Para ser exactos 48 días de confinamiento, ya sé que suenan demasiados y la verdad es que al principio de todo esto no pensé que serían tantos pero … ¿qué hicimos durante todos estos días?
Para comenzar, quiero explicarles un poco sobre la personalidad de los parisinos. Son personas que aman su rutina, practican ejercicio diariamente, les gusta la cultura y cuando sale el sol cambian de humor, es un día especial y excepcional para ir a tomar una cerveza a una terraza. Me imagino lo que están pensando si en Zihuatanejo y en Guerrero lo tenemos todo el año y más bien buscamos escondernos en la sombra, pero en París el sol es un tesoro que solo sale durante unos meses y realmente cuando aparece tiene que aprovecharse.
Los primeros días de cuarentena los franceses se pusieron metas específicas, hacer ejercicio, leer sobre historia, tomar clases de idiomas, aprender a cocinar, dar clases de yoga, hacer dietas, me sorprendió la gran diferencia que había entre mis grupos de WhatsApp de amigos franceses y de mis amigos mexicanos.
París es un ciudad en donde los temas de conversación son sobre cultura, las nuevas exposiciones de arte, los últimos libros, obras de teatro, noticias a nivel mundial y ejercicio, las preguntas comunes de un francés cuando dices que eres de otro país son ¿cuantos habitantes hay en México ?, ¿cuanto mide el territorio?, preguntas que claramente nosotros no hacemos al conocer a alguien de Francia.
Los mexicanos en cambio se refugiaron en el humor, enviando memes, chistes, canciones del coronavirus y viendo un lado más relajado sobre la situación, claro, también están haciendo cosas productivas, cocinando, bailando, pintando pero puedo decir que se toman de forma mucho más relajada el confinamiento.
Las sesiones por videollamada son necesarias para los mexicanos, simplemente para tomar algo o comer comentado los chistes de la semana, las noticias de nuestras familias y reirse unos de otros.
Claramente la diferencia cultural es un factor sumamente importante para el comportamiento de esta situación, en Francia por persona se lee un promedio de 20 libros por año mientras que en México se lee un promedio de 4 libros.
La primera reacción de muchos franceses fue comprar libros, como una necesidad, no podían imaginar el confinamiento sin leer, la primera reacción de los mexicanos fue programar una videollamada en grupo para reír y hablar sobre el tema.
Cada cultura tiene sus prioridades y esto se debe a los estímulos que recibimos desde pequeños; o sea todos los mensajes que escuchamos, sentimos, leemos, probamos y tocamos; los ejemplos que vimos al crecer y todo el ambiente que nos rodeaba. los estímulos crean una imagen en nuestra cabeza que se va reforzando día con día por medios de nuestras experiencias y a través del tiempo genera una opinión, es así que las culturas tienen criterios diferentes sobre prioridades y necesidades, por ejemplo si le preguntamos a un francés sobre que compraría para una carne asada seguramente responderá, quesos, salchichas, vino y ensaladas, mientras que un mexicano te dará una lista de compras totalmente diferente, esto es porque vivimos experiencias distintas.
Los estímulos, imágenes y ambientes en los que crecimos fueron otros, no importa si nos preguntan por un refresco, pastel de cumpleaños o un atardecer, nuestra mente tendrá grabado una imagen desigual por que crecimos en ambientes y espacios distintos, en este sentido no existe una actitud buena ó mala en una pandemia, me parece que cualquier postura que tomemos es correcta, europeos y latinos todos vamos a tener una reacción cultural diversa.
Durante este fin de semana hubo un cambio inesperado en la actitud de los franceses, la policía detuvo a algunas personas por bailar en la calle, algunos parisinos decidieron poner música a todo volumen a mitad de una pequeña plaza y bailar, desafortunadamente está prohibido, me parece que toda la energía de 40 días está comenzando a salir y los parisinos comienzan a pensar que bailar también es una necesidad, me gusta ver este cambio en la personalidad tan cuadrada a la que había estado acostumbrada a observar.
A las 20 horas, cuando todos salen a aplaudir los vecinos sonríen, se saludan entre si y te dicen «hasta mañana», son cosas que jamas habían pasado en París.
Mientras tanto los mexicanos comenzaron a leer, ver documentales, desarrollar proyectos y escuchar a sus amigos franceses o parejas hablar sobre todos esos libros que devoraron durante la cuarentena, lo que quiero decir es que tenemos diferencias culturales y que nuestras prioridades son distintas pero estar encerrados en nuestros departamentos nos hace entender que bailar, leer, cocinar, experimentar y reirse son necesidades del ser humano que compartimos sin importar nuestro país de origen.
Este virus puede enfermarnos a todos pero también vino a enseñarnos mucho, tal vez después de esto escuche más mexicanos hablando de libros increíbles que los hicieron pasar unas semanas más cortas o tal vez hable con algún francés que aprendió un paso de salsa y se sienta feliz por haber bailado en la calle. Creo que los miedos son internacionales y que la experiencia de cada persona en esta pandemia es diferente pero definitivamente cuando pasen algunos años y todos contemos esta parte de nuestra vida para un documental, tendremos argumentos positivos de actividades y capacidades nuevas que aprendimos en 48 días de cuarentena.
RUTH MORELOS
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