Ruth Tamayo Hernández
*Tragedia ecológica en Petacalco
*Se queman 7 millones de toneladas de carbón por año
“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero”: Benjamín Franklin.
Mis estimados, me temo que la situación que estamos viviendo los ciudadanos en relación al Covid-19 y sus variantes, nos tiene muy sensibles y hasta en depresión, no sólo a los adultos o menores, también niños y jóvenes, ya que presentan trastornos mentales por todo lo que está ocurriendo con el coronavirus y sus variantes.
Sin embargo, la vida sigue -como dicen los artistas- y el show debe continuar. Definitivamente debemos aprender a vivir al ritmo que nos presenta la vida.
Les digo esto, porque esta entrega puede caer pesada a funcionarios de los tres órdenes de gobierno, pero son gajos del oficio, dijo la naranja. Y es que hace décadas que el gobierno federal olvidó por completo al municipio de La Unión de Isidoro Montes de Oca, por no decir que la región Costa Grande de Guerrero ha sido prácticamente borrada del mapa; y para rematar el cuadro del abandono, La Unión terminó de cavar su tumba el día que el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador borró de un plumazo el plan de Zonas Económicas Especiales (ZEE), que incluía la de Lázaro Cárdenas, Michoacán, en conjunto con La Unión, Guerrero, y que era la esperanza de desarrollo para esta frontera.
Este es un asunto lamentable que le va a doler a la región Costa Grande por muchas décadas. Pero, insisto, la vida sigue. Y retomo el tema no para que se esponjen y menos para que me insulten; lo digo únicamente como algo de interés público que es necesario abordar, porque a pesar de la cancelación de las ZEE, no se hizo ningún proyecto alternativo.
Hace al menos 27 años, en la comunidad de Petacalco, en La Unión, se creó el proyecto de la Termoeléctrica Central Plutarco Elías Calles. Esta planta cuenta con siete unidades, que en conjunto tienen una capacidad para generar 2,778 megavatios (MW), con una generación bruta de 18.081 gigavatios-hora (GWH), lo que la coloca como una de las más importantes del país, o la primera según algunas fuentes.
Y aunque se trata de una central eléctrica de ciclo combinado, pues además de carbón puede quemar combustóleo pesado como combustible alterno y diésel para el arranque, utiliza como energético primario el carbón, considerado como el más contaminante de los combustibles fósiles.
Lo grave es que esta central ubicada en la comunidad de Petacalco consume cada año 7 millones de toneladas de carbón, que llegan hasta las instalaciones provenientes de Estados Unidos, Australia, Canadá y Colombia.
Según datos oficiales, cuando el carbón entra al proceso de generación de energía comienza también la tragedia ecológica no sólo para la comunidad de Petacalco, sino para todo el territorio, ya que los especialistas en la materia señalan que el principal impacto de la carboeléctrica de esta parte de Guerrero es la principal contribuyente al calentamiento global y sus consecuencias en cambio climático. ¿A qué precio la central Plutarco Elías Calles sigue en funcionamiento? Es la principal generadora de C02 de todas las centrales eléctricas del país con 15 millones 163 mil 296 toneladas al año. También es la principal generadora de Mercurio, al generar 710.97 toneladas al año de ese elemento.
Es pues la central carboeléctrica más importante de América Latina y una de las dos más importantes del país. Sin embargo, el único bien que ha dejado la central eléctrica a esa comunidad de al menos 3 mil habitantes es miseria, dolor y muerte.
Realmente los campesinos y pescadores quedaron en cueros viendo cómo las cenizas sepultaron sus sueños, pues la pesca, la siembra de maíz y otros cultivos, así como la ganadería y la apicultura quedaron sepultados bajo cenizas.
27 años de aspirar carbón industrial desintegrado, es el tiempo suficiente para desarrollar enfermedades de todo tipo, principalmente de vías aéreas. También es tiempo suficiente para que el gobierno en sus tres niveles tuviera una estrategia de reconversión, pero no lo ha hecho.
En esa comunidad, los alcaldes y compinches son los que reciben fajos de billetes de las dependencias responsables de impedir la contaminación que genera esa central, pero año con año toman el control con centavos, al cabo a la gente la calman con 200 pesos y sirve que los tienen en la bolsa dándoles cada fin de semana unos cuantos pesos.
