(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
México cede ante Donald Trump. Ayer, el periódico The
Washington Post reveló que una de las opciones que el gobierno de Andrés Manuel
López Obrador propuso a su homólogo de Estados Unidos, es blindar la frontera
sur con 6 mil elementos de la Guardia Nacional, para evitar el cruce
indiscriminado de migrantes por nuestro país.
Y aunque esta opción fue negada por la Secretaría de
Gobernación, se entiende que la delegación mexicana que es encabezada por el
canciller Marcelo Ebrard Casaubón, no llegaría con las manos vacías.
Al contrario, ni siquiera esa propuesta le es suficiente a
Trump, quien exige que México haga su trabajo en la contención del flujo de
migrantes hacia su país, como ya es costumbre del vecino país, pues por otro
lado se nos exige el control del narcotráfico, pero ellos de su parte no
contienen para nada el tráfico de armas, que es una de las industrias más
letales del mundo y que tienen en los países de América Latina su principal
mercado.
¿Qué sucederá si Trump decide imponer aranceles a todos los
productos de exportación mexicanos? Pues que México tendrá que hacer lo propio,
emulando la estrategia de China, y de hecho se dice que ya hay una lista de
productos que serían tasados con aranceles, con excepción del maíz que se
importa para consumo humano.
¿Y qué hay de la gasolina? No olvidemos que México depende
casi en su totalidad de la importación de gasolinas, pues compramos 95 de cada
100 litros que consumimos. De ese nivel está nuestra dependencia económica del
vecino país.
En un escenario adverso, de que ambos países se vayan a una
guerra comercial de largo alcance y de resistencia, obviamente quienes
perderíamos seríamos los ciudadanos, pues la crisis económica se recrudecería a
un grado superlativo.
Por su parte, los estadounidenses sufrirán las locuras de su
presidente, porque tendrán que pagar más caro los productos mexicanos, como el
acero, un producto vital para su desarrollo.
El ejemplo de México puede ser China, país que tiene dos
años y medio en una guerra comercial sin cuartel con Estados Unidos, donde no
hay ganador visible.
Pero nuestro país no es China, país que está del otro lado
del charco del Pacífico. Al contrario, nosotros compartimos con los Estados
Unidos la frontera más extensa del
mundo, y hasta la historia nos une, pues no olvidemos que la mitad del
territorio estadounidense era de México.
El último round de la guerra entre China y Estados Unidos la
ganó Trump, Después de que las negociaciones se derrumbaran el mes pasado,
Trump elevó los aranceles a 200 mil millones de dólares sobre productos chinos,
que pasaron de 10 a 25 por ciento, e incrementó los movimientos para limitar a
empresas chinas como Huawei.
México se encuentra ahora en una situación similar.
Aprovechando que se estaban dando las conversaciones sobre
el reemplazo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para
pasar al T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), Trump anunció
un arancel de 5 por ciento sobre los productos procedentes de México a partir
del 10 de junio, a menos que se tomen “medidas decisivas” para
detener la migración ilegal. El arancel podría llegar al 25 por ciento el
próximo 1 de octubre, lo cual sería mortal para nuestra economía.
¿Qué debe hacer el gobierno de México? ¿Seguir el ejemplo de
China o tratar por todos los medios que los aranceles no se apliquen ni
siquiera en su primera fase? Según Jorge Guajardo, exembajador de México en
Beijing, la primera lección es Trump considera que los aranceles son la fuente
de su apalancamiento político. Eso significa que persuadirlo para que los
elimine será difícil.
“Una vez impone los aranceles, están ahí para quedarse.
La idea de que alguna vez los levantará es un espejismo”, aclaró Guajardo.
La negativa de EU a eliminar inmediatamente los aranceles
fue un punto clave para los chinos antes de que se rompieran las negociaciones.
Y lo mismo está sucediendo en México. A pesar de que ya hubo una oferta de
blindar la frontera Sur, el presidente estadounidense la está rechazando, no le
es suficiente. Por lo tanto, la maniobra se ve claramente política. No importa
tanto si la migración es contenida o no, sino sacarle provecho a esta crisis,
frente a sus potenciales electorales, en la reelección de 2020.
Por lo pronto, se recomienda ahorrar, ahorrar y ahorrar. Los
economistas están considerando que México no está preparado para lo que se
avecina, y la quiebra es un fantasma imposible de ignorar.
Ojo, micro, pequeños y medianos empresarios. Manténganse
informados.