(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Resulta imposible no revisar lo que está sucediendo con el
programa de Fertilizante, que a partir de este año pasa a ser de jurisdicción
nacional. Primero, porque el gobierno federal, léase Secretaría de Agricultura
y Desarrollo Rural (SADER), determinó en diciembre pasado nominar a Héctor
Manuel Popoca Boone para conducir este programa, y consumar su traspaso del
estado a la federación, lo cual pasa forzosamente por la revisión de los
padrones y el saneamiento de la corrupción que es inherente desde los inicios a
este programa, que comenzó como un incentivo estatal para los productores, pero
que durante el gobierno de René Júarez Cisneros, precisamente con Popoca Boone
como secretario de Desarrollo Rural en Guerrero, le fue transferido de manera
arbitraria a los ayuntamientos, pese a que estos no reciben una partida
específica para ese asunto, razón por lo cual comenzaron a echar mano de los
dineros del Ramo 33, que viene etiquetado por la Federación para obras
sociales.
Hemos dicho que nadie fue capaz de revertir esta
arbitrariedad. Al contrario, cada gobernador a partir de entonces dejó hacer y
dejó pasar, condenando a los municipios y sus comunidades a un terrible rezago
en su desarrollo.
Poco a poco, sin embargo, se fue cerrando la pinza. A la
llegada del gobierno de Enrique Peña Nieto, la Sedesol revisó los tremendos
rezagos en materia de desarrollo humano en Guerrero, y llegó a la conclusión de
que esto se debía a que los recursos del Ramo 33 se estaban desviando. La
titular de la dependencia, Rosario Robles Berlanga, intentó por todos los
medios prohibir el uso de esos dineros para la compra de fertilizante, pero la
presión política del gobierno estatal, con Ángel Aguirre Rivero como
gobernador, así como los presidentes municipales y partidos de la entidad,
impidió el cambio.
Finalmente, en 2017, cuando el gobierno de Peña Nieto hizo
una revisión de los programas sociales y de desarrollo, y eliminó muchos de
ellos, algunos por ser innecesarios, otros por no haber dado resultados y otros
más porque duplicaban el esfuerzo de diversas secretarías. Así fue que se
eliminó el programa “Huerto Familiares” de la Sedesol, el cual utilizaban los
presidentes municipales para justificar el desvío de recursos del Ramo 33 a la
compra del fertilizante.
Con la llegada de AMLO, el gobernador logró que el
presidente de la República centralizara el programa, y para este año se
etiquetaron 650 millones de pesos (de los 1,200 que en realidad gastaban
estados y municipios). Eso fue el acabose, porque por todos lados hubo presión
para que se incrementara la cantidad etiquetada por los diputados federales, y
el problema lo enfrentó Popoca Boone, a quien responsabilizaban de la caída de
la inversión. Él explicó en su momento que los alcaldes compraban el
fertilizante con un sobreprecio de 40 por ciento. En realidad eso fue lo último
que declaró, antes de saberse que había sido quitado del programa.
Con el nombramiento que le fue otorgado 28 de diciembre de
2018, vía oficio (el cual fue expedido por la oficina del secretario del ramo y
firmado por el mismo titular de la dependencia, el doctor Víctor Manuel
Villalobos Arámbula), Popoca Boone comenzó a moverse, con el objetivo de
consolidar la transferencia de este programa a la federación, y de inmediato
anunció la revisión de los padrones, algo que siempre se ha prometido pero que
nunca se ha hecho en realidad.
Anunció Popoca Boone que el programa sería de distribución
directa a los campesinos, sin la intervención del gobierno estatal ni de los
presidentes municipales, y que las compras de los insumos se harían a través de
dos empresas federales que se crearían para ello. Además, comenzó a realizar
asambleas comunitarias y ejidales en la Tierra Caliente, región a donde el
presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acudirá el 8 de
febrero para marcar el arranque de este programa.
Pero el nombramiento de Popoca Boone fue impugnado por
organizaciones afines a Morena –incluso connotados experredistas revestidos
ahora de morenistas- así como por agrupaciones agrícolas ligadas al PRI. Le
escupían en la cara sus antecedentes como servidor público y figura política,
ligado al renejuarismo.
Bueno, ese prurito de morenistas y la presión de los
priístas, por fin hizo agua. Lograron su objetivo, pues removieron a Popoca
Boone para nombrar a un fuereño priísta al frente del programa de fertilizante.
Se trata de Jorge Gage Francois, excoordinador de Ramas de Producción y
Negocios de la Confederación Nacional Campesina (CNC), una organización de
productores agrícolas ligada al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Pero esto no es lo más grave, sino el cambio de estrategia.
De antemano se cancela la revisión del padrón y la construcción de uno nuevo.
Se suprimen las asambleas comunitarias, que estaban siendo avaladas por la
SADER, y se anuncia que para el reparto se utilizará el padrón que ya tiene la
Sagadegro, cuyo titular es Juan José Castro Justo, así como el padrón del
programa Procampo, ahora conocido como ProAgro.
Evidentemente hubo mano negra para revertir todo el proceso
que ya había encaminado Popoca Boone, con base en las nuevas reglas del
programa.
¿Así o se los envuelvo?