(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
¿Qué sucede en el PRD, que se están adelantando los tiempos?
Sobre todo, porque en los dos eventos de destape del domingo pasado no están
todos los que son, ni son todos los que están. En uno, arropado por su tribu
política, fue destapado el ex alcalde de La Unión, Carlos Reyes Torres. Y en
otro, arropado por su tribu, Nueva Mayoría, así como otras dos más, se abrió de
capa el ex alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre.
El gran ausente en estas dos movidas fue el grupo del ex
gobernador Ángel Aguirre Rivero, la Izquierda Progresista Guerrerense (IPG),
que casi siempre opera a través del diputado Alberto Catalán Bastida.
A pregunta expresa, el propio Catalán Bastida habló del
caso, y aceptó que no fueron invitados, y que los grupos se pusieron de acuerdo
para relegarlos.
Sin embargo, de haberlos invitado, ¿habrían asistido? No
creo, porque este tipo de actos no están en los planes del ex gobernador, sino
que –como él ya lo ha externado en múltiples ocasione desde el año pasado-, la
ruta que él ha trazado es la de las alianzas con otros partidos, incluso con el
PRI, pues ya no basta una coalición de izquierda, sino que forzosamente
tendrían que sumarse todos para contener el avance de Morena.
Bueno, esa parece ser la meta de los priístas y panistas, y
también la del ex gobernador, pero todo indica que no es la meta de las tribus
perredistas que sobrevivieron al tsunami del 2 de julio del año pasado.
O al menos no quieren dejarle todo el poder de lo poco que
queda del PRD a Ángel Aguirre, sino que están formando bloques para obligarlo a
tomarlos en cuenta, una vez que éste piensa entregarlos al PRI, porque él mismo
tiene planes de una nueva candidatura, ahora por Acapulco.
Quién sabe.
El hecho es que los grupos están adelantando sus tiempos y
ya hay en este momento por lo menos tres bloques visibles: el que encabeza
Carlos Reyes Torres, cuyo grupo político -Alternativa Democrática Guerrerense
(ADG)- detenta el poder en el partido, a través de Ricardo Barrientos Ríos; y
en el Congreso local, a través de Celestino Cesáreo Guzmán.
De otro lado, Evodio Velázquez Aguirre, arropado por Nueva
Mayoría, Renovación Guerrero, de Perfecto Rosas Martínez; y Movimiento
Alternativo Social (MAS), cuyos líderes son Lázaro Mazón Alonso y Bernardo
Ortega.
Y en tercer lugar queda el ex gobernador Ángel Aguirre
Rivero y su grupo político, la IPG.
Quiénes se sumarán a quien, es lo que sigue. Falta, por
ejemplo, ver qué hará la UIG y su líder Víctor Aguirre Alcaide, quien siempre
ha sido incondicional del ex mandatario.
También falta ver qué harán los remanentes de la Coduc, de
Sebastián de la Rosa Peláez, y de Grupo Guerrero, de David Jiménez Rumbo,
quienes a la salida de sus jefes permanecieron en el PRD.
Hay otros grupos, como el que encabeza Beatriz Mojica Morga,
filial al de Los Chuchos, y quienes han planteado que el partido desaparezca
como PRD para crear otra agrupación política con otro nombre y convocando a
otras organizaciones sociales, repitiendo la ruta con la que crearon el partido
del Sol Azteca.
En contra de este plan se ha pronunciado el ex gobernador
Aguirre, pues considera que sólo saldrían ganando Los Chuchos, a quienes
detesta desde que lo obligaron a dejar el gobierno estatal, en lo que fue una
dura traición para el ex mandatario.
¿Cómo resolverá el PRD esta aparente división? Ya sabemos
que Aguirre es viejo lobo de mar y especialista en convencer aún a los más
aguerridos contrincantes. Pero Evodio parece traer la espada desenvainada,
sobre todo porque le han hecho muy difícil la vida a raíz de las denuncias por
corrupción de su gobierno en Acapulco, y
porque el propio Aguirre lo responsabilizó de la derrota del partido en ese
municipio.