Opinion

Palabra de Mujer

By Despertar Redacción

February 22, 2021

Ruth Tamayo Hernández

Coronavirus exige a sector turístico cambios o morir

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que corresponde mejor al cambio”: Charles Darwin.

Mis estimados, de la crisis que vive el sector turístico en Guerrero, debido a la pandemia por Covid-19, aún no se conocen sus alcances económicos. Pero, sin duda, la industria hotelera, restaurantera, empresas turísticas en general, resultaron ser las más afectadas.

No obstante, el sector turístico busca resurgir de las cenizas, emprender o morir, adaptarse e innovar ante el cambio, o definitivamente caer al precipicio y morir.

El plan ahora, mis estimados, es que el sector turístico debe adaptarse al cambio que exige un virus altamente contagioso, que no tiene cura segura, sólo existe una vacuna para controlarlo, por ahora.

Sin embargo, en México aún no hay fecha segura para que la mayoría de los ciudadanos sean vacunados a corto plazo, más bien se divisa un largo tiempo para eso.

Por ello es mejor adaptarse al cambio que nos exigen estos tiempos, mayormente el sector turístico, porque no es un secreto para nadie que los destinos turísticos de Guerrero, viven del turismo nacional, pues hace varias lunas que han disminuido mucho el turismo extranjero, estadunidense y canadiense, dos sectores que fueron los que dieron grandeza a los destinos del estado suriano, una época de oro que poco a poco se fue acabando.

Por un lado, la delincuencia organizada que azotó sin misericordia a nuestro estado, provocó la reducción del arribo de turistas extranjero a los destinos, sumado a las alertas del gobierno extranjero que hicieron mucho daño al sector; sin embargo, la pandemia por Covid-19 dio el tiro de gracia a los puertos de la entidad. El mortal coronavirus, amenaza con terminar la economía guerrerense, si no hacemos algo, pues la reciente temporada del turismo canadiense se fue al carajo.

El gobierno de esa nación canceló los vuelos a los destinos turísticos mexicanos, debido a la pandemia, y eso acabó con toda aspiración del sector turístico en destinos del estado de Guerrero.

Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, mis estimados, pero Ixtapa-Zihuatanejo y el de Troncones, municipio de la Unión, son de los destinos que aún reciben turismo canadiense y estadounidense; inclusive un gran número de estos extranjeros vive en esa zona y por eso viajan canadienses a Guerrero, porque ellos mismos promueven los destinos.

Pero lo triste del cuadro, es que ahora ni ellos viajaron a la entidad. Por eso le digo que no hay otra solución más que adaptarse al ritmo del virus, y así como en otros destinos sobrevive el sector con el turismo nacional y local, también el sector turístico de Guerrero puede sobrevivir con los visitantes de casa.

Casi todo el sector ha expresado que no tienen apoyo de ninguna índole por parte de los tres órdenes de gobierno, para que ellos continúen operando sus empresas, aparte de que no hay promoción a los destinos. Y lo más grave del cuadro, es que no hay coordinación entre gobierno federal y el sector turístico, no hay un trabajo coordinado para que juntos reactiven la economía en los destinos.

Ya vieron que para poder mantenerse tienen que cambiar, hacer cambios, modernizarse, no seguir con las mismas estrategias que no van a dar resultados. Son otros tiempos y es urgente que se unan y trabajen unidos, que se fijen en el turismo nacional, porque ese turismo ha sido fiel al estado suriano.

Y es que, por la gravedad de la pandemia, los funcionarios todo lo hacen de manera virtual; sin embargo, hace falta unidad entre sector turístico y gobierno. Los funcionarios se han dedicado a revelar las cifras de contagiados, de fallecidos por coronavirus y eso está bien, pero hace falta un plan para rescatar la economía, que es de donde comemos todos, porque no todos tenemos un salario seguro, como lo tienen los maestros o empleados de gobierno. Haya turismo o no, ellos reciben su salario, la mayoría de nosotros no, tenemos que buscar diario para llevar la chuleta a casa, por eso el gobierno estatal y municipal deben meter los hombros al sector turístico, porque si no hay apoyo por parte de los gobierno estatal y local para rescatar al sector, entonces la crisis afectará más a las familias guerrerenses, pues al no haber apoyo oficial para estas empresas, comenzarán a cerrar como muchas ya lo han hecho, y de ahí emigran los jefes de la casa a otros estados para emplearse y abandonan a la familia, y de ahí surgen otros problemas en los municipios que dan dolor de cabeza a los funcionarios.

