga y narcomenudistas, particularmente en la Ciudad de México.

La Marina, el CNI y el Ejército, como pidió Barr en la reunión del 5 de diciembre, están trabajando directamente con la CIA y el FBI, dentro de un proceso de restauración de la cooperación bilateral que se había interrumpido, y que motivó mensajes duros y cáusticos desde Washington. Uno de ellos, por ejemplo, cuando el gobierno mexicano, en la oscuridad absoluta, pidió información inmediatamente después de la captura del ex secretario de Seguridad, Genaro García Luna, y un funcionario del Departamento de Estado respondió: “Los que piden información, no quieren cooperación”. El trabajo de inteligencia es fundamental en el combate a la delincuencia organizada, y ha costado enorme trabajo explicar para matizar los prejuicios del presidente Andrés Manuel López Obrador y varios de sus colaboradores cercanos que es lo mismo que el espionaje político.

El comunicado del Departamento de Justicia, a diferencia del emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores, aporta, aunque de manera sutil, más información sobre los acuerdos alcanzados, como “esfuerzos conjuntos contra el narcotráfico, así como esfuerzos para combatir las organizaciones criminales trasnacionales”. El de la Cancillería, farragoso y enredado en su texto, informó que se está analizando la implementación de operativos no intrusivos, con alta tecnología en la frontera, que le ayuda a ventilar como logros de este tipo de reuniones los intentos por reducir el tráfico de armas a México. Barr está considerando seriamente la propuesta, a cambio de que se utilicen recursos de alta tecnología en puertos y aeropuertos mexicanos para frenar el tráfico de fentanilo. Los comunicados, si bien acordados por las delegaciones, no son idénticos. Un dato oculto en México y abierto en Estados Unidos, es que Barr regresará en febrero, la tercera reunión consecutiva que sostendrá.

La intervención de Estados Unidos está modificando la estrategia de seguridad que planteó el presidente López Obrador, lo que va a tener consecuencias si, en efecto, su gobierno cumple con los compromisos que están acordando con Barr. El regreso de la Marina al combate del crimen organizado así como el que tengan cooperación conjunta para enfrentar a los cárteles, llevará a que las Fuerzas Armadas combatan a la delincuencia organizada, dejando de lado la amnistía de facto que el presidente había decretado para los jefes de los cárteles de las drogas y los criminales.

Este giro probablemente vendrá con violencia. Al cancelarse el acuerdo no escrito con las organizaciones criminales de permitirles el narcotráfico a cambio de que comenzaran con un proceso de depuración –aniquilando a sus adversarios- y pudiera quedarse un cártel con el control del narcotráfico en el país –regresando al estado de cosas de principio de los 90’s-, a cambio que la organización criminal contribuyera a la pacificación de México, deberá esperarse una reacción. Si esto se cumple, como lo están acordando, situaciones como la de la liberación de Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, no deberían repetirse.

Aunque los compromisos con Barr están quedando sellados, no está claro si llegaran a cumplirse. López Obrador, que ha mostrado vulnerabilidad ante las amenazas del presidente Donald Trump, y puede conjeturarse que cumplirá con lo que están pactando, aunque vaya contra lo que ha pensado por mucho tiempo. El problema del consumo es de Estados Unidos y el de México es la violencia, decía. En su lógica, no combatir a los cárteles bajaría la violencia y del consumo, que se encargaran los estadounidenses. El análisis estaba equivocado, pero así lo creía, hasta que vino el ultimátum de Barr y, como hasta ahora, ha tenido que rectificar.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Editorial

La línea recta al autoritarismo

López Obrador es sin duda uno de los personajes de la política más difíciles de encasillar. Se dice de izquierda y progresista, define su gobierno como liberal y constantemente califica a sus enemigos, incluso a los de izquierda, de conservadores. Tiene una capacidad única para imponer el discurso y para nombrar; él decide quién es el bueno y quién es el malo, quién está con el pueblo y quién contra el pueblo, más aún quién es pueblo y quién enemigo del pueblo. Pero una cosa es el discurso y otra muy distinta lo que pasa en los hechos. El presidente es un manojo de contradicciones que a sus fieles seguidores les tiene sin cuidado.

La abortada reforma judicial es el ejemplo más reciente de un gobierno de “izquierda” (las comillas no son de adorno) que propone lo que ni la derecha se animó a hacer cuando estuvo en el poder: anular elementos básicos del sistema de libertades, como la presunción de inocencia y la separación de poderes, para darle un amplio margen de arbitrariedad al gobierno en el combate al crimen. La propuesta fue retirada, por claramente anticonstitucional, pero alguien desde la presidencia la elaboró y ese el extremo desde el que querrán comenzar a negociar.

No se tarta un error, sino de un estilo. Con la Guardia Nacional sucedió exactamente lo mismo. El Presidente pidió una guardia militarizada. Después de arduos debates se aprobó una ley que se establece el mando civil, y el Presidente hizo todo lo contrario sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo. Para rematar se impuso por la vía de una votación nunca aclarada y bajo sospecha de frade como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a una militante de Morena y admiradora al Presidente (el último que se animó a hacerlo fue Salinas) quien no ha tocado a la Guardia Nacional militarizada ni con el pétalo de una declaración, a pesar de que ya se acumulan 32 quejas contra de ésta.

