(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Los gobernadores norteños andan en modo sácale-punta. Se dicen víctimas del federalismo y quieren la revisión del pacto federal, pues señalan que son los que más producen, y los que menos dinero reciben de retorno a sus arcas municipales. En cambio, critican y resienten que los estados del Sur, Guerrero entre ellos, sean los que menos riqueza nacional producen y los que menos dinero ingresan a las arcas nacionales, pero en cambio se les entrega dinero compensatorio.
Nótese, amable lector, el tufillo peyorativo de gente como Jaime Rodríguez El Bronco, gobernador de Nuevo León, quien se duele de que por cada peso que se entrega a la Federación vía impuestos, únicamente le retornan 20 centavos.
Pero no dio las cifras del dinero que retorna a los estados del Sur y sus municipios, porque entonces quedaría en ridículo, pues los presupuestos sureños con de hambre, a pesar de que nuestras regiones producen oro, plata, petróleo y electricidad, así como madera.
Además, los estados del sur son los que conservan los mayores recursos naturales, y sostienen a la industria sin chimeneas, como se le conoce al turismo.
Pese a ello, apenas retornan 4 centavos de cada peso que la Federación se lleva. Es decir, que a pesar de que el pacto federal incluye algunos ramos compensatorios, siguen siendo insuficientes para garantizar el desarrollo del sur del país.
Por lo tanto, para nada somos improductivos, como parece que se nos pinta. Y es justo que se compense a los estados del Sur-Sureste con presupuestos compensatorios que, como dije, para nada son lo que necesitamos, luego de 200 años de explotación y desigualdades, que no tienen que ver con la improductividad, sino con el control político caciquil histórico, el sometimiento de los pueblos originales y el saqueo de nuestros recursos naturales desde tiempos de la Corona. El sur ya era súper explotado por España, mientras el Norte estaba desértico y despoblado.
Molestos con el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, los gobernadores del norte, entre ellos el de Nuevo León, quieren revisión del pacto federal y amenazan salir de él, si no se les escucha.
Eso significa que ya no permitirán que la Federación cobre el IVA y el ISR de la planta productiva y comercial de sus territorios, sino que se quedarían con ese recurso, para -como ellos dicen-, rascarse con sus propias uñas, aunque no tanto porque también amenazan con “coordinarse” con gobiernos de estados vecinos de los Estados Unidos. ¿Qué tal?
En su hipocresía, los gobernadores olvidan una sola cosa: que sus poderosas economías, que han sido consentidas del régimen político nacional por muchos años, dependen nada más y nada menos que de los energéticos que producimos en el sur. A menos, claro, que ahora quieran depender de Estados Unidos de manera directa, lo cual sería prácticamente un acto separatista.
En esta sintonía están Coahuila, Chihuahua, Jalisco y Guanajuato, cuyas economías son de las más fuertes del país.
Nuevo León sólo produce carbón. De las minas de carbón situadas en los cerros que circundan Monterrey, fue que se levantaron como la tercera ciudad más grande del país. Es, eso sí, un centro industrial poderoso, pero que depende de los energéticos del sur: sobre todo petróleo, gas, y electricidad.
El agua es también el coco del norte. Guadalajara, por ejemplo, está en el filo de la navaja, acarreando agua de los pobres ríos de la desértica zona alteña, colindante con Aguascalientes y Guanajuato, porque dependía del lago de Chapala paro ya se lo acabaron.
Lo que también se ignora es que esas economías estatales son las que más contaminan con sus aguas negras. Son las que más descargan aguas venenosas a las cuencas acuíferas de sus territorios, envenenando todo a su paso, pero amparados en el manto de impunidad que los protege.
Sería bueno revisar el pacto federal, claro, y que se deslinden de la Federación, para que busquen sus propios energéticos.