(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
México reportó ayer su cifra máxima de muertos, al sumar 501 decesos en 24 horas.
La plataforma nacional, se alimenta de la Red IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave), que incluye a 759 hospitales notificantes, de los cuales ayer presentaron su reporte 730 de ellos (96 por ciento).
Hubo también 3 mil 455 nuevos casos en todo el país, de un día para otro.
Afortunadamente, aunque la disponibilidad de camas no es pareja en todo el país, el gobierno federal reporta que se tienen 15 mil 021 camas disponibles, pues sólo 38 por ciento, es decir 9 mil 399, están ocupadas.
La disponibilidad que se tiene es de 62 por ciento de camas de hospitalización, porcentaje que es con mucho superior a lo que se esperaba para el país, pues la apuesta es que el Covid nos desbordaría a los niveles de Italia y España, o incluso al nivel de Ecuador, donde los muertos estaban en las calles.
Afortunadamente no llegamos a ese espectáculo dantesco, y aunque todavía falta un buen trecho para salir de la pandemia, los expertos afirman que lo peor está pasando, aunque los casos positivos se acumulan y los muertos también, al grado de que nos preguntamos si es prudente terminar con la sana distancia, y volver a lo que ahora llaman la “nueva normalidad”.
Claro que la disponibilidad de camas de hospital no es un beneficio general, sino que hay estados y ciudades ya saturados, o con insuficientes espacios, y que requieren de una urgente atención. En Guerrero, por ejemplo, la disponibilidad de camas de hospitalización es baja, lo mismo que las camas para terapia intensiva.
De hecho, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, reconoció esta necesidad y anunció una especial atención para Guerrero, y el gobernador enseguida anunció la reconversión de más camas para el hospital de Quemado, en Acapulco.
Afortunadamente también se tienen disponibles las del Hospital Covid de Chilapa, que está bajo dirección de la Sedena.
Hay que aclarar que Guerrero tiene el primer lugar en ocupación de camas, pero no tanto porque tengamos muchos casos, o porque la situación se haya vuelto inmanejable, sino porque la infraestructura de por sí era pobre, porque recordemos que la reconversión de los hospitales se hizo a marchas forzadas, y aún se sigue haciendo.
No es lo mismo decir que la Ciudad de México o algún otro estado (que cuentan con muchos y los más grandes hospitales del país) tiene aún muchas camas disponibles, pese a que concentran el mayor número de casos, que referirnos a un estado como Guerrero, con apenas dos hospitales generales, unos cuantos hospitales regionales, y los demás hospitales básicos comunitarios. De verdad que está para llorar esta historia. El porcentaje de ocupación es, por lo tanto, en función de la disponibilidad de los espacios.
Estados como Jalisco presumen que sólo están ocupando el 10 por ciento de sus camas Covid, pese a que se trata de una de las entidades más pobladas. Pero también una de las que tiene la mejor infraestructura de salud, tanto del sector público como del IMSS y del ISSSTE.
Recordemos por lo tanto que, en Guerrero, estamos en el pico máximo de la pandemia, y dependerá de cómo acatemos los ciudadanos las medidas de prevención, como la curva de contagios se vaya aplanando.
A nivel nacional, el presidente se congratuló en su conferencia mañanera de este martes, y felicitó al pueblo de México, por haber sido obediente con el Quédate en Casa y la Sana Distancia, estrategias que están por concluir, para dar paso al reinicio de actividades económicas, sociales, educativas y políticas, de manera escalonada.
Desafortunadamente, Guerrero no se incluye en esa apertura. Ayer dijo el gobernador Héctor Astudillo Flores, que -dado que la entidad permanece en “rojo”-, no podrá pasar a la “nueva normalidad”.
Pero incluso a nivel nacional, eso de la vuelta a la “nueva normalidad” parece más un espejismo, y el subsecretario Hugo López Gatell lo ha venido diciendo una y otra vez, que dar terminado el programa de Sana Distancia, no significa luz verde para salir a hacer una vida “normal”, como la conocíamos antes del Covid-19.
En resumen, la vuelta a la “nueva normalidad” se hará de manera escalonada, pues mientras las grandes urbes vayan saliendo, en algunos estados la pandemia estará en su pico máximo de transmisión, entre estos Guerrero.