(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
AMLO, su gabinete y su partido, Morena, celebrarán el primer
aniversario de su toma de posesión este domingo 1 de diciembre. Y lo harán con
un informe al pueblo –el tercero en lo que va del año-, y con un fiestón en el
zócalo de la Ciudad de México, así como de otras actividades que incluirán
visitas de ex mandatarios, mandatarios y diplomáticos de otros países.
Recordemos que López Obrador rindió un informe ciudadano el
1 de julio, cuando se cumplió un año de su triunfo electoral; el 1 de
septiembre rindió otro informe, el que por ley debe rendir ante el Congreso
federal, y ahora anuncia otros reporte ciudadano para el domingo 1 de
diciembre, al cumplirse 1 año de su toma de posesión.
De paso, cada mañana el presidente concede una conferencia
de prensa matutina en el Palacio Nacional –siempre y cuando no esté de gira. En
sus viajes, además, hace anuncios y lleva información de primera mano a la
gente, mientras va abanderando obras, programas y acciones de gobierno.
Por información de este gobierno nadie podrá quejarse. La ha
habido y de manera profusa, al grado de que eso incluso ha causado incomodidad,
porque todo se divulga por redes sociales, tanto de manera escrita como en
video, y como dicen los reporteros “les gana la nota”, ellos ya no tienen nada
que informar; si acaso lo único que les queda es darle seguimiento a los
asuntos que el presidente exhibe.
En materia informativa, por lo menos, sí ha habido cambios
tan drásticos, que la mayoría de los medios nacionales tuvieron que hacer
recortes de personal, a la vez que fueron exhibidos los opinadores que, a pesar
de trabajar para algún medio, sea de radio, televisión o prensa escrita,
cobraban por su cuenta jugosos contratos a entidades públicas, sobre todo a la
Presidencia de la República, considerándose los verdaderos generadores de
opinión pública en este país; es decir, eran los “influencers” de la política, por citar ese terminajo de la era
digital, y que por no ser propietarios de medios, simplemente no podían ofrecer
nada concreto, salvo manipular y tergiversar información, atacar a los enemigos
del régimen, deslegitimar a los adversarios de sus clientes, etcétera.
A estas ex vacas sagradas de la información nacional es muy
fácil detectarlas ahora, por su incesante crítica al régimen actual, y por
andarle buscando siempre chiches a las gallinas, o las mangas al chaleco.
AMLO está aprovechando al máximo su popularidad, que no es
solamente interna, pues está considerado como uno de los presidentes más
populares del mundo.
Incluso, se dio el lujo de escribir un libro, que puso
recientemente a la venta. Como you tuber, además, gana sus buenos centavos pues
sus videos son muy vistos y compartidos. Como miembro de Facebook, su cuenta
está arriba de los 6 millones de seguidores y, por lo tanto, se ha convertido
en el principal cliente de esta red, que también tiene que depositarle sus
buenos pesos a sus cuentas. Y así sucesivamente.
No cabe duda que muchas cosas han cambiado en este país, y
no nos referimos sólo al partido y al gobierno.
La Cuarta Transformación avanza, y eso hace crujir a la
vieja estructura político-social que por decenios venía operando en el país.
Nadie puede negar que la 4T de AMLO, aunque no avanza al
ritmo que quisiera toda la gente que votó por él, está reescribiendo la
historia de este país, para bien o para mal.
Sus adversarios critican, patalean, reniegan, y lanzan malos
augurios. Lo llaman populista, Pejelagarto, dudan que su estrategia de
asistencialismo sea sostenible, quisieran verlo fracasar, mientras que a sus
seguidores los catalogan como “chairos”, algo así como corrientes, nacos.
Pero mientras tanto, la luna de miel todavía está en su
apogeo y AMLO la va a aprovechar. Están todos cordialmente invitados al
fiestón.