Opinion

SOS COSTA GRANDE

By Despertar Redacción

November 04, 2020

(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

La pandemia no ha sido motivo para que el presidente Andrés Manuel López Obrador pierda su popularidad entre los mexicanos. La encuesta de El Economista publicada ayer, revela que AMLO volvió a sus niveles de popularidad que tenía a inicios del año, cuando todavía el Covid-19 aún no llegaba a México.

La recuperación de su imagen se deterioró desde marzo hasta julio. Cinco meses en que la aceptación social del presidente fue bajando, y en dos ocasiones llegó a ser mayor el porcentaje de gente que lo desaprobó, que la que estaba lo aprobó, y con diferencias de hasta 5 puntos porcentuales en contra.

Esos fueron los meses más duros de la pandemia, que vino a sacudir la conciencia de los mexicanos, a colocarnos de rodillas frente a algo nunca antes visto por esta generación (recordemos que nuestros antepasados ya vivieron algo parecido, con la gripe española, el cólera, la viruela y otras crisis de esta naturaleza), sobre todo en lo que respecta a la economía, pues dado que vivimos un mundo globalizado, las afectaciones de un país repercuten en otros.

El confinamiento que se dictó durante marzo y abril, y con lo que se pensó que la pandemia sería contenida, de poco sirvió, pues cerró el gobierno y muchas empresas, pero dado que 15 millones de mexicanos viven de la economía informal, estos no se fueron a casa, sino que salían diariamente a ganarse el pan de cada día y, obviamente, a exponerse a los contagios.

Hoy sabemos que el confinamiento no es la medida idónea, pues sólo viene a empobrecernos aún más. Y al abrir de nuevo, los contagios vuelven a dispararse, como sucedió en la mayoría de los estados del país, incluido Guerrero, que hoy tiene el dilema de cerrar noviembre para salvar diciembre, o mantenerse y aplicar masivamente las medidas de control, algo que el gobernador va a tratar de decidir mediante una encuesta en los municipios más afectados, para que sea la gente la que defina.

Y tiene razón, pues si se trata de una medida unilateral, seguramente la gente va a protestar, pues recordemos que mientras el resto del país abría en mayo pasado, nosotros nos mantuvimos cerrados por más tiempo.

Volviendo al tema, a partir de julio la popularidad del presidente comenzó a afianzarse, no tanto por el manejo de la pandemia de Covid-19, sino a pesar de ello.

Esa es la realidad. La gente ya entendió que esto es inevitable, más ahora que Europa está volviendo al confinamiento, luego de meses de reapertura. No se trata de lo que un gobierno pueda o no pueda hacer, sino de lo que nosotros, los ciudadanos, hagamos. En los países europeos se detectó que fueron los jóvenes los que propagaron la segunda oleada, porque no se guardan, lo que quiere la juventud es seguir la vida como antes de la pandemia, estar con amigos, divertirse, ir a fiestas. Y demostrado está que los mayores contagios ocurren al interior de las familias. Cayendo uno, caen todos.

Para el mes de agosto, el presidente ya estaba en 54 puntos de popularidad de nuevo, y en octubre ese porcentaje aumentó a 57.4 de aprobación.

Es decir, que 57 de cada 100 mexicanos aprueban la gestión de López Obrador.

Y, ojo, el estudio del El Economista arroja más información; el presidente es más popular para los mexicanos entre 18 a 29 años con un 62 por ciento de aprobación. México es un país de gente joven, tenemos el mayor porcentaje de mayores de 15 años en América, y por eso hay mucho “nini”, pues al no haber oportunidades reales para este sector, muchos de ellos aún viven con sus padres y los mantienen.

Resalta también la alta popularidad del presidente entre comerciantes y estudiantes, con 55.3 y 53.8 por ciento respectivamente. Esto último es el efecto de los programas sociales inyectados a estos sectores, en becas y tandas, así como en microcréditos, y que ya están rindiendo sus frutos políticos.

¿Y la pandemia? Nada. Mientras que a otros jefes de Estado el Covid-19 los ha llevado a su peor momento, a AMLO, literalmente, le hace lo que el viento a Juárez.

Y si se concreta la detención de Luis Videgaray Caso, ex titular de Hacienda en el gobierno de Peña Nieto, el presidente y su partido, Morena, andarán por las nubes.