Ruth Tamayo Hernández
*Los copreros amenazan
con bloqueos carreteros
*Exigen el pago de sus
cosechas por 6 millones de pesos
“Un
líder es un negociador de esperanzas.” Napoleón Bonaparte
En
el estado de Guerrero, mis estimados, con todas sus requezas naturales, los
guerrerenses continúan necesitando apoyo oficial de los tres órdenes de
gobierno. Para nadie es un secreto que los municipios que integran la Costa
Grande han sido sin distinción saqueados por los presidentes municipales, al
grado de dejarlos en cueros. Gobernadores van, gobernadores vienen y la región
sigue olvidada, marginada y apartada.
La
entidad en su conjunto continúa sufriendo graves rezagos y carencias
paupérrimas en la mayor parte de la población rural. Hasta nos quedamos cortos
cuando decimos que de las siete regiones que conforman el estado suriano, la Costa
Grande y la Costa Chica son las más olvidadas y marginadas por los gobernantes.
De no ser grandemente bendecidas, con tierras productivas, mares, ríos, lagunas
y esteros, de plano estarían desaparecidas del mapa las dos regiones; incluso,
me atrevo a decir que la Costa Grande es la única región que guarda un
historial triste, muy triste en toda la extensión de la palabra, pues le ha
costado sangre a la costa mantener sus riquezas naturales.
Siempre
ha existido en este mundo cruel la traición y la ambición al dinero. Los ricos
abusan de los productores pobres porque también son los productores ricos quienes
acaparan los recursos. Producen, siembran y acaparan el producto y lo revenden.
Esto ha existido en México desde siempre y por eso el país está en estas
condiciones de pobreza.
Quiero
abordar en esta entrega la realidad de los cocoteros en la Costa Grande. La
historia de la copra en esta región es triste. Mi padre decía que Dios le había
dado tanto a la Costa Grande como a ninguna otra región, pero platicaba mi
padre que la gente costeña era muy floja no les gusta trabajar, aunque sus
tierras son buenísimas lo que siembres se da. Eso decía mi padre y es cierto:
La Costa Grande se distingue por la producción de palma, cafetales, mango,
papaya, plátano en grandes cantidades, y se exporta el producto al extranjero;
no obstante, no ha sido nada fácil para los costagrandeños mantener sus niveles
de productividad, y no es por falta de afán ni de trabajo.
Por
ejemplo, antes en Tenexpa eran productores de arroz; sin embargo, eso se perdió
por la falta de capacidad de la gente; y el gobierno, en vez de invertir para
capacitar a los productores para que progresen a gran escala con la producción,
pensando únicamente en el aspecto de la productividad, lo politiza todo para
poder sacar raja electoral.
Hace
épocas el mentado divide y vencerás ha sido una buena herramienta para la
manipulación de las bases campesinas, que es desde siglos el sector con más
carencias en la mayor parte del estado de Guerrero y del país.
También
en la Tierra Caliente, en los años 60, el ajonjolí era la base de su economía;
sin embargo, esa es otra historia. La entrega es en relación a la planta
conocida como El Cerillo, de Agroindustrias del Sur, ubicada en el municipio de
San Jerónimo de Juárez, en la Costa Grande. Esa planta aglomera a unos 24 mil
copreros de las regiones Costa Grande y Costa Chica; sin embargo, a decir de
ellos, desde la fundación de la planta, en los años 70, sufren represión y
abandono gubernamental.
Los
copreros han vivido luchando contra el gobierno para seguir con su planta,
aunque con muchas carencias. Qué desgracia tan desdichada.
Sin
embargo, antes de cerrar la carretera federal, los copreros piden la
intervención del gobernador Héctor Astudillo Flores, para que el director de la
planta, Leonel Lorenzana, les pague su copra. “Que nos paguen 6 millones de
pesos que nos deben de copra desde el mes de marzo o de lo contrario
bloquearemos la carretera Acapulco-Zihuatanejo”, advierten. ¡Me lleva la que me
trajo!
Pues
sí, sobre aviso no hay engaño, señores gobernantes; lo malo que el daño es a terceros,
pues los copreros defienden y exigen lo suyo.
