Se desarrolló la jornada ocho en la liga Ejidal del Coacoyul

ALDO VALDEZ SEGURA

Buenos enfrentamientos se vivieron en la jornada número ocho de la liga Ejidal del Coacoyul, en donde los aficionados se pudieron deleitar con un alto nivel competitivo y duelos de poder a poder, los equipos se enfrascaron en una batalla en busca de la supremacía.

Los Combinados y el Coacoyul, no tuvieron de otra más que repartirse los puntos ya que no se hicieron daño al igualar a un tanto, Deportivo el 20 tuvo una buena tarde, eso se vio reflejado dentro del terreno de juego, con autoridad y goleada incluida de 8-1 se impusieron a la Laguna.

En el duelo de la jornada; Zarco y Miguelito se repartieron el botín, igualaron a un tanto, los Copreros no la tuvieron nada fácil, tuvieron que emplearse a fondo para derrotar 3-2 a Autoclima Gómez, Taquería La Vicente se impuso 3-0 a Contramar, mientras que Deportivo  Charly doblego 2-1 a Onelios, Tlhua goleó 5-1 a Secret.

Editorial

Sin electricidad

         El gobierno de López Obrador, a través de una de sus peculiares consultas, respaldó la termoeléctrica de Huexca, Morelos, aun cuando no hay todavía fecha de operación. Esta termoeléctrica es importante porque el resto de la inversión en energía está detenida. La razón es que no hay certeza jurídica.

         El presidente anunció el 9 de diciembre de 2018 que iba a lanzar un “rescate” del sector energético. Su plan, sin embargo, es reducir la producción en las nuevas plantas privadas, “ya que la producción con gas fue un negocio bien maquinado”. El objetivo es “ir hacia la autosuficiencia”, o sea, priorizar la producción de las plantas de la Comisión Federal de Electricidad, aunque sean viejas, ineficientes y contaminantes.

         La apertura del mercado de electricidad en México fue bastante limitada. “La CFE -me explica un ejecutivo de la industria– mantuvo varios monopolios, entre ellos el de la transmisión y la energía doméstica así como el de las empresas pequeñas y medianas. Solo se abrió la electricidad al sector privado en grandes consumidores.” El monopolio es tan grande que los recursos que tiene la CFE no le alcanzan para cubrirlo. Los productores independientes de energía (PIE) solo pueden vender electricidad a los grandes consumidores, como mineras y siderúrgicas, o a la propia CFE, que obtiene así una mayor capacidad sin tener que hacer las inversiones que le restarían capital o incrementarían su ya elevado endeudamiento.

         Las inversiones privadas han sumado unos 25 mil millones de dólares en los últimos años y han ayudado a mantener la generación que ha permitido el crecimiento del país. Han hecho posible también sustituir muchas de las plantas viejas, particularmente las de carbón o combustóleo. México cuenta ya, gracias a la inversión privada, con una amplia red de termoeléctricas de gas de ciclo combinado más limpias y eficientes.

         En electricidad, sin embargo, las inversiones deben planearse con años de anticipación. Si bien las inversiones privadas permitieron crear un suficiente margen de reserva operativo, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) prevé una escasez de electricidad entre 2021 y 2022. Parece mucho, pero las plantas para cubrir la nueva demanda deben construirse ya.

         La inversión privada se ha paralizado “porque no hay certeza jurídica ni de rumbo”. Los inversionistas privados no pueden someterse a un sistema en el que, una vez que realizan una inversión que cumple con la ley, quedan sometidos a consultas populares.

         Una planta generadora de ciclo combinado puede costar entre 500 y 600 millones de dólares; las turbinas, que son la parte más cara, cuestan alrededor de 300 millones de dólares y deben ordenarse con años de antelación. Si no hay certeza de que las instalaciones contarán con gas o recibirán permiso de operar, nadie invertirá en ellas.

         México necesita 7 mil millones de dólares anuales en nueva inversión simplemente para cubrir la demanda esperada. La CFE podría tratar de realizarla, pero esto representaría mayor deuda o un subsidio gubernamental que obligaría a mayores recortes en el gasto público.

