La Zapata, campeón del torneo de Semana Santa

ALDO VALDEZ SEGURA

La liga municipal de basquetbol tuvo actividad este fin de semana, se llevó a cabo el torneo de semana santa, en donde alrededor de 8 equipos se dieron cita para participar, siendo el equipo de la Zapata quien se consagró campeón  de dicho certamen al derrotar en la gran final a Carmelo´s.

Fue un fin de semana de intensa actividad, en donde los equipos participantes dieron lo mejor de ellos para ir escalando posiciones y llegar hasta la gran final, que era el objetivo final, pero solamente el más fuerte logró sobrevivir y salir con la mano en todo lo acto en señal de victoria.

Los equipos finalistas se enfrascaron en una batalla en la cancha Solidaria en busca de la supremacía, fue un duelo de poder a poder, en donde los dos equipos atacaron y acertaron, a la Zapata le ayudo mucho la calidad individual de sus jugadores para salir con la victoria y coronarse.

Daniel “El Rayito” Olea afina sus puños

ALDO VALDEZ SEGURA

El púgil azuetense; Daniel “el Rayito” Olea afina sus puños, ya que en breve subirá al ring  y tendrá que demostrar su poderío, su próxima pelea ya se encuentra la vuelta de la esquina, por lo que ha intensificado sus entrenamientos, no da tregua, llegar en óptimas condiciones es lo que quiere el porteño.

La pelea del “Rayito” Olea está programada para el día 26 del presente mes, su rival en turno será Ronny Ríos, un duro combate le espera, pero es aquí donde tiene que demostrar de lo que está hecho, se ha estado preparando en Tijuana, en el gimnasio de Eric “el terrible” Morales.

Lo único que tiene en mente Daniel Olea es salir con la victoria, por lo cual se ha preparado arduamente, a escasos días de su combate entro en la etapa de recuperación, ahora solo pule su estrategia para imponerse a su oponente, así pues, “el Rayito” verá acción.

Éxito total en la final del InterBarrios en Petatlán

*La Vicente, logró levantar la Copa de Campeón

La Vicente, venció 4-3 a la Fermín Deportiva, en la final del primer InterBarrios 2019.

El duelo por la supremacía se efectuó en la cancha El Tekereke,  del vecino municipio en Petatlán.

El cuadro rojinegro de La Vicente, fué considerado como favorito de la justa local.

Fermín Maciel, mostró coraje y entrega entre sus futbolistas, los cuales nunca bajaron la guardia a la hora de atacar.

Los anotadores de La Vicente fueron: Gilberto Morillon, José Ángel Muñoz, César Marines y Jonathan Vázquez.

Por parte de Fermín Deportiva, descontaron Erick Ollua, convirtió dos dianas y uno su compañero Everardo Peñaloza.

El marcador final 4-3 favoreció a la escuadra de la Vicente.

Los organizadores del torneo Hebert Lemus Esquivel y Lázaro Hernández, agradecieron el apoyo brindado para realizar el primer campeonato de InterBarrios.

En la tarde- noche se llevó a cabo la premiación a la que asistió como invitado especial, Javier “El Tocumbo” Aguilar, para entregar los trofeos al nuevo monarca de la campeonato.

Lemus Esquivel y Elizabeth Maldonado, entregaron el galardón al subcampeón del InterBarrios, en su primera edición 2019.

Deportistas costeñas entrenan en la Semana Santa

Los diferentes espacios deportivos se vieron abarrotados por deportistas, en el período vacacional de Semana Santa.

Esté lunes, vuelven a las actividades la mayoría de las ligas deportivas de Zihuatanejo.

Los jóvenes y adultos aprovecharon el asueto para jugar la tradicional cascarita de basquetbol y voleibol.

Las jugadoras mostraron sus habilidades a la hora de encestar la pelota en los aros.

Las chicas de voleibol no dejaron escapar ningún minuto para conectar sus potentes lanzamientos.

Las deportistas coincidieron que asistieron a entrenar para mantener con buena condición física.

“Se vienen complicados partidos en la liga y debemos encararlos con mucha responsabilidad”, dijeron las basquetbolistas.