Por cierto, este fin de semana en Ixtapa-Zihuatanejo se vio bastante turismo nacional; por eso les digo que el sector, de la mano con el gobierno estatal y local, deben emprender una campaña turística para atraer a los destinos del estado suriano turismo nacional.

En Ixtapa-Zihuatanejo, el sector tiene cerca al turismo de Lázaro Cárdenas; en ese puerto hay mucho trabajador de diferentes nacionalidades que bien pudiera ser un sector que inviten a que visiten el destino cada fin de semana y dejen su derrama económica. Es un sector bastante grande y también con recursos, pero hay que armar un plan para atraer a ese turismo.

No hay alternativa, señores, es cambiar o morir.

Ayer, el gobernador expuso que todos nos comprometamos a guardar las medidas sanitarias para reducir los contagios del coronavirus y así salvar la temporada de Semana Santa. Porque el mandatario no está seguro que la entidad cambie de semáforo epidemiológico rojo a naranja, por eso hizo la invitación, ya que el próximo viernes habrán de decir si Guerrero cambia de semáforo.

Y es que todos queremos que cambie el semáforo, pero no todos nos comprometemos a respetar las medidas sanitarias, que también son para bien de nuestra propia salud, pues como hemos dicho, el virus sigue y cada vez cobra más vidas.

Lo triste es que la gente sigue jugando al valiente, el gobierno sigue clausurando fiestas, bares, discotecas y a la gente le vale gorro, todavía se enojan y lanzan amenazas a los policías. ¡Qué triste cuadro!

En Zihuatanejo, algunas personas hablan a la redacción de este medio para quejarse de personas que tienen música muy alta, cerradas sus casas, pero la música es altísima y los gritos cuando están borrachos son fuertes. “Ya no los aguantamos, cada ocho días es lo mismo”, se quejaron.

Sin embargo, les comentamos a los irritados colonos que somos un medio, no policías, que podían dar su queja al 911, pero ellos contestaron que esos del 911, aparte que tardan para contestar, hacen muchas preguntas y que no quieren tener problemas con la gente que denuncian, que mejor así quede.

Lo que he visto en Zihuatanejo, mis estimados, es que nos estamos relajando teniendo el virus hasta el tope, porque en el municipio el coronavirus ha golpeado muy duro a los zihuatanenejenses, al grado de que el municipio alcanzó 2 mil 75 contagios y 164 fallecimientos.

Eso es un problema de salud pública peligroso y que algunos nos negamos a ver como una realidad. El problema más grave es que todo puede repercutir en el destino y en nuestra economía, pues si continúa el puerto en semáforo epidemiológico rojo, nuevamente no habrá temporada de Semana Santa. Por eso todos debemos aplicarnos con las medidas sanitarias para reducir los contagios del virus.

Desde este espacio agradezco al síndico, Obdulio Solís Bravo, y al delegado de Tránsito, Edgar González Alarcón, por el apoyo que dieron al familiar de uno de los editores de esta empresa el pasado viernes.

Siempre he dicho, mis estimados, que lo cortés no quita lo valiente. No porque seas un funcionario en el poder te vuelvas soberbio y altanero. Los cargos de esa índole son efímeros y lo menos que debes hacer es un buen trabajo, pues eres un servidor público y no les toca juzgar a nadie, si no servir.

Pero el doctor de la academia se puso a acusar a un chamaco, que por poco lo hace llorar. De por sí ‘estaba muerto de miedo por lo que había pasado y lo que diría su mamá, y el doctor lo acusaba de cosas terribles, en vez de que este ingrato se concentrara en su trabajo y no estar acosando al chamaco, se sintió juez.

Con todo respeto, al doctor de la academia le falta una pastilla de concentración y amabilidad para que haga bien su trabajo, porque es pésimo su servicio.

¡Feliz lunes, mis estimados!