Ixtapa Palace eliminado por Pegasso, en el voleibol de Tercera

Dos frenéticos sets bastaron al cuadro de Pegasso para ganar 2-0 a su adversario Ixtapa Palace.

El partido clasificatorio se disputó en el recinto de la Unidad Deportiva Local.

Los ágiles jugadores de Pegasso, rápidamente se adelantaron en la puntuación 25-19, en el primer sets.

El segundo parcial se mantuvo con la misma tónica, Pegasso nunca soltó la pelota a la hora de realizar sus disparos.

El score 25-21 puntos dio la victoria a Pegasso, quienes avanzaron a la siguiente ronda eliminatoria en el voleibol varonil.

Ixtapa Palace, sufrió un duro golpe anímico, pues nunca dio señal de respuesta sobre la pintura.

El cuadro triunfador se metió a la fase de semifinales y se mantiene a la espera de conocer a su próximo rival.

Asimismo, llegar a la instancia final y buscar pelear por el campeonato de la Tercera Fuerza varonil.

Tecnológico perdió ante Azul Ixtapa

Un duelo que se definió en el tercer sets, Azul Ixtapa ganó 2-1 al cuadro estudiantil del Tecnológico.

Las acciones fueron espeluznante a lo largo del tiempo reglamentario.

Azul Ixtapa, abrió el marcador en el primer sets, al sumar 26-24 unidades.

El partido fue subió de intensidad, nadie cedió terreno a la hora de hacer efectivos sus lanzamientos.

Los jóvenes del Tecnológico, dieron alcance a la puntuación, al poner la pizarra 25-13.

Los protagonistas nunca dejaron de luchar y conectar sus disparos cruzados.

El período definitivo fue conquistado por Azul Ixtapa, quienes ganaron 15-10 sobre Tecnológico.

El equipo de Azul Ixtapa, aseguró su pase a la siguiente fase del torneo varonil, en el voleibol de Tercera Fuerza.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Los desgastes del presidente

Raymundo Riva Palacio

Renunciar al cargo de secretario de Estado como sacrificio por haber incurrido en un acto de influyentismo, no es algo normal. No quiere decir que el abuso del poder deba ser tolerado en cualquier grado, sino por lo inédito de la radical consecuencia de su acto vis-a-vis los precedentes que establece. Que no se entienda mal. Si Josefa González Blanco Ortiz Mena, en un acto de contrición presentó su renuncia al ser descubierta y el presidente Andrés Manuel López Obrador la aceptó, ¿cuál es el siguiente paso? Si el presidente Andrés Manuel López Obrador, que realiza todos sus viajes aéreos en líneas comerciales, se retrasa y el avión lo espera, ¿también renunciará? 

La respuesta política a esta proposición es que López Obrador preferirá perder el vuelo que retrasarlo. Pero, la línea aérea, ¿lo dejará en tierra? De sí, las líneas aéreas están incurriendo en una ilegalidad al permitir que se siente en la fila de salida de emergencia, que por su edad, se le debería de impedir. Las empresas tienen problemas logísticos con la decisión del presidente, que regularmente reciben la petición de hacerle espacio a él y a su equipo de seguridad, con poco tiempo de aviso, por lo que si el avión va lleno, algunos pasajeros resultan perjudicados. ¿Eso no es abuso de poder? Cierto, no es lo mismo el presidente que una secretaria, pero ¿no en el fondo es lo mismo? Si se llega a dar una situación similar, pensar que el presidente renunciaría es una tontería, pero las críticas y demandas de sus adversarios y malquerientes caerían sobre él.

Este es el caso hipotético que plantea la renuncia de González Blanco Ortiz Mena a la Secretaría del Medio Ambiente. El castigo, si el presidente lo considerara así, podría haber sido su destitución sin detallar esa razón, que habría sido implícita, pero no habría puesto una trampa en la que puede caer el presidente en el futuro. La ex secretaria, desde un principio cuestionada por los ambientalistas, llevaba semanas frustrada por la indiferencia a su trabajo por parte de López Obrador, y el nulo respaldo presupuestal. La renuncia estaba en su cabeza, como también su cese estaba en la cabeza del presidente, quien ha estado revisando ajustesen su gabinete. Su salida, como la de varios miembros del equipo de gobierno, era un asunto de tiempo, ante lo que se prevé como el primer gran cambio de gabinete, a escasos seis meses de haber iniciado la administración.

Un reacomodo de esa naturaleza junto con renuncias no programadas, como Germán Martínez en el IMSS, parecería que el gobierno está haciendo agua, lo que no sería una interpretación adecuada. La comparación mecánica con anteriores gobiernos no se aplica porque la velocidad e intensidad con la que inició López Obrador no tiene precedente, como tampoco la forma híper personalizada del ejercicio del poder que obliga a su gabinete a trabajar a marchas forzadas, muchas veces improvisando y otras más ajustando su funcionamiento y acciones, o ahogándose presupuestalmente para poder dotar de recursos a los programas prioritarios del presidente, que son lo único que importa, con la única excepción de mantener los fundamentos macroeconómicos y fortalecer a Pemex para que no bajen su calificación de deuda. Esto lleva a un desgaste importante, que se está notando.

