(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Tenemos nuevo Tratado Comercial con los socios del norte, Estados Unidos y Canadá. La firma de los cambios en varios sectores comerciales y de servicios, se concretó ayer en el Palacio Nacional, en lo que fue un hecho histórico para nuestro país –que elevó la influencia del presidente Andrés Manuel López Obrador frente al mundo. Lo que sigue, entonces es un mero trámite en el Congreso federal estadounidense, actualmente bajo el dominio de los demócratas.
Una vez que los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México, firmaron la disolución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por exigencia de Donald Trump, quien alegaba que ese tratado ya estaba desfasado y representaba riesgos económicos para su país, diseñaron el T-MEC.
Sin embargo, tampoco fue algo automático, pues faltaba la ratificación por parte de las Cámaras de Senadores de los tres países, y donde se atoró el asunto fue en Estados Unidos, no sólo por las críticas de los demócratas, sino también por diversos sectores, principalmente el de los sindicatos, que se quejaron de la competencia desleal que representa la mano de obra barata en nuestro país, donde además las empresas operan en total impunidad, sin regulaciones de ningún tipo, ni industriales, ni de prevención de riesgos, ni salariales.
Durante meses, la central sindical más poderosa de Estados Unidos se mantuvo exigiendo cambios precisos. Primero, nuestro país tuvo que hacer cambios a la Ley Federal del Trabajo, y asimismo elevar el salario mínimo general.
Luego, nuestro país tuvo que aceptar sujetarse a un esquema de vigilancia e inspección permanente, aunque no en fábricas, como lo exigían los líderes sindicales del vecino país. Lo que aceptó el presidente Andrés Manuel López Obrador, fue que se crearan mecanismos de inspección diferidos, mediante mesas de revisión, pero sin llegar a los centros de trabajo, lo cual habría sido un claro intervencionismo de parte de un gobierno ajeno, y que era lo que más preocupaba a los industriales mexicanos.
Pocos, por decir nadie, daba mérito al gobierno lópezobradorista, de que lograría zanjar las diferencias con Estados Unidos, ni mucho menos convencerlos con sus propuestas. Pero, para sorpresa de todos, este fin de semana se concretaron los acuerdos, y el canciller Marcelo Ebrard logró que la revisión de los cambios se hiciera ayer martes en la Ciudad de México, a donde viajaron los representantes comerciales de Estados Unidos y Canadá, junto con el yerno de Donald Trump, quienes además del presidente Andrés Manuel López Obrador testificaron este protocolo previo a la firma final del T-MEC.
El acto de Palacio Nacional fue de mero trámite. El presidente incluso modificó su agenda –algo que no suele hacer-, y canceló una reunión con los padres de los niños de la Guardería ABC, que perecieron quemados durante el gobierno de Felipe Calderón.
De esta manera, el presidente AMLO conjura un peligroso fantasma de recesión y estancamiento comercial, sobre todo porque 2020 sería un año electoral en Estados Unidos. Con la firma de este acuerdo, pese a que no se firme en definitiva el T-MEC, Trump no tendrá la tentación de tomar ese caso para hacerse campaña frente a sus electores.
Todo lo contrario, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, calificó este martes al presidente Andrés Manuel López Obrador como una figura histórica en las negociaciones sobre el tratado comercial entre México, EU y Canadá (T-MEC) por las decisiones tomadas y por concluir una negociación que no inició en su administración.
“Quiero decirle el honor que es para mí estar aquí con usted, señor presidente (López Obrador)”, inició Lighthizer su discurso. “En medio de esta negociación usted estaba en campaña y tomó el camino difícil, el de no involucrarse en este asunto. Fue algo interesante de ver”, añadió.
“Pero cuando resultó electo, seleccionó a mi amigo Jesús Seade y dijo ‘bueno, estamos aquí, tú vas a integrar esta negociación que ya empezó’. El hecho de que usted haya logrado todo esto es histórico y dice cosas enormes de usted”, destacó el líder negociador estadounidense.
Lighthizer puntualizó que había seguido la carrera de López Obrador, misma que le parece extraordinaria.
No, pues Wow, como dice la chaviza. El presidente le calló otra vez la boca a sus adversarios, que ya lo veían hincado frente a Washington, y negociando apresuradamente con China, llevando al país al peor de los escenarios económicos. ¡Ufff!