Agregaron no hemos tenido un torneo a modo, por lo que decidimos entrenar y esforzarnos para que lleguen los resultados positivos y buscar la clasificación en nuestras disciplinas.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Matanza en Minatitlán

Raymundo Riva Palacio

La polarización política llegó al absurdo, generosamente hablando. Un comando asesinó a 14 personas en un bar de Minatitlán –incluido un niño de un año- el Viernes Santo, y la arena pública se llenó de escupitajos. Cierto, el presidente Andrés Manuel López Obrador contribuyó el Sábado de Gloria con un galimatías donde no habló del crimen sino flageló con citas bíblicas a quienes lo acusaron de tirano por violar la Constitución. Pero la tragedia mexicana no comienza ni termina con él. Minatitlán es la síntesis del colapso de la seguridad que dejó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y la ingenuidad de López Obrador al proclamar el fin del combate al crimen organizado como vía de la pacificación nacional.

En Minatitlán, las autoridades federales tienen claras las principales líneas de investigación, que cruzan indivisiblemente a los dos factores señalados. Hace tiempo se perdió el control en esa ciudad petrolera y quedó en manos de dos cárteles de la droga en pugna. La principal hipótesis detrás de la matanza es el huachicol en Minatitlán. Todos los días, reportan lugareños, hay robos de pipas en la carretera de Coatzacoalcos-Cosoloacaque, que pasa junto a esa ciudad, que son desviadas hacia cantinas en la zona del aeropuerto que es donde se encuentran los depósitos clandestinos huachicoleros.

Desde hace aproximadamente cinco años, los asesinatos en las cantinas de Minatitlán, Coatzacoalcos y los municipios de la zona, son comunes. Las autoridades federales están investigando la probable acción de miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, a quienes se les han ido sumando en los últimos años antiguos asesinos de Los Zetas, que hoy están enfrentando a esa organización tamaulipeca en Veracruz. El fenómeno tiene componentes más graves de lo que la violencia y la lucha por la plaza en sí mismo significa. La diáspora criminal y el realineamiento de los cárteles que ha provocado la espiral de violencia galopante en Veracruz, dicen funcionarios federales, está relacionada con acciones y omisiones en las que incurrió el aparato de seguridad en el gobierno de Peña Nieto.

Un diagnóstico federal subraya el relajamiento en las medidas de seguridad en los penales y la falta de renovación de los equipos de seguridad, que tuvieron como su mejor ejemplo las condiciones para que Joaquín El Chapo Guzmán escapara de El Altiplano en 2015. Según la evaluación, esto sucedió dentro de las áreas de beneficios de libertad del Órgano Administrativo Desconcentrado para Prevención y Readaptación Social, que dependía de la Secretaría de Gobernación, donde se mantuvo a oscuras a la PGR cuando un delincuente de alta peligrosidad iba ganando amparos, como sucedió con Rafael Caro Quintero, uno de los jefes del Cártel de Guadalajara, antecesor del Cártel de Sinaloa, en 2013.

Las autoridades federales han encontrado que la falta de reforzamiento de causas penales, particularmente de miembros de ese cártel llamado hoy Pacífico, y de su brazo armado, el Cártel Jalisco Nueva Generación, y de Los Zetas, se dio a través de un entramado de despachos de penalistas, con aparentes conexiones con funcionarios en el gobierno de Peña Nieto y dentro del Poder Judicial, por lo que las autoridades revisan la probable participación ilegal de despachos de penalistas con presuntas vinculaciones con Humberto Castillejos, que fue consejero jurídico del presidente Peña Nieto, y de una red de secretarios de Acuerdos en los Circuitos de Jalisco, estado de México y Tamaulipas.

Lo que se han venido encontrando es el desmantelamiento del sistema de impartición de justicia federal, que benefició en Veracruz al Cártel Jalisco Nueva Generación y a zetas que estaban presos, cuya liberación y posterior incorporación a Cártel del Pacífico hizo que la violencia se intensificara en ese estado. Varias declaraciones del presidente López Obrador sobre el Poder Judicial y actos de impunidad, tienen en esos hallazgos su razón de ser. Pero sus declaraciones en este sentido son amagos y no hay acciones. En otro sentido, han sido un bálsamo para los criminales, y un perdón implícito para los responsables de tal negligencia.

López Obrador está en otra lógica que no es combatir a los cárteles. Desde diciembre de 2017, antes de la campaña presidencial anunció una amnistía para narcotraficantes, y aunque la promesa la ha ido matizando, los cárteles reaccionaron, incluso, buscando el Cártel Jalisco Nueva Generación un acuerdo con él, del que no se sabe qué curso tomó. En todo caso, ya como presidente, López Obrador proclamó desde Palacio Nacional  al arrancar febrero el fin de la guerra contra el narcotráfico y que cesaría la persecución a los jefes de los cárteles. La racional de López Obrador es que los asesinos no son malos del alma, sino que las condiciones económicas los empujan a ello.

