(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
El gobernador Héctor Astudillo estaba preocupado por la forma en que tendrá que dejar el gobierno de Guerrero, que detenta desde 2015. Se refería a la escasez de recursos, así como al cúmulo de obligaciones patronales que, debido al gasto extraordinario de la pandemia por Covid-19, no pudo concretar. Por lo tanto, ha dicho en repetidas ocasiones que el gobierno entrante de Evelyn Salgado Pineda se hará cargo de todo. Les pedía a los trabajadores que reclaman pagos de bonos, aguinaldos y prestaciones diversas, que guarden la calma.
Pero, todos esos problemillas eran cosa nimia en comparación con el caos que dejó el sismo del 7 de septiembre y que tuvo como epicentro el Norte de Acapulco. Los daños son incuantificables todavía, pero estamos hablando de por lo menos 15 mil damnificados, muchos de los cuales se quedaron sin hogar porque el daño que sus viviendas es generalizado y están registradas como “de alto riesgo”.
La mayoría de las 5 mil viviendas, aproximadamente, que fueron dañadas por el sismo, sin que sea todavía una cifra definitiva, entran en la categoría de riesgo medio, lo cual indica que sí hay daños pero se pueden remediar.
Y otro tanto está catalogada como de “riesgo bajo”, y son las menos.
Aunque en lo personal sigo diciendo que vivimos un milagro, porque pese a la magnitud del terremoto no hubo colapso de edificios y hasta hoy se tiene conocimiento de 3 personas que murieron como consecuencia de este movimiento telúrico. Eso es muy poco comparando con el daño en vidas humanas pudo haber causado un sismo de esa magnitud.
El gobierno del estado se ocupa del recuento de los daños materiales. La infraestructura del sector salud, por cierto, está muy dañada. Los dos hospitales generales del ISSSTE, el de Acapulco y el de Chilpancingo, están inutilizados. Ambos edificios se tienen que reconstruir.
El IMSS reportó que sus oficinas delegacionales y su tienda en el puerto también registran daños de que ponen en riesgo a los trabajadores.
Hoteles, plazas comerciales, restaurantes, viviendas de todo tipo de nivel económico….el sismo golpeó con fuerza en el puerto y las réplicas siguen, hay más de 700 de ellas hasta ayer por la noche, la mayoría de baja intensidad, pero al menos dos de riesgo: una de 5 y otra de 4 grados. Una réplica mayor de eso terminaría de colapsar las viviendas dañadas y resentidas en su estructura, por eso la gente está durmiendo en los patios o zonas de estacionamiento en colonias de Acapulco.
¿Y AMLO, apá?
Pese a estas grandes necesidades y al clamor de la gente, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, está de gira por estados del Occidente del país, haciendo política de alto nivel.
AMLO está sonsacando a los gobernadores priístas y panistas que están por concluir su mandato a integrarse ya sea a su gobierno, o bien al servicio exterior mexicano, como embajadores en otros países.
Por eso no se le ha visto ni en la zona de inundaciones en Hidalgo, ni tampoco en la zona de desastres del sismo.
¿Qué pasa? En otras épocas los presidentes de la República eran los primeros en llegar a las zonas de desastre, junto con sus secretarios y funcionarios de las Fuerzas Armadas, para coordinar los trabajos de apoyo.
Ya pasaron casi 8 días y el presidente de la República ni se inmutó. Sólo dio un menaje a la nación, el pasado martes por la noche, diciendo que no había daños. En su mañanera del día siguiente, se alegró porque los daños eran menores y jaló para el norte del país a seguir con su agenda, dejando solo al gobernador Héctor Astudillo y a la alcaldesa de su partido, Adela Román Ocampo, que están resintiendo los reclamos de la gente porque los apoyos no llegan y porque ni siquiera les han ido a revisar sus casas.
Al pasado jueves, el gobernador pidió a la Federación poner los ojos en Guerrero. El fin de semana, Astudillo anunció que la CFE ya estaba concluyendo los trabajos de rehabilitación de los sistemas de alumbrado público dañados por el sismo, así como también la Sedena y la SCT estaban habilitando carreteras.
Pero no basta. La gente necesita albergues para resistir mientras les dan una respuesta. No pueden estar durmiendo a la intemperie, con riesgo incluso de que los edificios de las unidades habitacionales se les caigan encima.
¿Dónde está el presidente de la República ahora que el estado más lópezobradorista del país lo necesita? Es pregunta seria.