Editorial

Ya ni Salinas

By Despertar Redacción

November 04, 2021

Dolia Estévez

En violación del decreto que prohíbe exhibir nombres de funcionarios en edificios federales y de la política del Presidente López Obrador de no usar la obra pública para la promoción personal, el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, y el Embajador en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, develaron una placa que glorifica el nombre del priista estatal en un nuevo recinto en el Instituto Cultural Mexicano (ICM), propiedad del Estado.

En 1983, Miguel de la Madrid decretó que “las obras públicas no deben ser aprovechadas para exaltar el culto a la personalidad de quienes actúan en el servicio público, durante el tiempo de su encargo…”. Con base en ese postulado, emitió un decreto para “suprimir” los nombres del Presidente y de los funcionarios públicos, “en las placas que se fijan con motivo de la inauguración de las obras públicas que realicen la Administración Pública Federal, centralizada o paraestatal el Departamento del Distrito Federal y sus entidades, o los Gobiernos locales, cuando se trate de obras llevadas a cabo con recursos federales (“Acuerdo por el que se dispone se supriman los nombres… Diario Oficial, 05/04/1983).

Hasta la semana pasada, no había ninguna placa con nombres de funcionarios, ni en la sede de la Embajada ni en el Instituto Cultural Mexicano, que infringiera dicho acuerdo. La placa de Murat es la primera.

Ubicada en la pared exterior de un edificio que no hace muchos años era la Sección Consular de la Embajada de México, la placa en el nuevo taller dice: “Laboratorio Matías Romero; Lanzado por el Gobernador del estado libre y soberano de Oaxaca, Alejandro I. Murat Hinojosa”.

Sobra decir que el ICM no pertenece al Gobierno de Oaxaca. Es una obra pública comprada con dinero federal, por tanto, rige el acuerdo de 1983. La responsabilidad de hacer cumplir la normativa no es del Gobernador sino de Moctezuma, quien tiene encomendadas las propiedades diplomáticas del Estado mientras sea Embajador.

Ya ni la arrogancia de Carlos Salinas de Gortari. La placa de la inauguración en 1989 de la Embajada de México, sobre Avenida Pensilvania, no lleva su nombre. Puntualmente dice: “El Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos declaró inaugurado este edificio destinado a la Embajada…”.

El Gobernador de Oaxaca, el cuarto estado más pobre de México, pagó por la inauguración del taller en el marco del llamado “Mes de Oaxaca en Estados Unidos”. El mantenimiento correría por cuenta del erario de su estado. La placa con el nombre de Murat, que él mismo mandó hacer en Oaxaca, es un pago a perpetuidad… si no la cambian.

Murat y Moctezuma también develaron un busto de Matías Romero en un salón de juntas en el octavo piso de la Embajada. Murat se dijo “orgulloso” de la “entrega” a la legación mexicana de los símbolos conmemorativos al distinguido diplomático, empresario, autor y estadista oriundo de Oaxaca.

El súbito impulso por reconocer al ilustre mexicano, no deja de llamar la atención, más aún cuando un intento reciente por instalar un pedestal en su honor en la esquina de las calles 14 e I, donde vivió intermitentemente 24 años, no prosperó. El permiso que otorgó el Gobierno del Distrito de Columbia de la Ciudad de Washington, venció el año pasado, me dicen fuentes del municipio.

Moctezuma no es el primer diplomático de la 4T en incumplir el compromiso de AMLO. El año pasado, el Cónsul de San Antonio, Rubén Minutti invitó a Yasmín Esquivel a inaugurar una sala de lactancia que lleva su nombre.

La actuación de Minutti, quien buscaba quedar bien con la Ministra, presuntamente iba a ser objeto de una investigación por parte del Órgano Interno de Control en la SRE, pero se desconoce si el caso procedió o si el cónsul fue sancionado.

Hasta la semana pasada, no había ninguna placa con nombres de funcionarios, ni en la sede de la Embajada ni en el ICM. Foto: Dolia Estévez

La gira del Gobernador es una idea un tanto original de Moctezuma. Tras la desaparición de las oficinas de Pro México bajo el actual Gobierno, las embajadas en el mundo han asumido el papel de promotores de la inversión y de la cultura en los estados. Moctezuma espera traer a más gobernadores el próximo año.

El propósito de la gira de Murat fue desarrollar un programa de promoción económica y cultural en su estado, que dominó la agenda del personal de la Embajada a lo lago de toda la semana pasada. Las actividades iniciaron con la inauguración de dos espectaculares alebrijes en Rockefeller Center, en el corazón de Manhattan.

En el más rancio estilo priista, Murat y su esposa, blindados por un séquito de más de 30 personas que incluyó a los secretarios de turismo y economía estatales, al director de comunicación (yerno de Moctezuma), a funcionarios diversos, camarógrafos, fotógrafos y a un par de reporteros locales, almorzaron con empresarios, inauguraron salas y el Altar de Muertos, montaron guardia frente al monumento a Juárez y presenciaron bailes y música de artistas e interpretes traídos de Oaxaca.

Murat, quien en todo momento estuvo acompañado de Moctezuma, pagó por todo. Hasta por el papel picado de la decoración en el ICM. No pronunció discurso que no mencionara en términos elogiosos a AMLO.

El hijo de José Murat no es ajeno a la controversia. De acuerdo a una investigación de The New York Times, Alejandro Murat y su familia son dueños de propiedades inmobiliarias de gran valor en Estados Unidos. “Con los años, él (Alejandro Murat) y los miembros de su familia inmediata –empezando por su padre, exgobernador de Oaxaca– han comprado al menos seis propiedades, incluyendo dos condominios cerca de una estación de esquí en Utah, otro en la playa en el sur de Texas y por lo menos una en Manhattan”. Murat lo negó (Mexican Political Family has close ties to ruling party, and homes in the U.S., The New York Times 10/02/2015).

Bastó la aparatosa visita de un polémico político priista para arrojar a las aguas del Potomac el compromiso de AMLO de acabar con el culto a la personalidad que tanto daño hace a México.