Opinion

SOS COSTA GRANDE

By Despertar Redacción

August 14, 2020

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

AMLO está en Guerrero. El presidente de la República llegó desde anoche, y viene -dicen- a supervisar algunas obras en Acapulco.

Es el momento oportuno para que el presidente también revise los avances de la pandemia y que nos diga las expectativas económicas para la entidad, donde por el momento sólo vemos un cielo gris y muchos nubarrones, por la tormenta que se avecina.

No, no hemos tocado fondo en materia económica. A la par que la pandemia avanza desde las grandes ciudades a las medianas, y de ahí a las comunidades, todavía nos cuelgan unos 3 meses, por decir lo menos, de sufrir contagios y muertes.

Los que aún estamos a salvo de la pandemia, no podemos cantar victoria, nadie puede. A estas alturas ya no se trata de evitar los contagios, sino de curarlos. ¿Qué no hay cura? No hay una cura específica, pero ya mucho hemos dicho que la experiencia en la calle dicta que una atención oportuna es lo ideal, para evitar que la gente llegue a los hospitales ya en estado de gravedad, algunos ya moribundos.

Pero en este renglón muy poco se está haciendo. Hemos pedido en este espacio que los médicos aglutinados en colegios y asociaciones se reúnan para tomar algunos acuerdos en cuanto a los tratamientos.

Pero, finalmente, todo pasa por una oportuna atención. No pueden estar enviando a la gente a su casa, sin darles absolutamente nada para bajar la carga viral, dejando todo al azar, esperando que sanen por sí mismos.

Podemos afirmar en este espacio, por enésima ocasión, y esperando que las autoridades tomen una decisión al respecto, que están olvidando algo esencial. Tener Covid, no debería ser sinónimo de muerte, si el sector salud se hubiese preparado para curarlos en etapas tempranas, no para hospitalizarlos ya cuando estuvieran graves.

Si nos fijamos, todo el gasto que se hizo -y de manera tardía, cuando ya la pandemia estaba en su apogeo-, fue en la reconversión de hospitales, proceso que tampoco se cumplió del todo; en compra de ventiladores, en equipo médico para las salas covid.

Pero en cambio se dejó a los centros de salud la ingrata tarea de hacer las pruebas de diagnóstico, siempre a petición de la gente porque no ha habido una búsqueda intencionada de casos, pero sin darle a los pacientes una opción de tratamiento mínimo, sólo con la indicación de que si se agravara, volvieran o fueran al hospital más cercano.

¿Por qué se ha hecho eso? Hoy parece que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum, está revirtiendo este proceso equivocado, dando prioridad a la atención temprana, tal y como dicta el protocolo de salud en cualquier enfermedad, no sólo en el Covid.

Si se trata de cáncer, la detección oportuna es clave para dar un tratamiento oportuno. Y hasta se dice que el cáncer es curable si se detecta tiempo. En la hipertensión, el enemigo silencioso, por igual. Y así sucesivamente, en todas las enfermedades el criterio es detectar y atender.

En este caso, sin embargo, comenzaron al revés. Se prepararon para un tercer nivel de atención, se prepararon para hospitalizar a los enfermos graves, pero no para atenderlos cuando apenas comenzaban.

Podemos apostar que, si hubieran utilizado un criterio normal, médicamente hablando, no tendríamos esos casi 60 mil muertos. Tal vez tendríamos el más de medio millón de contagios acumulados, pero la tasa de mortalidad sería mínima, tal y como al principio se pronosticó.

Ahora están gastando pólvora en infiernitos, culpando a la industria alimenticia de haber engordado a este país. Y sí, no defendemos a los vivales que nos venden productos llenos de azúcar como si fueran algo sano, pero ese no es el problema central, sino la falta de atención médica a los pacientes de Covid-19.

El reto para todo paciente es atajar la neumonía. ¿Y cómo se va a lograr eso? Medicándose. ¿Con qué? Con lo que se tenga a la mano en materia de antibióticos y antivirales. Hay casos de éxito que deben ser recogidos de la calle y la medicina privada. Urge. ¿Por qué esto no se ha hecho?

Llevamos meses escuchando un dantesco recuento de enfermos y muertos. Ni decir el viacrucis de quienes están intubados, con vida artificial. ¿Y para cuándo la atención médica?