Pero al principio de año les reventó la bomba a las autoridades federales y estatales. Toneladas de peces muertos aparecieron en la bahía y la gráfica impactó tanto a la sociedad, que a través de las redes comenzaron a circular las fotografías que recurrieron el mundo en cuestión de segundos.
Algunos internautas comentan que no le dan mantenimiento a la planta; otros dicen que esa termoeléctrica sólo trajo contaminación y muerte a los pobladores de Petacalco, pues desde que llegaron únicamente echaron a perder las tierras. “Ya no podemos sembrar y ni siquiera podemos comer a gusto porque nos caen la cenizas al plato, la ropa, todo en casa tiene polvo es ceniza; la termo no trajo ningún bien a Petacalco, nomás vengan y chequen cómo viven los pescadores que se mantenían de la pesca, bueno llega la ceniza a Ixtapa y no se diga a Troncones; como ahí hay mucho extranjero, por eso es que vienen medio a dar mantenimiento; si no fuera por eso, ya estuviera sin gente el pueblo, estuviéramos todos muertos”, comento un vecino
¡Uufff!, qué fuerte.
Siempre las autoridades recurren al lugar de los hechos después del niño ahogado, ya que de inmediato empleados de Profepa, Semaren y Conagua, llegaron al lugar a hacer muestreos para mostrar al mundo que los peces murieron por el agua caliente, pero no por culpa de la termoeléctrica.
También la Comisión Federal de Electricidad envió su comunicado, señalando que está tomando cartas en el asunto para corregir las fallas y que están haciendo muestreos del agua para verificar por qué la muerte de los peces.
Lo cierto, mis estimados, es que lo único que ha pasado en la comunidad desde 1993, año en que se instaló la central carboeléctrica de Petacalco, año con año crece la tragedia ecológica pues, como les decía, la electricidad se produce con carbón, se va tierra adentro y la contaminación se esparce hasta 100 kilómetros a la redonda.
Por eso la queja del sector turístico del Ixtapa cuando dicen que llueve ceniza en el destino, pues viene de la termo, como llaman los pobladores de la comunidad a la central.
¿Se imaginan cómo vive esa gente que durante 27 años ha estado inhalando cenizas, y viviendo en la miseria? Porque la otra verdad es que la planta no ha traído ningún bien a la población. Por eso les decía que los pueblos del municipio de La Unión son los más miserables del planeta, la gente no cuenta ni con los servicios básicos, es muy grave la marginación en la que se encuentran comunidades de La Unión y Coahuayutla, ambos municipios de la Costa Grande.
Pero no crean que las siete regiones restantes están en la opulencia. Sus pobladores también están para llorar a grito abierto, sin accesos pavimentados, sin servicios, nada pues. Para que me entienda mejor, están bien jodidos.
Las comunidades con vocación turística, esa gente se rebusca. El sector busca ayuda en otras personas, busca a los ricos para que les ayuden porque los alcaldes, diputados y regidores, parecen garzas de charco, que andan con el cuello en alto, no logran aterrizar, todavía siguen festejando que ganaron, piensan que el poder dura toda la vida y miran hacia abajo, pero sólo para divisar dónde pisan si no se darían tremendo porrazo.
Tienen la mirada bizca porque están viendo para arriba nada más, andan muy empoderados los funcionarios; ni siquiera saludan, menos se dan tiempo de recibir a sus gobernados, andan en su mundo de color de rosa, que la gente se rasque con sus uñas.
Lo triste del cuadro en la Costa Grande, es que la gente está peor que antes. Esto es lo más triste que le puede pasar a un pueblo que vota por un cambio en su municipio y le sale el tiro por la culata. Eso ocurrió en la Costa Grande y en casi todo Guerrero. Uno o dos alcaldes se salvan, pero de ahí en adelante todos dan pena ajena.
Como dice el dicho popular, no tiene la culpa el indio si no quien lo hace compadre. Por lo pronto, apechugue porque la situación en el país pinta muy compleja, no baje la guardia, sigamos cuidándonos y cuiden a su familia. ¡Feliz martes, mis estimados!