De
paso, los dirigentes de los copreros, Javier Solís Solís y Agustín Organis,
revelaron que la planta trabaja a un 30 por ciento de su capacidad, pues no le
han metido un solo peso desde su fundación. La maquinaria e instalaciones se
encuentran en pésimas condiciones, de modo que aunque esa planta debe procesar
mil 200 toneladas de copra, solo producen seiscientas toneladas, porque está en
ruinas, le falta mantenimiento a la maquinaria.
Pero
lo más grandioso de este cuadro es que los directivos desvían 15 millones
anuales para las plantas de Iguala y Acapulco, mientras la planta del municipio
de Benito Juárez está en ruinas. ¡Hijos de la guayaba podrida! Qué injustos. No
la chiflen señores, porque es cantada.
No
queda duda que al perro más flaco se le cargan las pulgas. Los copreros, desde
la fundación de esa planta, sufren persecución. Bueno, desde que el gobierno
metió sus narices a controlar el mercado de la copra, desde el precio hasta sus
derivados, valió sombrero ese negocio.
En
serio, la lucha de los copreros ha sido contra el gobierno; incluso, han
defendido la copra con sus propias vidas. La historia es triste; no obstante,
la lucha de los copreros sigue. Aunque sienten que no hay justicia, no paran de
lidiar, pues reconocen que Guerrero es el principal productor de coco y tienen
todas las de ganar.
Pues
vean, mis estimados, hasta donde es la injusticia gubernamental de años
pasados. Según los dirigentes de los copreros, la planta dejó de procesar el
aceite de coco, por cuestiones políticas. “Nosotros éramos los procesadores de
aceite de coco, pero el entonces gobernador Rubén Figueroa se llevó la
refinadora a su lugar de origen, para ellos procesar el aceite de coco, y nos
dejó sin nada. Y aquí nosotros tenemos la materia prima, queremos seguir
procesando el aceite de coco pero necesitamos que nos regresen la refinadora
para nosotros generar empleos, queremos que le inyecten recursos a la planta
porque para eso fue creada”. A la mero…si no es Juana, es Chana.
El
ex gobernador Rubén Figueroa se llevó la refinadora a Iguala, porque el ex mandatario
es originario de Huitzuco de los Figueroa, pero quiero pensar que la refinadora
está en Iguala. Y los copreros exigen que regresen la planta a San Jerónimo de
Juárez. ¿Qué tal?
Es
decir, acaparan el coco y lo trasladan a ese municipio, al igual que trasladan
el coco al estado de Jalisco para fabricar el dulce de coco; y luego los
jaliscienses se lo vienen a vender a los guerrerenses y ellos lo revenden. ¡Que
chulada de maíz prieto!
Todo
eso sucede teniendo en la Costa Grande las plantaciones de coco y la planta
procesadora para darle valor agregado a la producción. ¿Cómo pues, no vamos
estar jodidos en Guerrero?
Ya
encarrerados, los copreros pusieron al descubierto varias iniquidades contra su
organización. Mencionan que mejor otros estados se están enriqueciendo con el
coco de Guerrero, que ellos que tienen sus parcelas; por ejemplo, mencionaron a
Jalisco y Michoacán, “pero a nosotros nos tienen marginados el gobierno”.
Una
cosa es cierta: los productores de coco, maíz, mango y plátano de la región
Costa Grande, en su mayoría producen grandes cantidades que exportan al
extranjero. Muchos ganaron fortunas, pero también el fisco los sangró mucho, aunque
también esa es otra triste historia.
Lo
malo los productores no están unidos, porque de estar unidos otro gallo le
cantará con el gobierno, por eso los margina, porque los productores del campo
no están unidos y son presas fáciles de caciques acedos.
Los
copreros son buenos elementos para los gobernantes, pero sólo cuando conviene a
sus intereses, pues ante cualquier signo de unidad, dividen y sale ganando. Por
eso los copreros sufren marginación y olvido oficial, pues no es un secreto que
la Costa Grande hace años se rebeló contra el sistema, su corazón se convirtió
en amarillo y en su mayoría los productores fueron perredistas. Por eso la
región vive una inmensa marginación y esto es visto de lejos; sin embargo, a
punta de bloqueos a la vía federal, los campesinos, productores y padres
familia, han logrado que los gobernantes los volteen a ver y les resuelvan sus
necesidades.
Lo
grandioso de la Costa Grande es que también el mar con sus hermosas playas, les
da de comer. ¡Feliz semana, mis estimados!