ALDO VALDEZ SEGURA
Fundado en la camiseta número 203, la noche del sábado, el jovencito René López escribió con letras doradas su nombre en la historia del futbol porteño, ya que debuto en primera división con el Pachuca, fue en la jornada 17 del campeonato de la liga MX cuando su equipo recibió en su estadio al Necaxa, desafortunadamente su escuadra cayó en los últimos minutos del cotejo, pero eso no borra la alegría del joven por ver cristalizado su sueño.
Muchos han sido los futbolistas azuetenses que han luchado por debutar en primera división, pero sean quedado en el camino, las razones son primordialmente son la indisciplina, la arrogancia y sus hábitos, en su momento, no fueron orientados de manera correcta y perdieron el piso, ahora, ahora solo se conforman con jugar en el llano y cobrar, en donde se creen estrellas, pero no es así, afrontando la realidad, justamente es esta, jugar por siempre en el amateur ya que no dieron el ancho para aguantar la soledad, dejar fiestas, dejar amistades y la comodidad de sus casas.
Pero por fortuna, René López desde el nacimiento fue forjado con principios y valores, sus padres fueron pieza fundamental en su desarrolló humano y futbolístico, jamás dejó de luchar, aparte tuvo la fortuna de contar con tres grandes entrenadores, Zavala, Eliud Gómez quien jugó profesionalmente y Cesar Solís, quien también estuviera en la banca del primer equipo del Pachuca, pero por asares del destino no pudo debutar.
René López tuvo que dejar el plantel de los Tuzos durante la pandemia, cuando todo México entró en confinamiento, pero el joven no descanso, no se tiro a la cama a esperar el llamado, todos los días se le veía entrenando con las medidas de salud en el campo de la Parota, en el Coacoyul, en donde su padre lo llevaba a entrenar y no perdiera ritmo, justamente fue Cesar Solís su entrenador durante todo ese tiempo. Así pues, la noche del sábado quedara en la memoria de René López como un hecho histórico.