(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
¿Qué sucedió en la Policía Federal, que devino en ruptura
con el régimen lópezobradorista?
La pregunta pesa porque no es posible que al presidente y
sus colaboradores, comenzando por el Secretario de Seguridad Pública federal,
Alfonso Durazo Montaño, se les haya pasado ese pequeño gran detalle de sujetar
a los elementos de la Policía Federal a los nuevos lineamientos.
Lo que podemos deducir, es que los policías federales
pensaron que su pase a la Guardia Nacional sería automático, y cuando se
enteraron que tendrían que pasar por las pruebas del polígrafo, entre otros
exámenes de control y confianza, se fueron a encabezar un movimiento nacional
alegando violaciones a sus derechos laborales, que son aspectos meramente
administrativos.
Lo peor, es que se llevaron patrullas y armas de cargo.
Luego entonces, tenemos en las calles del país a un ejército de policías
federales armados y con capacidad de movilización, y en caso de que no lleguen
a algún acuerdo con el gobierno federal –toda vez que ayer reventaron la mesa
de negociación que encabezó el subsecretario Ricardo Mejía Berdeja-, el riesgo
es que se queden por ahí dispersos, en calidad de desertores.
Con sus movilizaciones y paros, los policías federales
pusieron sobre la mesa un pliego petitorio de 15 exigencias, pero mezclando lo
laboral, que tiene que ver con sueldos, prestaciones y antigüedades. Pero el
mismo presidente de la República dijo que no se les conculcarían esos derechos,
sino que todo a aquel que pase a la Guardia Nacional, le serán respetados todos
sus logros laborales.
Luego entonces, ¿por qué los policías federales continúan
con su protesta?
Aquí viene el “pero”. Es que no quieren, de entrada, tener
un mando militar, mucho menos ser evaluados por militares, con el argumento de
que estos no conocen la función policial.
“No seremos evaluados y pasaremos en automático a la Guardia
Nacional y el mando saldrá de las filas de la Policía Federal sin parentesco
con la escala de mandos”, expusieron.
Con la pena pero esto es un descaro. Como policías, están
sujetos a un régimen de obediencia; y por ley, todo aquel que repruebe los
exámenes de control y vigilancia pueden ser despedidos sin cargo para la parte
patronal. Porque éste es el requisito primordial para formar parte de todo
cuerpo de seguridad, desde el nivel municipal hasta nivel federal y simplemente
no pueden borrarlo de un plumazo, porque es una disposición legal incluso para
las policías civiles, mucho más para la Guardia Nacional, que nace como un
cuerpo de seguridad debidamente acreditado y saneado.
Ricardo Mejía Berdeja ha atendido las mesas de diálogo con
los representantes de la Policía y dijo que se sigue estando la disposición de
atender todas las quejas, pero obviamente una cosa son quejas y otra cosa son
caprichos.
Ellos piden:
1.- Respeto a la dignidad de todos los que conforman la
Policía Federal.
2.- Respeto a la antigüedad laboral.
3.- Respeto a las prestaciones laborales.
4.- Devolución de la operatividad de 9 mil 800 pesos, cada
25 días laborados.
5.- Rechazo a la evaluación por parte de personal militar
porque desconocen la función policial.
6.- Rechazo a ser trasladados administrativamente a la
Secretaría de la Defensa Nacional.
7.- Rechazo a vivir en cuarteles militares.
8.- Exigen sueldo quincenal mínimo de 15 mil 000 pesos libre
de impuesto, a partir de la segunda quincena de julio de 2019.
9.- Exigen la desaparición del sueldo base de 2 mil 300
pesos.
10.- Exigen la desaparición de la prueba del polígrafo.
11.- Exigen respeto a los horarios establecidos en la Ley
Federal del Trabajo.
12.- Exigen la renuncia de los mandos medios, desde
comandantes hasta directores, que estén relacionados con actos de corrupción y
con el crimen organizado.
13.- Instalación de una oficina de derechos humanos para los
policías en el Centro de Mando.
14.- Los policías federales quien conformar un sindicato.
15.- Entrega de uniformes dos veces por año.
Como podemos observar, hay por lo menos 2 exigencias que
pueden ser la verdadera causa de la revuelta de policías federales; a saber:
Eliminación de la prueba del polígrafo y rechazo a la evaluación policial.
Se suman otras descabelladas como el cubrir horarios
regulares, previstos en la Ley Federal del Trabajo (de 8 horas), pues ellos
están bajo un régimen distinto; y la libertad para constituirse en un
sindicato.
Veremos en qué para todo este desaguisado. Lo cierto es que
el plan es la desaparición de la Policía Federal para 2020, dando 18 meses a
sus integrantes para que se agreguen a la Guardia Nacional –sólo 10 mil ya lo
hicieron-, o bien optar por la policía aduanal o la policía migratoria.