El incremento de fuego y las cifras históricas de homicidios dolosos en su gobierno, son la respuesta a lo que aparenta ser una ingenuidad política. La pregunta es si realmente es inocencia o, como sugiere su equipo, pretende regresar al status quo de principio de los 80’s, donde un cártel domine el país y coadyuve a la pacificación. Empero, las condiciones son totalmente distintas en cuanto a la naturaleza del mercado de las drogas y la composición de las organizaciones criminales trasnacionales.

Pactar de facto con el Cártel del Pacífico para que el Cártel Jalisco Nueva Generación y los zetas, limpien el país de narcomenudistas, secuestradores, extorsionadores y asesinos en las esquinas, no será nunca la solución. Regresar el país a los 80’s en materia de seguridad es un disparate, y Minatitlán es un recordatorio que su camino, impunidad a los responsables directos del desastre y una política con los cárteles de dejar hacer, dejar pasar, es inviable y fallido por donde se vea.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: rivapa

Editorial

El “memo” de AMLO 

Hasta para un espacio dedicado al análisis de la realidad judicial en torno a la garantía de los derechos humanos, existen sucesos que irrumpen de tal manera que no parece aconsejable que pasen desapercibidos, menos si incendian los cimientos del orden constitucional. La instrucción presidencial de dejar sin efectos las medidas derivadas de la aplicación de la reforma educativa, a pesar de que puedan desatenderse obligaciones constitucionales o legales, es uno de aquéllos.

La gran mayoría de los comentarios que he conocido en torno al tema se enfocan más en el problema que en el contexto jurídico que lo hace posible. Asumir que el Presidente de la República carece de un equipo que lo asesore en cuestiones constitucionales y legales, sería arriesgado. Quizá sea verdad que no escuche consejos, pero también cabe la posibilidad de que una acción como ésta sea el resultado de un estudio fríamente calculado de nuestro sistema de justicia vigente.

El hecho de que el titular del Ejecutivo federal invite a denunciar en tribunales su memorándum no me parece una ocurrencia, sino el resultado de una decisión que confía en que los precedentes judiciales le favorecen –aparte de lo que en clave política le pueda significar–. Así que tratando de simplificar este asunto, más que preguntarme si un acontecimiento como éste subvierte el “Estado de Derecho”, prefiero enfocarme en pensar si contamos con el derecho y la vía para defenderlo.

Primero, debo señalar que de los cauces constitucionales con los que contamos, casi todos se han diseñado de modo que las personas comunes carezcamos de legitimación para accionarlos, para iniciarlos. Contra el memorándum no procede la acción de inconstitucionalidad porque no se trata de una ley, así que a la oposición que lo dispute le queda presentar una controversia constitucional, lo cual se antoja complicado porque no controla el Congreso, y al no hacerlo, no hay manera para pretender que se declare inválido ese memo, con efectos generales.

Entonces nos queda el amparo, ese medio que tendría que ser sencillo y accesible para todo mundo y que, siendo el recurso judicial por excelencia para la defensa de nuestros derechos humanos, debería permitirnos cuestionar todos los actos de autoridad, todos, sin excepciones. El problema es que los precedentes judiciales no están de nuestro lado, e intuyo que el Presidente lo sabe. No solo lo sabe, sino que además sabe que un abrupto cambio de criterio también favorece su agenda.

Si algún juzgado de amparo nos sorprende estos días con la noticia de la admisión de una demanda de amparo y luego con el dictado de una orden de suspensión, sería sencillo “politizar” sus determinaciones. Si los juzgados, los tribunales o la Suprema Corte alteran de un día para otro sus precedentes gracias a una nueva reflexión, al gobierno le abren la puerta para denunciar el sesgo político de sus fallos. Como ese escenario es todavía peor que el actual, el cambio de criterio no debe ser aislado e inconsistente, sino operar en todos los casos y no solo en éste.

Pues bien, cuando menos dos obstáculos deben superarse para hacer justiciable el memo: que pueda calificarse como una comunicación interna entre instancias de gobierno que no afecta a persona alguna en concreto –por lo cual se tendría que esperar hasta que las dependencias a las que se dirige, hagan u omitan algo que sí ocasione perjuicios jurídicos a alguien en específico–; y que las personas únicamente contemos con un interés simple para cuestionarlo, pero no jurídico ni legítimo, pues aunque en juego se encuentre el Estado de Derecho, la triste realidad judicial es que no podemos defenderlo en abstracto, sin una afectación diferenciada del resto de la población –salvo el camino abierto para las personas jurídicas que pueden combatir lo que afecte su objeto social, como de hecho ocurrió en torno al tema de la educación con el juicio de Aprender Primero, A. C.–.

