Opinion

SOS COSTA GRANDE

By Despertar Redacción

November 26, 2020

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Tremendo, en verdad, lo que está sucediendo en torno a la alianza lópezobradorista en Guerrero. Mientras los dirigentes nacionales se esfuerzan por plantear una coalición que no tenga rival, y sobre todo que no sea una coalición pedaceada o parcial, sino total y para los 15  estados que tendrán comicios el año siguiente, en Guerrero el líder del Partido del Trabajo está haciendo de las suyas, como acostumbra, y ahora también ayudado por su mujer, Leticia Mosso Hernández, a quien empoderó en la elección de 2018, imponiéndola como candidata plurinominal, cargos que ya sabemos que no se votan en urnas, sino que se votan en una mesa de negociaciones.

Es una locura. Cualquier dirigente de partido estaría feliz ante la posibilidad de meter mano en la coalición lópezobradorista, con una precandidata que tiene altas probabilidades de conseguir la candidatura por género. En cambio, la denostan y le cierran el paso, amenazando incluso con desconocerla si insiste en mantener su aspiración, y sólo porque ella y Sebastián de la Rosa Peláez (el hombre que más votos le arrimó al PT en 2018), salieron a aclarar que definir la coalición y la candidatura a gobernador es atribución en todos los partidos del Comité Ejecutivo Nacional.

De inmediato, al día siguiente, Wences dijo que la coalición con Morena podría romperse en cualquier momento, mientras que su esposa, Leticia Mosso, lanzó amenazas contra Bety Mojica, acusándola de intentar crear tribus o corrientes, y de no doblegarse a la dirigencia estatal: esto es, a su esposo y ella.

Eso ocurrió precisamente el día antes en que México conmemora el Día Internacional Contra la Violencia de Género, uno de cuyos rostros es precisamente la violencia política. Resulta increíble cómo los partidos caen en este tipo de trampas, y que siempre habrá gente que le siga el juego a estos tiranos.

Wences y su mujer acusan a Bety Mojica de que todavía no es candidata y ya trae a todos los candidatos a alcaldes y diputados bajo el brazo, porque los va a imponer.

Esa es una mentira que están dispersando hacia dentro del PT y hacia afuera, algo que por supuesto no es creíble, porque para empezar las elecciones internas en distritos y ayuntamientos también tendrán que definirse en la mesa de la coalición, y mediante encuesta, como se definirá la candidatura a gobernador. En segundo lugar, Beatriz Mojica ya fue una vez candidata a gobernadora, y sabe que una sola persona o grupo político no se puede llevar todos los cargos. Esa es una regla política que todos conocemos. Se elije a un candidato ganador, y los candidatos menos afortunados lo apoyan, pero siempre a cambio del reparto de espacios.

Por cierto, la encuesta para definir al candidato a gobernador por Guerrero ya está en marcha, y se aplicará durante las próximas dos semanas. Una de las preguntas que tendrán que hacerse es si se considera que Guerrero está preparado para que lo gobierne una mujer, lo cual sería fundamental para definir si se lanza una candidatura femenina.

Y es que, aunque parezca mentira, no porque las mujeres constituyan el 52 por ciento del padrón electoral, eso no significa que haya condiciones para nominar a una mujer al cargo de gobernadora, porque la política es un mundo aún dominado por varones.

Y si lo duda, amable lector, revise el papelón que está haciendo Victoriano Wences Real, ahora apoyado por su esposita. 

Siempre he dicho que las mujeres de los políticos suelen ser más implacables y ambiciosas que ellos. Y aquí tenemos un claro ejemplo, de los muchos que hay a nuestro alrededor, de que es así.

Veamos algunos números: En la elección pasada, Morena a nivel estatal obtuvo en favor de AMLO 810 mil votos, 622 mil votos a favor de senadores, 616 mil votos a favor de diputados federales, 510 mil votos a diputados federales, y  solamente 372 mil votos a favor de alcaldes municipales.

Aquí se nota claramente la diferencia de votos y cómo votó la gente. No fue alto parejo. Si así hubiera sido, Guerrero estaría pintado de guinda, combinado con rojo y amarillo, los colores del PT.

Al contrario, los petistas no comieron ni dejaron comer. Acusaron a los morenistas de no tratarlos con dignidad y se fueron con candidatos propios, pero a hacer el ridículo.

En esta ocasión, Wences piensa repetir su capricho. Y ya tiene una buena aliada: nada más y nada menos que su mujer. ¿Qúe tal?