De las filas de Morena salió también un proyecto de ley que atenta flagrantemente contra el Estado laico, otra vez una ley que los grupos conservadores vienen empujando en toda América Latina desde hace años pero que ningún partido se había animado a respaldar. Fue este mismo gobierno el que, en aras de un proyecto de salud universal inexistente (ayer ya el Presidente lo volvió a patear hasta el 1 de diciembre) dejó sin seguridad médica a millones. No lo hizo ni Trump.

La semana pasada el diario El País le pidió a un grupo de escritores y filósofos que escogieran su aforismo favorito. El escritor argentino Andrés Neuman citó uno del poeta español Miguel Ángel de Arcas que me parece resume a la perfección la falsa opción de la concentración de poder que pretende este gobierno de izquierda que actúa como de derecha: “De un laberinto se sale. De una línea recta, no”.

La línea recta y su pretendida rectitud sin aristas es el camino más rápido al autoritarismo.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Feliz inicio de semana, amable lector. Usted, como yo, gozamos de un buen fin de semana, cargado de memes y chistes por la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para rifar el avión que compró Felipe Calderón Hinojosa al final de su mandato, como regalo a su sucesor, Enrique Peña Nieto.

Y no se necesita ser avezado en la política para entender que ese regalito fue para endulzarle las manos al nuevo presidente, a fin de que se hiciera de la vista gorda, cuando de investigar régimen calderonista se tratara, sobre todo en cuanto a revisar el esquema de seguridad que derivó en cientos de miles de muertes y decenas de miles de desaparecidos.

Así transcurrieron los 6 años del gobierno peñista, con nuestro guapo presidente viajando en un verdadero “palacio en los aires”, en palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en campaña diría que es un avión que no lo tiene ni Obama.

El avión presidencial no se pudo vender en el primer año del gobierno actual. Se tuvo en Los Ángeles en exhibición, y sucedió cuando se trata de vender algo superfluo: que los millonarios no quieren algo usado, aunque esté bonito. Y que los pobres no quieren algo tan caro, aunque esté bonito.

Fue así que se gastaron unos 30 millones de dólares en servicios de mantenimiento y storage del avión presidencial, que tuvo que ser retornado a México, donde el gobierno busca otras alternativas, entre ellas subastarlo, y hasta rifarlo entre la población, desde la estructura de la Lotería Nacional, vendiendo a 500 pesos el cachito.

Obviamente, de las 6 propuestas que hizo el presidente, fue la rifa lo que hizo que los internautas se pitorrearan de lo lindo, llamando loco y payaso al presidente, por decir lo menos.

Independientemente de lo que ocurra con el avión de Peña, permítasenos revisar la parte de la burla y el odio de la gente, que se sumó a la campaña de desprestigio sin discernir entre una cosa y otra.

Llama la atención la locura que estalló en las redes, a partir de la locura de AMLO. En contra parte, las redes callaron cuando Felipe hizo tan grosera compra, que también fue de locura para un país con 60 millones de pobres, con índices de violencia nunca antes vistos, y que en este momento se ha convertido en un estorbo no para el gobierno federal, sino para el pueblo, porque esa nave se compró en abonos, y además se tiene que pagar un costoso mantenimiento.

Si el presidente ya dijo que no lo necesita, ¿por qué no se le toma la palabra, y se busca la mejor manera de deshacerse de ese avión? La oposición se suma y señala que el avión debe usarse como ambulancia aérea. Otros, que se transfiera a la Sedena. Pero ignoran que el avión tiene las características de un Jet privado, que no sirve para ninguna de las labores de un gobierno y mucho menos del Ejército. Es, como dijo el presidente, un palacio volando. Una casa aérea, pues, que cuenta hasta con sala de juegos, por aquello de que vayan aburridos sus pasajeros. Se diseñó para uso privado, no para su uso institucional. Por lo tanto, el avión de Peña es innecesario y debe el gobierno deshacerse de él, tratar de recuperar algo de dinero, y usar el recurso para algo más útil.

Veamos números a la luz de los expertos: “Hasta la fecha se han pagado 1,833 millones de pesos y faltarían por liquidar 2,724 millones de aquí al 2027, nos guste o no. En total un costo superior a 4,500 millones de pesos, que habrán de salir de los bolsillos de todos, por una decisión de Felipe Calderón tomada en los últimos meses de su sexenio, con el propósito de que su sucesor no se molestara en pisar los pasillos de un aeropuerto cuando viajase al extranjero. En aquella ocasión algunos nos preguntamos si esa generosidad del panista para con el priista fue una forma de comprar beneplácitos e impunidades. ¿De qué otra manera se entendería pagar por un lujo de esa magnitud sabiendo que no habrá de recibirse sino hasta después de entregar el poder a su sucesor?”, reflexiona Jorge Zepeda Patterson.

Agrega: “Hoy que el avión se vende prácticamente nuevo pero a mitad de precio no se encuentran compradores; y no se les encuentra porque, en efecto, se trata de una aeronave absurda. Ningún jeque despilfarrador corrió a aprovechar la ganga; ningún soberano de país rico se interesó por el tema. El avión en realidad es incosteable para trayectos menores a cinco horas de vuelo, lo cual significa que estaba destinado a viajes trasatlánticos, algo que un presidente realiza en promedio dos o tres veces al año. Hasta el momento nadie en el mundo ha encontrado sentido en adquirirlo; no obstante, por misteriosas razones, Calderón consideró impostergable hacerlo a costa incluso de endeudar al erario”.

¿Qué tal? Somos un país de locos: Toleramos a Calderón cuando adquirió semejante y costoso avión. Y vapuleamos a López Obrador, por querer deshacerse de él, cuando eso es precisamente lo que dicta el sentido común.

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