(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo ayer en la
Costa Grande, acompañado del gobernador Héctor Astudillo Flores. Vino a tratar
un asunto de salud, pero anunció también inversiones sin precedentes en materia
de empleo y en el sector educativo.
AMLO nos anunció 10 mil empleos mediante el programa
Sembando Vida, con lo cual matará dos pájaros de un tiro: primero, generar
fuentes de trabajo para los campesinos y gente del medio rural; y, segundo,
reforestar las reservas forestales de los ejidos, con lo cual también se tendrá
un impacto positivo en la captación de agua y carga de los mantos freáticos.
A diferencia del programa forestal de Felipe Calderón
(porque con Peña Nieto nadie se ocupó del medio ambiente), que consistió en
entregar arbolillos a grupos ambientalistas, gobiernos, particulares y
ejidatarios, pero sin darle seguimiento a los renuevos, en esta ocasión los
principales vigilantes serán los mismos ejidos y comunidades agrarias, así como
los pequeños propietarios.
El recurso se entregará mediante un sueldo, como se hace con
el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, en razón de 5 mil pesos por mes,
dejando 500 pesos para reserva. Entonces los beneficiarios recibirán únicamente
4,500 pesos.
No se dijo si el programa tiene caducidad, como sí ocurre
con el de jóvenes, que tendrán acceso a la beca de capacitación únicamente por
un año. Tampoco se habló de restricciones de ningún tipo: es decir, si sólo
podrán participar hombres o también mujeres, y si está limitado a cierto número
de empleos por familia.
Suponemos que el empleo será para quien quiera trabajar, y
lo que se habría que cuidar es que no se caiga en el vicio de “Empleo
Temporal”, que era básicamente pura simulación, pues incluso se enlistaba a la
gente con basen en su filiación política, y generalmente no era necesario
desempeñar trabajo alguno.
Habría que tomar en cuenta que la reforestación no podrá
realizarse todo el año, sino solamente previo y durante a las lluvias. Por lo
tanto, los meses fuera de temporal se podrían ocupar en preparar terrenos para
evitar incendios, e incluso para montar algún vivero en el que se produzcan los
árboles que se van a plantar.
Ya el gobierno federal tiene en marcha viveros enormes en el
Sureste, pero no está mal que se haga uno por estado, para producir los árboles
nativos.
El presidente también anunció una inversión sin precedentes
al programa la Escuela es Nuestra, de 1700 millones de pesos, para aplicarse de
manera bipartita. Es decir, la mitad será aportada por la Federación, y la otra
mitad por el Gobierno del Estado, para atender a los poco más de 9 mil
planteles que existen en la entidad.
Y diferencia del programa Escuelas al 100, que era manejado
desde arriba hacia abajo, en esta ocasión tendrán un papel importante los
comités de padres de familia, que son los que determinarán qué obra se necesita
en cada escuela.
Hay todavía dudas en este programa, sobre todo porque se
piensa que los padres recibirán el recurso, y se encargará de aplicarlo de
manera directa, con lo cual se corre un gran riesgo de desvío, no sólo
deliberado, sino involuntario, porque en este sector, no todos tienen
capacidades técnicas y administrativas, que les permitan desarrollar un trabajo
de planeación y ejecución de obras.
El caso es que los comités ya se están constituyendo en cada
escuela, en espera de que el recurso fluya.
Pero dado que el gobierno estatal tendrá participación
equitativa, la vigilancia de los recursos también le compete, a menos que hagan
lo que hacía Peña Nieto, de dividir los programas, aplicando él su parte y
dejando al estado libre para aplicar la suya, con lo cual una parte cumplía y
la otra no.
Las dos noticias son buenas. Aunque no se está programando
obras de alto impacto, salvo la conclusión de la carretera
Acapulco-Zihuatanejo, como una petición del gobernador Héctor Astudillo, el
dinero que llegue a las familias campesinas también es algo importante. Porque
como el presidente dice, crecimiento sin desarrollo es algo cruel.