Opinion

SOS COSTA GRANDE

By Despertar Redacción

December 13, 2021

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

El PRI se arrepiente de sus 30 años de neoliberalismo y vuelve a su origen de centro izquierda, en una movida electorera que impactará su política interna en los próximos 3 años, y de cara a la elección presidencial de 2024.

Durante su 23 Asamblea Nacional realizada este sábado 11 de diciembre, los delegados del tricolor anunciaron que dejarían atrás el neoliberalismo que “les fue impuesto desde el poder”, para definirse como social demócratas. O sea, de izquierda.

Con la nueva agenda, los priístas son ahora “feministas, ambientalistas, enemigos de la discriminación, progresistas y aliados de las causas populares”.

Pero en clara contradicción con este viraje, se anunció que el PRI se queda en la alianza Va por México, que también integran el PAN y el PRD.

“Somos más competitivos y ganamos la confianza de la ciudadanía. Está claro hoy, que en todas las encuestas públicas a nivel nacional, el PRI tiene 20 por ciento, PAN 20 por ciento y PRD 4 por ciento, somos una coalición potente a nivel nacional, más de 44 puntos y obviamente (Morena) sabe que puede perder, que va a perder espacios de participación, así como le ganamos la mayoría en la Cámara de Diputados”, dijo Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del PRI.

Por si fuera poco, Alito, anunció su intención de postularse como candidato a la presidencia en las elecciones de 2024. ¿Qué tal?

En un abrir y cerrar de ojos, los tricolores se desmarcan del neoliberalismo heredado desde Carlos Salinas de Gortari, en un intento por borrar el pecado y, obviamente, para no asumir las consecuencias de haber metido al país en este berenjenal, provocando la concentración de la riqueza en unas cuentas manos, la venta de bienes propiedad de la nación y el saqueo permanente de recursos naturales y económicos.

Con esta jugada, el PRI le gana la delantera al PRD (que parece ya no milita en la izquierda y se ha vuelto más papista que el papa), partido que aún no ha definido si vuelve a su libertad ideológica, o sigue empatado con el Partido Acción Nacional, identificado desde su fundación con los grupos empresariales del país. Tan es así, que son empresarios los que están detrás de la alianza Va por México, y su agenda a contrapelo de la Cuarta Transformación.

La asamblea nacional priísta aglutinó este sábado a 700 delegados previamente designados. También hubo subsedes en los 32 estados, donde habrán de participar otros 3,700 delegados. Estos enlazados por zoom a la reunión central del Auditorio “Plutarco Elías Calles” de la sede nacional priísta.

Lo cierto es que el PRI llegó no sólo con una agenda compleja, sino también con sus bases divididas y sus liderazgos confrontados. La gente reclamaba a su dirigente, Alito Moreno Cárdenas, la penosa y desafortunada estrategia de alianzas que le quitó al tricolor su identidad y lo convirtió en más de lo mismo, con resultados funestos.

Es el mismo dilema del PRD, porque aunque todavía detentan poder en municipios y distritos, en las gubernaturas han tenido bajas fundamentales más las que vienen, pues de los 7 cambios de gobernador para este 2022, solamente en 1 tienen posibilidades de ganar, aunque no tantas.

Es decir, que el año próximo el PRI podría quedarse en ceros como sucedió este año en que estuvieron en disputa 15 gubernaturas, de las cuales 12 ganó Morena; y del resto 1 fue para MC; otra para el PAN, y una más para el Verde. El tricolor no figuró y lo más probable es que también pierda varios de sus bastiones en 2022, como Oaxaca e Hidalgo, teniendo sólo posibilidades en Quintana Roo.

Por todo esto, la gente está enojada. Aunque se distinguen por su extrema disciplina, los priístas están inconformes y por eso la estrategia de “darle una patada al neoliberalismo”, en palabras del ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados.

Quién sabe qué tanto les funcione esta estrategia político-electoral a los priístas. Como dijera AMLO, el pueblo no tiene un pelo de tondo y los veremos diciéndose comprometidos con las causas sociales en el discurso, pero haciendo lo contrario en los hechos.

Por ejemplo, el PRI se presenta a la discusión de la reforma eléctrica ya en su nueva faceta de partido social demócrata; o sea, de izquierda. Vamos a ver qué tanto están comprometidos con la urgente necesidad de recuperar la hegemonía de la industria eléctrica en el país, o si votan porque siga bajo el control de empresas extranjeras.