(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
El viernes 27 de septiembre, en el marco de la reunión
nacional de turismo, el secretario del ramo a nivel federal, Miguel Torruco
Marqués, reiteró la determinación de la Federación para hacer promoción
turística de los destinos del país, pero “sin derroches”.
Torruco Marqués se refiere al uso faccioso que antes se
hacía de los recursos para promoción turística, problema que fue detectado por
la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, pues
funcionarios del desaparecido Consejo de Promoción Turística gastaban el dinero
que debía usarse en publicidad en asuntos personales, e incluso se detectaron
transferencias de recursos a sus cuentas personales.
De hecho, el titular de la UIF, Santiago Nieto, dijo hace
dos semanas que hay elementos suficientes para someter a juicio por desvío de
recursos a los responsables de estos desfalcos.
¿A qué nos referimos con esto? A que no importa cuánto más
dinero aumente el gobierno federal para promoción turística, si se va a usar en
otras cosas, o si se va a desviar en gastos personales.
Hasta ahora, poco se sabía por cierto de ese tal consejo. Se
pensaba que la Sectur tenía mecanismos directos de trabajo, y no mediante un
organismo que actuaba como empresa privada, contratando por su cuenta servicios
a diversos negocios, sobre todo agencias publicitarias.
Ahora mal, ¿cómo es que nadie auditó a ese Consejo? Hoy, los
gobiernos estatales piden más dinero para promoción turística, y lo mismo hacen
los empresarios, hoteleros y demás prestadores de servicios turísticos del
país, pero en realidad nunca ese dinero llegó completo a las entidades
federativas. Realmente nunca se tuvo ese dinero disponible y, por lo tanto, resulta
ocioso pedir más si se va a aplicar bajo los mismos criterios.
Lo que se debe pedir es que se destine lo suficiente. O que
lo que se destine, realmente se aplique; y que además se transparente el uso de
tale recursos, porque simplemente se trata de sostener al sector que aporta el
mayor número de ingresos al país, después de los migrantes con sus remesas.
Para Guerrero, eso es sumamente importante, porque somos una
entidad con vocación turística en su mayor parte. Mejor dicho, eminentemente,
porque los demás sectores no aportan lo que aporta el turismo. Por ejemplo, de
la minería sólo nos queda enfermedades, explotación de recursos y
contaminación.
En el campo y la ganadería, la limitante son las normas
sanitarias y la falta de organización de ambos sectores, así como los
raquíticos incentivos. Por lo tanto, no nos queda de otra, más que invertirle
al turismo, si es que queremos dejar de ser la entidad con mayores rezagos en
todos los ámbitos, y la primera en todos los delitos.
Cuando los turisteros le dijeron al titular de la Sectur que
no hay inversión directa en materia de promoción turística, como antes, Torruco
Marqués les contestó que todo cambio causa inconformidades, pero aseguró que se
está trabajando para vender a México en todo el mundo.
“Siempre los cambios están sujetos a críticas, el
quitar inercias que a lo largo de los años se fueron llevando, siempre ha sido
difícil, pero poco a poco han visto que el turismo no ha caído, sigue su rumbo
sobre todo a donde estamos apuntalando en las divisas donde hay crecimiento en
más del 14 por ciento”, insistió.
Y sobre la petición del gobernador Héctor Astudillo Flores
para que haya mayor inversión a la promoción turística, el funcionario federal
respondió que eso no está en sus manos si no en el de los legisladores
federales, que son los que aprueban el presupuesto para este sector en el país.
En efecto, los legisladores aprueban, pero el que proyecta
le presupuesto federal es el Poder Ejecutivo. Y si de antemano el proyecto
viene reducido en materia turística, difícil será que los diputados arreglen el
entuerto, sin desequilibrar otros sectores.
Sin duda es doloroso enterarnos que por años el dinero para
promoción turística estuvo en manos de vivales en nuestro país. Durante todos
estos años nos han visto la cara. Incluso trascendió recientemente que las
cuentas que manejó Claudia Ruiz Massieu como titular de Turismo, fueron
congeladas porque hay cosas poco claras, por decir lo menos.
Pero habría sido peor que no se tomaran medidas al respecto,
y entonces la disolución del Consejo de
Promoción Turística fue algo atinado, porque hay que desmantelar lo que esté
podrido. Pero lo que sigue es crear un organismo especializado y no actuar de
manera improvisada. Porque se trata de ahorrar dinero, no de hacer chambonadas.
Recordemos que lo bueno, bonito y barato, sale caro.