Oscar Sánchez “el Puma” hizo otra hazaña

ALDO VALDEZ SEGURA

El intrépido deportistas azuetense; Oscar “el Puma” Sánchez hizo una más de sus hazañas, ahora pedaleo sin parar 12 horas una bicicleta de spinning, sin duda alguna, este atleta se ha consumado como los mejores por todo lo que ha estado haciendo en los últimos meses.

La cita fue en plaza galerías en Chilpancingo, en donde “el Puma” llegó muy temprano para afinar detalles, comenzó con su osadía a las 8 en puntos, en el transcurso de este reto extremo, tuvo apoyos de diferentes personas que lo acompañaron durante un tiempo y animarlo para cumplir con esta proeza.

Oscar Sánchez, no tuvo ninguna dificultad médica durante el reto extremo, siempre se vio concentrado y con el firme propósito de terminar lo que se propuso, al final cuando todo se había cumplido, descendió de su bicicleta y dio gracias a todos los que hicieron posible esto, ya que aparte fue con causa.

“Quiero agradecer a cada una de las personas que me acompañaron en este reto, sin su apoyo no hubiese sido posibles, gracias a todos por apoyarme en este reto”. Expreso.

Los Cascareros fueron un rival muy débil

ALDO VALDEZ SEGURA

El equipo de los Cascareros no representó ningún problema ante el poderío y efectividad que mostraron los jugadores de Sección 999 quienes se impusieron de manera categórica 90-30, lo anterior corresponde a enfrentamiento de la fecha nueve de la liga ADEMEBA de basquetbol en su categoría de segunda fuerza.

Duelo que tuvo como escenario la cancha 1 de la unidad deportiva. Desde el saque inicial, fueron los chicos de Sección 99 quienes se apoderaron de la posición, entraron en colada las veces que quisieron, la defensiva rival solo fue un espectador más, solo vieron pasar y ver como su meta era abatida.

Sección 99 en ningún momento bajo de intensidad, sabían que tenían un contrincante a modo así que se lanzaron con todo al ataque en busca de los puntos, logrando ganar por un abultado marcador, con este resultado escalan posiciones en el certamen.

Editorial

El cobre y los medios

Una de las grandes virtudes políticas de López Obrador es convertir sus errores en aciertos políticos, enfrentar los problemas contratacando. Lo hizo la escasez de gasolina que convirtió en una cruzada nacional contra el huachicol, convenció a los mexicanos que ahí estaba la herida que desangraba a Pemex. Lo mismo sucedió con el tema del Culiacanazo: después de haber exhibido el cobre dando a conocer cómo fue la derrota que los llevó a tomar la decisión de liberar al Ovidio Guzmán, el Presidente arremetió contra los medios diciendo que ellos enseñado el cobre y mordían al mano de quien les quitó el bozal.

Vamos por partes y repartamos el cobre que le toca a cada quién.

Primero: Quién mintió y lo hizo flagrantemente fue el Secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, quien aseguró que todo se había derivado de una acción fortuita. Esa mentira primera y básica es la que genera las contradicciones que vendrían después entre los miembros del gabinete y el propio Presidente. Se agradece que se haya abierto la información como se hizo ayer, pero hacerlo no fue un acto de transparencia voluntaria sino una decisión tomada después de que los medios exhibieron las incongruencias, las seis versiones distintas sobre un solo fracaso verdadero.

Segundo: El uso de eufemismos como “tropezón táctico” no ayudan a aclarar las cosas, por el contrario, dejan más dudas. Es totalmente cierto que no es la primera vez que se falla en el intento de detención de un capo, el más claro y sonado fue el 1 de mayo de 2015 cuando se intentó detener el “Mencho en Jalisco”, pero la novedad de este “tropezón”, y fue lo que los medios exigieron que se aclarara, es que se tenía detenido al objetivo y por falta de una buena preparación y coordinación se puso en riesgo a la población civil. Son demasiados muertos y heridos para un “tropezón”.

Tercero: Cuando todos los medios, incluso los que el Presidente creía cercanos, critican el operativo, y la lectura es “sacaron el cobre”, no hay más que de dos sopas: o hay una negación de la realidad, que no me parece que sea el caso, o Presidente está construyendo un enemigo político. Ayer, cuando ya no pudo contestar la andanada de preguntas de los reporteros, repitió la historia de Madero y la prensa fifí, que tiene mucho de cierto y un buen cacho de interpretación. Lo que los medios hicieron en este caso específico (que nada tiene que ver con la Decena Trágica) fue obligar al Presidente y a su equipo a dar información que de otra forma no habrían dado. Lo que vimos en estos días fue el resultado de una prensa haciendo su trabajo, una prensa que no “muerde la mano de quien le quitó el bozal” porque nadie, sino el esfuerzo y batalla de años de decenas de periodistas, otorgó esa libertad. Es al revés: si hoy López Obrador es Presidente se debe en alguna medida al trabajo profesional de esos periodistas que hoy tanto le incomodan.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Como nunca antes y en aras de la tradición por el Día de Muertos (que en realidad se juntó con el día de brujas, fiesta pagana venida desde Europa y transferida a nosotros desde los Estados Unidos), los mexicanos se solazaron con la muerte, más que con sus muertos, desafortunadamente.