         Lo lógico es que la CFE invierta en mejorar su infraestructura en los campos en que sigue teniendo monopolio. Las inversiones privadas también se necesitan, pero no se harán mientras persista la actual incertidumbre jurídica. Si el capital no se invierte en México pronto, se irá a otros países. Y cuando se agote el margen de reserva, ya no habrá forma de generar suficiente electricidad para surtir la demanda.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Está por terminar el periodo vacacional de verano. Los vacacionistas vuelven a su vida cotidiana, en espera del inicio del nuevo ciclo escolar.

Pero con ello, los lugares de vacaciones se quedan solos. El trajín en los puertos y pueblos que suelen recibir turistas, termina y llega la calma chicha, en espera del siguiente periodo de descanso, que será –desafortunadamente-, hasta diciembre.

En las costas sabemos que llegan los peores meses del año: septiembre y octubre, tiempo en el que no sólo arrecian las lluvias por los huracanes, sino por la falta de circulante. El sector turístico casi se paraliza, mientras que en el campo la gente está apenas a medio ciclo de sus cosechas, que serán también hasta diciembre, en el caso del maíz, o un poco antes en el caso de otros cultivos.

Esto es año con año, sin que haya un plan de amortiguamiento para los puertos, salvo los fines de semana largos, diseñados precisamente para alentar el turismo nacional, para que la gente se dé una escapada a la playa, aunque sea para pasar un rato de asueto y romper la rutina.

Pero eso no es suficiente para sostener la vida de puertos como Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo. Tan sólo para el mantenimiento de los hoteles y restaurantes, se tiene que sostener una nómina de empleados permanentes que, claro, es mínima en comparación con la que se paga en tiempos de vacaciones, y que da lugar a muchos empleos eventuales.

Reflexionando en esto, me percato de que éste será el primer año en que los puertos pasemos este periodo ya con un gobierno de izquierda en la presidencia de la República. Me pregunto de qué manera las becas que está dando el gobierno federal a diversos sectores, de manera directa, podrían ayudar a amortiguar la falta de circulante. Por ejemplo, las becas de los estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria y universidad permitirán un filón de recursos que se gastará en ropa, útiles escolares, equipos de cómputo, teléfonos y tabletas celulares, comidas y bebidas, etcétera.

En cuanto a las becas a madres de familia, se tienen las de guardería que ahora llegan directo a ellas –y obviamente ellas mandan a los hijos con sus madres o parientes para quedarse con el recurso.

Los productores de diversos sistemas productivos también están recibiendo sus becas de manera directa, y ellos podrán gastar en todo lo que se refiere al sector productivo, según sea la actividad a que se dediquen. ¿Cierto?

Y finalmente tenemos a los becarios del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, que cada mes reciben 3,600 pesos. No sabemos estén viviendo en las zonas turísticas y cuántos de verdad estén aprovechando la oportunidad de aprender algún oficio, pero lo que sí es verdad es que el dinero de la beca les llega puntual a sus cuentas bancarias.

Mal que bien, este es dinero fresco que antes no llegaba a las familias, que se quedaba en algún nivel de gobierno, y que tendrá que reflejarse en la vida cotidiana de pueblos y comunidades.

Forzosamente, el impacto debe observarse. De no ser así, los programas tendrán que revisarse concienzudamente, sobre todo el de los Jóvenes Construyendo el Futuro, que es el que más denuncias de ineficiencia y corrupción ha tenido, al grado de que en uno de los estados del Sureste se está sometiendo a una revisión exhaustiva.

Se tienen quejas, por ejemplo, de que patrones o tutores cobran las becas de los jóvenes beneficiarios, y sólo les dan una mínima parte, creando una nefasta red de corrupción. Es decir, que no sólo se trata de jóvenes que piden no asistir a trabajar a cambio de un “moche” al patrón, sino de que los patrones mismos están realizando los trámites con el consentimiento de jóvenes, pero estos ni siquiera conocen su número de cuenta ni saben cuánto dinero les están depositando.

Si es así, el impacto económico que se espera en la base social, y que debiera ayudar a los pequeños negocios, no lo veremos y se habrá perdido parte del objetivo de los programas, que es –primero- beneficiar directamente a los niños y jóvenes; y, segundo, llevar el impacto de ese dinero a la economía local.

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