Ruth Tamayo Hernández
Abstencionismo ganó en elecciones de 2019
“Ganas
y pierdes y ya está. Has de mirar para delante cuando ganas y cuando pierdas”: Pedro
Martínez.
Casi
siempre, mis estimados, cuando jugamos y perdemos es difícil aceptar o asimilar
la derrota, máxime cuando se trata de cargos públicos; sin embargo, es más
dificultoso aceptar que los ganadores obtuvieron un cargo electo por una
minoría de votantes; esto es más preocupante todavía para la sociedad, ya que
por eso nadamos los mexicanos en corrupción, nos vale un reverendo cacahuate lo
que pasa en el estado, municipio o comunidad, somos apáticos para todo, no
participamos eligiendo a nuestros gobernantes, que voten otros menos yo, y por
eso el México lindo y querido está en estas condiciones.
Bien
pronto nos regresó el tiempo al lugar que merecemos los mexicanos, porque los
dichos están bien hechos: El pueblo tiene el gobierno que se merece”. Y sí, mis
estimados, una minoría de al menos 30 por ciento del padrón de electores eligió
gobernantes en seis estados de la República. Asunto muy preocupante, sobre todo
por las altas cifras de votantes que acudieron a las urnas el pasado 2 de julio,
para empoderar al candidato de Morena a la presidencia de la República.
En
cuestión de meses, todo cambió; y las expectativas de la elección del pasado 2
de junio fracasaron, pues incluso el presidente de la Cámara de Diputados,
Porfirio Muñoz Ledo, dijo que fue impresionante el índice de abstencionismo
registrado en el proceso electoral de Puebla, Baja California, Durango, Tamaulipas,
Quintana Roo y Aguascalientes, de hasta 77 por ciento.
Estos
datos no son alentadores para la democracia mexicana. 77 por ciento de
abstencionismo es demasiado. Y nos recuerda las cifras del antiguo régimen, que
siempre pugnaba por mantener los niveles de participación ciudadana muy bajos,
para facilitar su propia partida de ajedrez.
“Necesitamos
no solamente plazas llenas, sino urnas llenas. La 4T los necesita”, escribió Muñoz
Ledo en Twitter, sabiendo que sólo una alta votación legitima a los gobiernos.
Cuando
decíamos en este espacio, mis estimados, que la elección de 2019 sería un parámetro
en política para el 2021, año en que se eligen diputados federales y congresos
en varios estados, así como gobernadores, también era saber si el fenómeno
Morena-Obrador continuaba como un tsunami arrasando votos en las urnas para sus
candidatos.
Sin
embargo, no fue así. Por el contrario, ganó el abstencionismo. Fue muy pronto el
desencanto para centenares de personas. Y que haya triunfado el abstencionismo,
que haya habido un alto porcentaje de gente que no salió a votar, cuando ese es
un derecho legítimo de cada elector, es alarmante. Desconocemos las causas por
las cuales no votaron; no obstante, los datos muestran el desencanto de una
sociedad engañada y burlada.
Son
muy tristes los porcentajes que obtuvieron los ganadores, y los perdedores de
pena ajena. Entonces como decía el comunicador, no hay nada para nadie, aquí
perdió el pueblo, porque los miles de millones de pesos que se tiran para cada
elección es dinero público que sale de los bolsillos de los mexicanos. Cada
voto cuesta una fortuna pero los electores se dan el lujo de no salir a votar.
Por
otro lado, la cara de angustia del consejero presidente del Instituto Federal
Electoral (IFE), Lorenzo Córdova, así como de otros funcionarios, los delataba.
Por si tenían duda, ahora lo corroboran: la gente no cree más en los partidos
políticos, ni democracias ni ocho cuartos, la gente quiere que los políticos
cumplan lo que prometen.
La
inseguridad y violencia tiene inundados en ríos de sangre a los mexicanos, y el
gobierno promesa y promesa, pero no llega la calma al pueblo. Los gobernantes
no están cumpliendo a la gente si no le das, no le quites, y con eso la tienes
contenta. Pero ahora, el gobierno les quitó hasta lo que ellos no les dieron, y
esto desencantó al pueblo, al grado que no quieren saber de partidos y menos de
monos desabridos.
