(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
La recuperación económica de Guerrero pasa por la recuperación del turismo, sí o sí. O parafraseando al médico Gatell, veremos mejoría “si y sólo si” se compone la situación en este sector.
A propósito de la próxima reunión de los gobernadores con el presidente de la República, que desde luego tratará acerca de la reactivación económica -ojalá así sea, pues, y que los gobernadores no se gasten su pólvora en infiernitos políticos-; a propósito, decíamos, el gobierno de Guerrero debe llevar este tema bien definido.
Primero, recordarles que nunca protestaron lo suficiente por la desaparición del Consejo de Promoción Turística, organismo mediante el cual a Federación se encargaba de la promoción de los destinos turísticos del país a escala internacional.
Sí, había corrupción, como en todo lo que hay en este país, pero no por ello el CPT era descartable. Y si lo duda, amable lector, revise qué tenemos ahora. Nada.
Los gobiernos estatales han tenido que navegar por su cuenta, algunos de manera exitosa, otros dando tumbos, dando palos de ciego porque las secretarías de Turismo estatales no estaban entrenadas para eso, ni tampoco tienen los contactos.
En lo personal, más que ocuparnos de los desatinos de Gatell, que son muchos porque también en el sector Salud se ha ido improvisando, como se hará en el sector Educación, los gobernadores deben revisar cuanto antes la agenda económica, porque lo que se visualiza en el corto, mediano y largo plazo es el desastre, no sólo para ciudadanos y empresas, sino para el gobierno mismo.
Es un hecho que los negocios caminamos solos, y no hay opciones casi para nadie. Lo digo a propósito de que el gobierno del estado tuvo a bien firmar un convenio con Nacional Financiera, para que las empresas que necesitaban recursos para la reapertura, tuvieran acceso a créditos blandos. El gobierno estatal fue el aval y se encargó de recabar los datos de las empresas, así como de palomear a las que consideraba que cubrían los requisitos.
El pero estuvo en que ni el gobierno del estado, ni Nafinsa, dieron la última palabra, sino los bancos, que en su mayoría son extranjeros, y quienes al revisar el historial de deuda de los solicitantes, simplemente se los denegaron, echando a perder todo el proceso que venía desde hace 2 o 3 meses.
¿Qué no se supone que las empresas no pueden sostenerse a causa de que dejaron de tener ingresos por un largo tiempo? ¿Qué no se supone que un préstamo emergente les ayudaría a sanear deudas y a comenzar de nuevo? Tan simple como haber negociado con cada persona el manejo del dinero, pagar deuda vieja y abrir deuda nueva. ¿Qué no?
Lamentablemente esta iniciativa sólo beneficiará a unos cuantos, no importa la buena voluntad y el dinero que aportó el gobernador.
Por lo tanto, si ya el mandatario estatal anunció un nuevo recorte por 200 millones de pesos al presupuesto de egresos 2020, debido a la baja recaudación de impuestos estatales, nada garantiza que este desequilibrio persistirá y aún se agravará si no se toman acciones decididas.
En materia turística, decíamos, hay muchísimo qué hacer. Si yo fuera gobernador -dirán que qué bueno que no lo soy-, pediría en primer lugar la revisión de la actuación de Miguel Torruco Marqués, titular de la Secretaría de Turismo federal, para que explique un reciente acuerdo para que particulares manejen el sitio VisitMéxico, pero con recursos públicos.
Es decir, que prefirieron desmantelar el CTPM, por supuesta corrupción y para quitarse gastos -la dichosa austeridad, pues-, pero en contra parte se le entregan recursos públicos a particulares, para manejen la imagen de nuestro país a su antojo, sin tomar en cuenta a los principales interesados.
El presidente no puede ser ajeno a estos desatinos y tampoco puede estar dejando que sus secretarios hagan lo que les pegue la gana, aunque sean como Torruco, gente conocedora del sector, pero incapaces de imponer una visión clara de lo que es el Turismo en México y sus necesidades frente al mundo.