Culpable de los diez cargos que le imputaban: esa fue la
sentencia del jurado que juzgaba al narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán
Loera, “El Chapo”, en la Corte de Distrito Federal en Brooklyn, Nueva York el
pasado 12 de febrero. No fue una sorpresa para nadie, pues además del
conocimiento público de las actividades del capo del Cártel de Sinaloa, los
fiscales prepararon un detallado caso con una avalancha de evidencias.
Alan Feur, el periodista del New York Times encargado de
seguir el juicio contra narcotraficante mexicano, enfatizó la meticulosidad con
la que distintas agencias del gobierno de Estados Unidos prepararon el caso.
“El enjuiciamiento de Guzmán Loera en Estados Unidos se
planeó con años de anticipación y requirió del trabajo investigativo del FBI,
la DEA, la Guardia Costera estadounidense, el área especial de investigaciones
del Departamento de Seguridad Nacional y de fiscales federales en Miami, San
Diego, El Paso, Nueva York y Washington. El equipo del juicio también dependió
de decenas de oficiales de policía estadounidenses y de las autoridades de
Ecuador, Colombia y la República Dominicana”
(https://www.nytimes.com/es/2019/02/12/chapo-guzman-culpable/).
En ese trabajo, los fiscales llevaron a la Corte a 56
testigos de los cuales 14 trabajaron alguna vez para “El Chapo”. La evidencia
en su contra fue abrumadora.
Fueron diez cargos que enfrentaba “El Chapo” en la Corte de
Nueva York, el principal de ellos su participación en una iniciativa criminal
continua, y además; conspiración internacional para elaborar y distribuir
cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana; conspiración para importar
cocaína (a Estados Unidos); conspiración para distribuir cocaína; distribución
internacional de cocaína, heroína, mariguana y otras drogas; uso de armas de
fuego; conspiración para lavar dinero proveniente del narcotráfico (Forbes, 12
febrero 2019). Encontrado culpable por el jurado, ahora “El Chapo” esperará la
sentencia del juez Brian Cogan hasta junio próximo.
“El Chapo” fue juzgado y encontrado culpable. Pero como
escribí en este mismo espacio en noviembre pasado: en la Corte de Nueva York no
sólo se juzgaba al capo del Cártel de Sinaloa, sino también al narco-Estado
mexicano. Hubo varios testimonios que hablan de cómo la corrupción aceita y
hace operar el negocio del narcotráfico al amparo del poder político.
El abogado de El Chapo, Jeffrey Lichtman, dijo el 13 de
noviembre, que tanto Enrique Peña Nieto como su antecesor Felipe Calderón,
recibieron sobornos del Cártel de Sinaloa. En el caso del priista Peña Nieto se
habló incluso de una entrega de 100 millones de dólares, antes de la campaña
presidencial de 2012.
En días posteriores Jesús Zambada hermano de Ismael Zambada,
El Mayo, dirigente del Cártel de Sinaloa junto con “El Chapo”, reveló que él
personalmente entregó seis mdd a Genaro García Luna, Secretario de Seguridad
federal en el sexenio de Felipe Calderón, a cambio de protección del Cártel de
Sinaloa. Declaró además que García Luna recibió otros 50 mdd del cártel de los
hermanos Beltrán Leyva. En el juicio se pasaron audios de grabaciones de las
conversaciones telefónicas en las que “El Chapo” da órdenes directas a un
comandante de la AFI emplazado en Sinaloa y este se le reporta dócilmente.
Pero en la Corte de Nueva York también se escucharon
testimonios que dan cuenta de las prácticas criminales y los métodos para
deshacerse de presuntos adversarios, entre ellos las torturas, las ejecuciones,
cuerpos lanzados a hogueras o enterrados vivos.
Ese fue el testimonio de Isaías Valdez un ex miembro del
miembro de las fuerzas especiales del Ejército mexicano que posteriormente fue
guardaespaldas y secretario de “El Chapo”. En la Corte de Nueva York narró como
directamente Guzmán Loera mandó cavar una fosa donde arrojaron vivos a dos
detenidos que antes habían sido torturados. Luego ordenó que se le prendiera
fuego a la fosa con los cuerpos aún vivos de los detenidos.
¿Cuántas órdenes semejantes dio “El Chapo”? ¿A cuántas
personas se desapareció, se asesinó y enterró en fosas clandestinas ordenadas
por este narcotraficante y el Cártel de Sinaloa? No lo sabemos a ciencia cierta
porque “El Chapo” no fue juzgado por estos crímenes por el gobierno de Estados
Unidos. La justicia estadounidense juzgó a “El Chapo” supuestamente para
detener el flujo ilegal de drogas a su país, pero también para quedarse con los
activos financieros de “El Chapo” y el Cártel de Sinaloa. Esas son sus
prioridades.
Pero es totalmente condenable y reprobable que el gobierno
mexicano no hubiera aprovechado las veces que detuvo a “El Chapo” para conocer
esta información o que su extradición a Estados Unidos estuviera condicionada a
que el capo también informara sobre las desapariciones, enterramientos y
centros de exterminio que ocurrieron en los territorios que controlaba, con la
evidente complicidad de poder político mexicano.
El juicio por “El Chapo” revela un absoluto desprecio por
las vidas humanas que han estado en juego en esta mal llamada “guerra contra el
narco” por parte de los gobiernos involucrados.
Si realmente existiera un Estado de derecho que buscara la
justicia, la detención de “El Chapo” debería tener como prioridad encontrar la
verdad sobre las víctimas de esta guerra, para hacer todo lo posible por
detener desapariciones y encontrar a miles de cuerpos que hoy están sin
identificar.
Pero los gobiernos no buscan encontrar esa información que
pueden ofrecer los capos de las drogas porque al buscarla se encontrarían así
mismos. Ellos son corresponsables tanto de los grandes negocios del capitalismo
ilegal, así como de la violencia organizada que está asociada a estos negocios.
Los distintos gobiernos, y todo el Estado mexicano, es
corresponsable de esa violencia y por tanto de las desapariciones, masacres y
fosas clandestinas que se producen para que funcione el lucrativo negocio del
narcotráfico.
Los testimonios escuchados en el juicio de la Corte de
Brooklyn confirman que los grandes negocios del crimen organizado en México no
pueden operar sin la complicidad y protección del poder político y altos mandos
de las fuerzas armadas y policiales de este país. En la Corte de Nueva York, no
sólo se juzgó a “El Chapo”, también al narco-Estado mexicano.