En este escenario se presenta una gran oportunidad para avanzar al juicio de amparo como medio de garantía de nuestros derechos: el Poder Judicial federal debe a partir de hoy admitir toda demanda que busque defender los derechos e intereses comunes. Si lo hace, muchas cosas podrían transformarse para mejorar.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

México está entrando en una peligrosa espiral de violencia que no es precisamente normal. No se trata del famoso cambio de jefes delincuenciales en alguna zona determinada, que se registra periódicamente en regiones y municipios del país; sino que hoy por hoy se observan patrones de violencia que nos permiten aventurar que incluso son hechos provocados.

¿Qué les impide a los miembros de la oposición usar la violencia como arma de guerra electoral? No será la primera vez que lo hacen, de hecho, pues a lo largo de estos últimos 12 años eso ha sido la constante.

Pero como decía un compañero periodista: “Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa”. Una cosa es el curso “natural” del fenómeno de la violencia, que responde a variables muy bien definidas de competencia y mercadeo, y que incluso es muy entendible para el ciudadano común, y otra cosa son los actos de violencia que rayan en la crueldad contra gente inocente, como el que registró el pasado viernes en Minatitlán, Veracruz, en el que murieron 14 personas, incluido un menor de 1 año de edad.

Se dice que iban por el dueño del lugar, un conocido transexual de esa ciudad. Pero, lo más común es que sólo maten al blanco del homicidio, o bien se lo llevan para tirarlo después, ya muerto. Pero en este caso torturaron y acribillaron también a la gente que festejaba un cumpleaños en el lugar. Incluso, los sobrevivientes dicen que fueron obligados a ver cómo le disparaban al bebé un balazo en el cuello, que en un instante le arrebató la vida, pues le destrozó las carótidas, las arterias que oxigenan el cerebro.
Por este solo detalles observamos que el objetivo de los atacantes, no era ir solamente por Julio César González Reyna, mejor conocido como Becky o La Potra, sino provocar un crimen que por su crueldad traspasara fronteras y perjudicara al presidente Andrés Manuel López Obrador, a sabiendas de que éste estaría ayer domingo en la capital veracruzana para conmemorar un aniversario más de la defensa del Puerto de Veracruz, donde efectivamente lo cuestionaron acerca de ese acontecimiento.

Y aunque el presidente señaló que se investiga el caso, y argumentó que le dejaron “un cochinero” en todo el país, la sociedad no quedó conforme y sobre todo los grupos empresariales están convocando a una marcha social en contra de este tipo de actos violentos.

¿Por qué Veracruz? Porque es la única entidad gobernada por Morena, con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, quien sustituyó al panista Miguel Ángel Yunes, quien a su vez gobernó en sustitución del priísta Javier Duarte de Ochoa, cuya historia conocemos al dedillo, pues es el mejor ejemplo de la alta corrupción que padecemos los mexicanos.

Para colmo, trascendió que el ex gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares, está siendo investigado por la Fiscalía General de la República por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

La primera de las denuncias fue presentada en mayo de 2013. La denuncia y el soporte presentado generaron escándalo público. Sin embargo, tras cuatro años de presentada la averiguación previa, la Procuraduría no ha ofrecido resultado.

En 2016 se presentaron dos nuevas denuncias contra Yunes. La primera por lavado de dinero y delincuencia organizada. La segunda, otra vez por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Tal vez por eso el reproche que durante su gobierno le hicieron grupos criminales al ex gobernador.

Una situación similar se vive en Guanajuato, donde gobierna el ex presidente panista, Vicente Fox Quezada, y donde se dio la más dura batalla contra el guachicoleo en los primeros meses del gobierno de AMLO. Fox no pierde oportunidad de denostar al régimen lópezobradorista, por cierto, y esto de la masacre de Veracruz le vino como anillo al dedo para señalar que el gobierno de AMLO todavía no comienza, y ni lo hará pronto.

Es obvio, entonces, que Guanajuato y Veracruz son dos entidades que se han convertido en “foco rojo”, y que los hechos de violencia escandalosos e indiscriminados, ni siquiera a los delincuentes les conviene. Pero sí a los políticos.

AMLO tiene que actuar y quitarles a sus adversarios la tentación de usar la violencia para reventar su gobierno. Y por ahora el único instrumento que tiene para hacerlo es la Guardia Nacional, a la que sin embargo todavía le cuelgan varios meses para que se concrete.

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