Jaime
Ojendiz Realeño
Las
vacaciones de verano son en esencia igual para todos: arena, sol y mar de
fondo. “Lo importante es convivir en familia y que los chamacos se entretengan,
porque así hasta los bolillitos con puro jamón saben diferente junto al mar”,
manifiesta Lázara Marroquín Rayo en playa La Madera.
Marroquín
no es turista, no viene de otro estado a conocer las playas. Vive en la colonia
Seis de Enero, en la parte alta de un cerro de Zihuatanejo al que aún no llegan
todos los servicios. Desde temprano decidieron que sería mejor pasar parte del
día caluroso en playa en lugar de bajo láminas de su hogar.
“Nos
venimos acá debajo del Paseo del Pescador porque hay sombra y playitas para los
niños”, cuenta.
Contrario
a las actividades de los turistas nacionales, a los locales no les alcanza para
tiritas, mariscos y mucho menos cervezas. Los tres niños de siete, nueve y once
años se conforman con un bolillo, rebanadas de jamón y chiles en vinagre.
“Ellos
saben que son vacaciones y también quieren divertirse en las playas por eso los
traemos un rato. Nos gustaría poder darles algo de lo que comen los turistas,
pero no alcanza y ellos entienden”.
Junto
con cientos de bañistas que llegan a playa La Madera, los niños chapotean entre
147 enterococos fecales por cada 100 mililitros de agua, y aunque está dentro
de la norma que establece la Organización Mundial de la Salud, el balneario se
ubica en el sitio ocho de las playas más contaminadas del país.
Este jueves
la Secretaría de Turismo informó que el destinó rentó en conjunto ocho de cada
10 habitaciones. La preferencia la tiene el Centro Integralmente Planeado (CIP)
Ixtapa con 88.8 por ciento, mientras que el puerto apenas y llegó a la media.
Contrario
a la familia Marroquín, la señora Lucila Hernández Santiago, que llegó de
Querétaro el martes, manifiesta que hasta ahora no han tenido contratiempos y
que para hacer un ahorro optan por llevar sus alimentos y botanas a la playa.
“Nos
sentamos en una mesa y aunque no hay cobro mínimo, debemos consumir algo y
entre mi esposo y mis tres hijos por lo menos nos gastamos ochocientos
pesos. No creo que los precios sean
altos pero tratamos de ahorrar lo de las bebidas”.
Sobre la
situación de turismo, el restaurantero Antonio Rauda sostiene que la actividad
apenas llega al 70 por ciento, “creemos que será a partir de la otra semana
cuando el turismo sature las playas, por eso llegamos en esta semana porque ya
vinimos en otra ocasión y todo estaba lleno, nos fue complicada hasta encontrar
hotel”.
Los
consultados coinciden en algo: en Ixtapa Zihuatanejo hay opciones para todos
los presupuestos.