La primera encuesta semestral de aprobación presidencial, acaba de ser difundida por De las Heras Demotecnia, que realizó una encuesta telefónica a mil personas, en donde López Obrador tiene 70% de aprobación entre los mexicanos. Aunque es un porcentaje más que robusto, perdió 10 puntos porcentuales en tres meses, donde tenía 80% de aprobación. La desaprobación subió en el mismo periodo de 14% a 21%. El desgaste de López Obrador, sin bien importante, tampoco es insólito. De acuerdo con los expertos en opinión pública, las mediciones de acuerdo y desacuerdo de los presidentes mexicanos empiezan a mostrar una caída en la primavera, que es cuando se agota la expectativa del cambio que se da al iniciar una nueva administración. Los números de López Obrador, como dato adicional, son similares a los que tuvo Vicente Fox en el mismo periodo.

Los datos de De las Heras Demotecnia muestran también que el ejercicio de propaganda diaria que realiza López Obrador todas las mañanas desde Palacio Nacional le ha permitido seguir manteniendo muy altas las expectativas, pese al desgaste sufrido, y su voz ha sido tan fuerte que opaca los datos duros y las estadísticas. Por ejemplo, el 61% respondió que la seguridad pública está mejor que hace un año (lo que es falso). El 66% dice que la economía se encuentra mejor que como estaba en el primer semestre de 2018, aunque todos los indicadores indican lo contrario. 

En capítulos específicos, el 47% dice que ha mejorado el empleo, y sólo 26% dice que ha empeorado, pese a que las tasas de desocupación reportadas por el INEGI registran un incremento. El 56% considera que ha mejorado el combate a la corrupción, aunque hasta este momento no hay resultados concretos en esa materia ni se han iniciado procesos en contra de funcionarios de anteriores gobiernos. Para el 47% la educación ha mejorado, aunque no hay bases para analizar si ha mejorado o empeorado, y el 64% considera que la libertad de expresión ha mejorado, que es un punto donde hay un creciente consenso interno e internacional de que es todo lo contrario.

La propaganda, a decir de los resultados de esta encuesta, le ha funcionado perfectamente. Pero no bastará. Para que siga siendo eficiente, tiene que dar resultados. Esa primera prueba se está acercando.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Editorial…

Colosio y el complot

El asesinato de Luis Donaldo Colosio sigue obsesionando a nuestro país. El 25º aniversario, este pasado 23 de marzo, ha reanudado los alegatos y las declaraciones. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que cenó con Colosio en casa de Clara Jusidman dos días antes del homicidio. En su momento Manuel Camacho Solís dijo también que se había reunido con Colosio, de quien era acérrimo rival, lo que llevó al acuerdo de que Camacho renunciaría públicamente a sus aspiraciones de ser candidato a la Presidencia.

         La gente cercana a Colosio siempre estuvo convencida de que Colosio fue asesinado por una conspiración y no por un asesino solitario. Diana Laura Colosio, la viuda de 36 años que moriría de cáncer en noviembre de ese mismo 1994, estaba al parecer convencida de que Camacho había estado detrás del homicidio. Se negó así a firmar una carta que le envió el presidente Carlos Salinas de Gortari en la que exoneraba al ex regente del Distrito Federal que había luchado por la candidatura presidencial del PRI contra Colosio. Escogió personalmente al entonces ministro de la Suprema Corte, Miguel Montes, para ser el primer fiscal especial del caso con la encomienda de que encontrara la conspiración.

         Montes impulsó originalmente la investigación por ese camino y habló de una “acción concertada” que ilustró públicamente con un video en el que buscaba encontrar patrones en los movimientos de distintos personajes en los momentos previos al homicidio. Semanas después, sin embargo, se vio obligado a reconocer que no había podido comprobar esa acción concertada. La decisión fue sumamente impopular y Montes dejó el cargo para ser reemplazado por la doctora Olga Islas, quien tampoco encontró indicios de una conspiración.

         Pablo Chapa Bezanilla fue nombrado tercer fiscal especial por un procurador panista, Antonio Lozano, y postuló la presencia de un segundo tirador. Detuvo a Othón Cortés, un personaje menor que gravitaba en torno a las oficinas del PRI en Tijuana, pero el caso se desplomó ante las pruebas periciales y al demostrarse que los testigos de cargo habían sido inducidos. Cortés fue exonerado por los tribunales.

         El último fiscal especial, Luis Raúl González Pérez, actual presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, hizo un trabajo sistemático sobre todas las líneas que surgían de las teorías de la conspiración, desde la existencia de dos Aburtos hasta la presunta responsabilidad de un agente del Cisen, Jorge Sánchez Ortega, que estaba en el lugar de los hechos. Todas las hipótesis de conspiración se cayeron ante el peso de las pruebas o los dictámenes de los peritos, como los fisionomistas que confirmaron que el Aburto de la cárcel era el mismo detenido en Lomas Taurinas el 23 de marzo de 1994.