Los
panistas quisieron hacer leña del árbol caído. De inmediato hicieron
comparaciones de su gobierno con el gobierno de Morena; sin embargo, ni el PAN,
PRI o PRD tienen cara para señalar a otros. Todas las desgracias que hoy vive
el país es culpa de todos ustedes, así que tomen la parte que les toca y
quédense callados, porque calladitos se miran más bonitos.
Los
panistas piden a la población que participen para que puedan exigir buenos
gobiernos, ¿cómo ven? Por eso ellos obtuvieron buenos resultados. No tienen
vergüenza. Su dirigente nacional, Marko Cortés, apenas había presumido que
ganarían la gobernatura de Baja California, pero perdieron. Y de inmediato
salió a defender lo indefendible ante los medios. Dijo que hubo baja
participación y uso faccioso de recursos públicos federales para favorecer a
los candidatos de Morena. No obstante, con una mano daba manotazo y con la otra
hacia señales de triunfo, diciendo que Acción Nacional ganó en Aguascalientes,
Durango y Tamaulipas, tres de las seis elecciones en juego, con lo que reforma
la ruta de crecimiento electoral, en cambio Morena cae en las preferencias
electorales.
“Para
mi partido, el PAN, la totalidad de votos emitidos en los seis estados suman 1
millón 361 mil 639 sufragios frente al millón 186 mil 364 de Morena. En caso de
Puebla, el PAN se consolidó como la primera fuerza política al conseguir 414
mil 356 votos, mientras que Morena por si sola, logró apenas 390 mil 805 votos;
el resto de los votos es de los aliados”, siguió presumiendo el presidente de
Acción Nacional.
Agregó:
“Morena ganó en Puebla con una participación muy baja, 14.1 por ciento del
padrón electoral, y Baja California con un 11 por ciento, esto pone en duda la
legitimidad de los nuevos gobiernos en esos estados. Me refiero a que el PAN se
consolidó como alternativa y contrapeso de poder, aun en los mejores momentos
que todavía tiene el presidente de la República y su gobierno”, dijo Marko
Cortés.
Y
cerró su charla con un presagio que le salió del fondo de su corazón: “Con la
tendencia de la caída de Morena, en el 2021 va a perder la Cámara de Diputados,
esa es nuestra apuesta, que regrese el debate y la pluralidad”.
En
las farmacias venden pomada para el ardor, mi estimado presidente de Acción
Nacional. Lo cierto es que Morena los tumbó de 30 años de gobierno en Baja
California; y como decía, Felipe Calderón, “haiga sido como haiga sido”, los venció;
y de aquí para el real, para que quiten a Morena no será tan fácil y menos con
sus augurios.
La
dirigente nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, también quiso llenar el
florero de su partido diciendo que habían sido buenos los resultados del tricolor,
pero apenas movió la boca la dirigente y le llovieron maldiciones por parte de
priistas que dijeron ser tricolores de corazón y que les duele ver en qué han
convertido los dirigentes al partido tricolor. “Lo destruyeron, lo mandaron
hasta la tercera y cuarta fuerza, y todavía sale usted a decir que fueron
buenos los resultados para el partido en esta elección”, la cuestionan enojados
los tricolores.
Los
del PRD no movieron el bote, se quedaron callados. Y es así como debieron
quedarse todos, pues no hay nada que festejar.
Sin
embargo, más allá del resultado del proceso electoral, mis estimados, es
necesario que la ciudadanía se involucre para exigir que los partidos se
financien ellos sus campañas, y que se haga una ley en la que se estipule que
cada candidato ganador en una elección sea declarado triunfador al menos con un
50 por ciento de los votos del padrón. Si no es así, no hay ganador y se vayan
a una segunda vuelta. Verán cómo se van a poner trabajar todos para el bien del
pueblo, y para que la gente vuelva a confiar en los partidos políticos.
No
es fácil; sin embargo, vale la pena intentarlo. Se vale soñar ¿qué no?