Las catrinas y todos sus acompañantes: zombies, vampiros, diablos y demonios de todo tipo, y hasta niños sicarios con todo y embolsados, sin faltar el niño Ovidio, que fue el personaje de moda tras los sucesos del 17 de octubre en Culiacán, tomaron por asalto pueblos y ciudades, antes, durante y después del día de los fieles difuntos, festividad instituida por la iglesia Católica como día de todos los santos, pero que una vez en América se sincretizó con la tradición de los pueblos de nuevo mundo, que tenían –ellos sí- un fervor por los ritos, tradiciones y festividades que se vinculan con los muertos y, de manera más profunda, con la visión que diversas culturas tienen sobre la muerte.

Hoy en día, resulta casi imposible desligarse de esto. Si bien son los estados del centro y sur del país los que más se involucran en estos festejos, a diferencia de los pueblos del norte, donde ya son una mera información cultural, no podemos negar que 40 grupos indígenas todavía conservan estos rituales, pero ya no puros de origen, sino mezclados con la fe católica, primero; y que poco a poco se están mezclando con el Día de Brujas, día que según Anton Lavey, el autor de la Biblia Satánica, es el cumpleaños de satanás.

Vaya usted a saber, amable lector, si esto es verdad. Pero por sí o por no, vale más que cada quien vaya tomando sus precauciones, porque los que saben de asuntos de fe, insisten en que nada es casualidad.

Desafortunadamente, en el mundo mestizo todo es un batidillo, pues este año sobre todo vimos una mezcla muy sui géneris –por decir lo menos- entre el aquelarre por el día de brujas, y la solemnidad de la fiesta de los muertos, nuestros muertos, los que ya se nos adelantaron en el camino, pero que en estricto sentido es también una fiesta a la muerte.

Poco a poco, pero inexorablemente, brujas y muertos terminarán siendo uno solo, y nuevamente veremos cómo lo que comenzó con la cosmovisión de los pueblos indígenas, en la era precolombina, al paso de los siglos se fue transformando, hasta el día de hoy en que la gente ya no sabe qué celebra, y ha hecho de esta fiesta un carnaval, en el que salen a relucir los muertos de cada quien, pero también los demonios de cada cual, demostrando que desafortunadamente en México la cultura de la muerte está más presente que nunca en el imaginario popular, pero ya no sólo entre el pueblo, sino también en los gobiernos, que han tomado esta fiesta otrora solemne entre los pueblos indígenas, como un mero folklor y ocasión para “echar desmadre”, y hasta para mezclar costumbres y tradiciones que no son de aquí, que parecen inocentes pero que no lo son, y que tarde o temprano vendrán a moldear a las nuevas generaciones, de por sí demasiado influenciadas por “Gringolandia”.

Como nunca antes, decíamos, los mismos gobiernos municipales sobre todo en el estado de Guerrero, encabezaron estos festejos, que antes eran someros y se constreñían a concursos de altares en escuelas.

Sorprendentemente, los presidentes municipales encabezaron los desfiles por el día de muertos, en los que los ediles y todos los funcionarios municipales iban con disfraces tradicionales, ya no sólo como catrinas.

También instalaron tianguis en los que se podía encontrar de todo: flores de cempazuchil, velas, calaveritas de dulce, y comidas especiales de estas fechas que se usan para colocarlas como ofrendas en los altares.

Asimismo, organizaron festivales en las plazas públicas y montaron altares como un memorial público para los hijos predilectos de cada localidad.

Todo parece cotidiano, pero no lo es. Antes no se hacían estas cosas de manera masiva. La gente ponía sus altares en lo privado. Y las instituciones públicas, sobre todo del área cultural, recordaba esta fecha con algunos altares que eran más bien una muestra representativa. Pero de ahí a que se hicieran esas fiestas y desfiles de catrinas, financiadas por los gobiernos municipales y de los estados, nunca lo habíamos visto.

Sólo la Secretaría de Educación, como parte de sus actividades culturales, determinó que se les enseñara a los jóvenes estudiantes la tradición del Día de Muertos, los pueblos heredada de los antepasados, y se organizaban concursos, cuyos premios eran para los altares más originales y los que reunieran los requisitos.

Esta vez fue distinto. Hasta el presidente de la República se involucró en esto, pasando por gobernadores y alcaldes, en el ánimo quizás de preservar esta fiesta que ya fue declarada patrimonio intangible dela humanidad.

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