         González Pérez no cerró el caso, porque hacerlo era una decisión política, pero declaró que no había pruebas que señalaran que alguien además de Aburto hubiera participado en el asesinato. La Fiscalía General de la República debería hoy publicar completa la investigación.

         Sin embargo, poco importan las pruebas. La convicción popular es que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari mandó matar a su protegido y candidato. Esta es la versión que han promovido películas como Colosio de Carlos Bolado o la serie de Netflix Historia de un crimen: Colosio. Siempre se logra más éxito con una trama de conspiración que con la verdad.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Las aguas turbulentas de la política electoral ya comienzan a moverse en Guerrero. La elección en 6 entidades federativas, el próximo domingo 2 de junio, marca el inicio de la pugna por los cargos de elección popular para 2020 y 2021, cuando se cumplirán los primeros 3 años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y pese a los intentos de la oposición por desbarrancar al mandatario federal y, por ende a su partido, el presidente asesta de a tiro por viaje, y parece incluso obstinado en el combate a la corrupción, que permea todas las áreas de la administración pública, en todos los niveles, y obviamente su gobierno no es la excepción, pero tampoco su propio partido.

Morena tiene en Guerrero un dilema fundamental que resolver, y tiene que ver con sus liderazgos fallidos, que en la pasada elección se atascaron en su propia codicia, en un eterno estirón de cuerdas que terminó por reventarlos.

El resultado es el tercer lugar en número de alcaldías, que es donde se maneja el dinero después de la gubernatura, y que son los cargos más atractivos para todos los partidos, pues los municipios constituyen también la base política de la entidad, junto con sus comisarías y ejidos, y quien gobierna los municipios tiene la oportunidad de mantener su base social activa.

Podemos apostar que el PRI y el PRD ya tienen lista su estrategia para impedir que Morena gobierne el estado más lópezobradorista, y para ello el primer objetivo es reventar literalmente a los aspirantes.

Ya hemos dicho, por ejemplo, que el delegado del gobierno federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, se ha convertido en la caca de perico, pues no huele ni hiede, al grado de que los propios morenistas ya le están reclamando que nada haga por el estado, salvo publicar sus reuniones burocráticas con funcionarios del gobierno estatal.

Siendo el responsable de los programas sociales federales, Pablo debiera estar haciendo mucho trabajo de campo, pero no es lo suyo. En cambio, anda de oficina en oficina, y ya se le acusa de ser la dama de compañía del gobernador del estado.

Por su parte, Adela Román Ocampo, alcaldesa de Acapulco, está reventada por la violencia, y por la constante guerra mediática de sus detractores, incluidos columnistas y comentaristas de medios, quienes encontraron un municipio en bancarrota e indispuesto a mantener los jugosos convenios que otorgaron los antecesores de Adela.

De esta suerte, no creemos que Adela logre remontar lo suficiente como para que se le permita participar.

Queda también el senador Félix Salgado Macedonio, quien ya comenzó a moverse en las regiones, con visitas nada discretas. Su ventaja sobre Pablo Sandoval es que es menos elitista, y suele mezclarse con la gente de la base, a diferencia de Pablo que nomás no hace click con la gente de a pie.

Félix está jalando a gente de otros partidos, sobre todo perredistas que en la pasada elección tomaron malas decisiones y pretenden ahora incrustarse a lo seguro, pero definitivamente tendrán que sudar la camiseta.

Con una caballada tan flaca, Morena tendrá que sorprendernos con un candidato sacado de otro costal. No de otro partido, sino alguien que no esté por el momento bajo los reflectores.

Y no, no podría ser ningún diputado local, porque están haciendo un papel tan triste, que definitivamente el presidente del Congreso, que debiera estar a la altura del gobernador por ser el representante de uno de los tres poderes, la verdad que da pena ajena. En este sector, o Morena cambia de líder de bancada, o se pasará los tres años peleando contra su propia sombra.

Pero nada de lo que sucede en Guerrero es exclusivo. A nivel nacional se cuecen peores habas, y esto lo denunció ayer el consejero Alejandro Rojas Díaz Durán, quien dijo que la dirigencia nacional de Morena comete un gran error al mantener cerrada la afiliación, porque debilita al movimiento y ha dado pie a que gente como René Bejarano y otros líderes, afilien ciudadanos a nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero para sus grupos políticos, no precisamente para el partido.

Y así es. Si el partido estuviera bien afinado, no habría necesidad de grupos externos. No sé si Bejarano lo sepa, pero en la pasada elección, su gente metió mucho ruido, al grado de que lo mismo anduvo representando a perredistas que a morenistas.

Por ejemplo, Oscar Chávez quiso ser diputado federal por Morena en Costa Chica, y al no lograrlo se dedicó a boicotear a este partido, al tiempo que se reunía con candidatos perredistas, trayendo con ello una gran confusión entre el electorado.

El tiempo apremia, Morenos. O cambian, o los cambian.

Salir de la versión móvil