(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Está por terminar el periodo vacacional de verano. Los
vacacionistas vuelven a su vida cotidiana, en espera del inicio del nuevo ciclo
escolar.
Pero con ello, los lugares de vacaciones se quedan solos. El
trajín en los puertos y pueblos que suelen recibir turistas, termina y llega la
calma chicha, en espera del siguiente periodo de descanso, que será
–desafortunadamente-, hasta diciembre.
En las costas sabemos que llegan los peores meses del año: septiembre
y octubre, tiempo en el que no sólo arrecian las lluvias por los huracanes,
sino por la falta de circulante. El sector turístico casi se paraliza, mientras
que en el campo la gente está apenas a medio ciclo de sus cosechas, que serán
también hasta diciembre, en el caso del maíz, o un poco antes en el caso de
otros cultivos.
Esto es año con año, sin que haya un plan de amortiguamiento
para los puertos, salvo los fines de semana largos, diseñados precisamente para
alentar el turismo nacional, para que la gente se dé una escapada a la playa,
aunque sea para pasar un rato de asueto y romper la rutina.
Pero eso no es suficiente para sostener la vida de puertos
como Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo. Tan sólo para el mantenimiento de los
hoteles y restaurantes, se tiene que sostener una nómina de empleados
permanentes que, claro, es mínima en comparación con la que se paga en tiempos
de vacaciones, y que da lugar a muchos empleos eventuales.
Reflexionando en esto, me percato de que éste será el primer
año en que los puertos pasemos este periodo ya con un gobierno de izquierda en
la presidencia de la República. Me pregunto de qué manera las becas que está
dando el gobierno federal a diversos sectores, de manera directa, podrían
ayudar a amortiguar la falta de circulante. Por ejemplo, las becas de los
estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria y universidad permitirán un
filón de recursos que se gastará en ropa, útiles escolares, equipos de cómputo,
teléfonos y tabletas celulares, comidas y bebidas, etcétera.
En cuanto a las becas a madres de familia, se tienen las de
guardería que ahora llegan directo a ellas –y obviamente ellas mandan a los
hijos con sus madres o parientes para quedarse con el recurso.
Los productores de diversos sistemas productivos también
están recibiendo sus becas de manera directa, y ellos podrán gastar en todo lo
que se refiere al sector productivo, según sea la actividad a que se dediquen.
¿Cierto?
Y finalmente tenemos a los becarios del programa “Jóvenes
Construyendo el Futuro”, que cada mes reciben 3,600 pesos. No sabemos estén
viviendo en las zonas turísticas y cuántos de verdad estén aprovechando la
oportunidad de aprender algún oficio, pero lo que sí es verdad es que el dinero
de la beca les llega puntual a sus cuentas bancarias.
Mal que bien, este es dinero fresco que antes no llegaba a
las familias, que se quedaba en algún nivel de gobierno, y que tendrá que
reflejarse en la vida cotidiana de pueblos y comunidades.
Forzosamente, el impacto debe observarse. De no ser así, los
programas tendrán que revisarse concienzudamente, sobre todo el de los Jóvenes
Construyendo el Futuro, que es el que más denuncias de ineficiencia y
corrupción ha tenido, al grado de que en uno de los estados del Sureste se está
sometiendo a una revisión exhaustiva.
Se tienen quejas, por ejemplo, de que patrones o tutores
cobran las becas de los jóvenes beneficiarios, y sólo les dan una mínima parte,
creando una nefasta red de corrupción. Es decir, que no sólo se trata de
jóvenes que piden no asistir a trabajar a cambio de un “moche” al patrón, sino
de que los patrones mismos están realizando los trámites con el consentimiento
de jóvenes, pero estos ni siquiera conocen su número de cuenta ni saben cuánto
dinero les están depositando.
Si es así, el impacto económico que se espera en la base
social, y que debiera ayudar a los pequeños negocios, no lo veremos y se habrá
perdido parte del objetivo de los programas, que es –primero- beneficiar
directamente a los niños y jóvenes; y, segundo, llevar el impacto de ese dinero
a la economía local.