Ruth Tamayo Hernández
Hacienda pide ajustar la política económica del país
“No hay árbol que el viento no haya sacudido”: Proverbio Hindú.
Mis estimados, parece tarde la reacción del titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, para exigir ajustes en las finanzas públicas para un año y medio de pandemia por Covid-19.
Herrera Gutiérrez, durante su participación en la tercera reunión virtual de ministros de finanzas y gobernadores de bancos céntrales del G20, al fin admitió que el horizonte de las finanzas públicas no va por buen camino, y advirtió que la recuperación tardará más tiempo de lo estimado en un inicio.
Será necesario, dijo, un periodo de entre un año a año y medio, en el que coexistiremos con el Covid-19.
“Por eso la política fiscal, financiera y económica tendrán que ajustarse a este nuevo horizonte”, sugirió.
Sólo para refrescarnos la memoria, mis estimados, México es el séptimo país del mundo con más casos de Covid-19 y el cuarto con más decesos, según la universidad Johnson Hopkins, con más de 338 mil contagios y 38 mil muertos.
Además, afronta una posible caída de 10.5 por ciento de su Producto Interno Bruto para este año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El organismo puso al descubierto que el paquete económico del Gobierno de México para afrontar la crisis del coronavirus es uno de los más bajos de América Latina, al representar menos del 1 por ciento del PIB.
Pese a semejantes evidencias de nuestro deterioro económico, el secretario de Hacienda refutó que la recuperación económica dependerá de la evolución de la enfermedad en nuestro país, por lo que no será “un proceso inmediato”.
Por ello, el funcionario sugirió una mezcla de medidas fiscales, crediticias y regulatorias, pero sin decir cuáles serían factibles.
“Debemos administrar los recursos públicos a lo largo del tiempo, para apoyar adecuadamente la recuperación económica, sin presionar excesivamente las fianzas públicas, ni generar desequilibrios financieros”, expuso Herrera.
Pero paralelamente, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, hacía un homenaje en Palacio Nacional a las víctimas del Covid-19, y anunciaba que su gobierno otorgará créditos, becas y pensiones a los familiares de víctimas de coronavirus, que hasta la noche del sábado alcanzaban 38 mil 888.
Pero de sostener la economía, nada. De apoyar a la micro, pequeña y mediana industria, para sostener los empleos y para sostener el pago de impuestos, así como para sostener el sistema de seguridad social, nada.
Parece entonces, que el gabinete económico camina por un lado, y el presidente por otro. Porque, al no haber recursos suficientes, ¿de dónde va a dar pensiones y becas a los familiares de las víctimas de Covid?
Desde un principio de la pandemia del Covid-19, expertos en economía advirtieron al gobierno federal de una crisis mundial, y le sugirieron tomar medidas preventivas con relaciona a las finanzas públicas nacionales, pues se divisaba una grave crisis por el coronavirus, que se dijo sería peor que la gran depresión de 1929.
Incluso, pronosticaron una caída del Producto Interno Bruto (PIB), de más de 5 por ciento, que luego fueron ajustando, hasta llegar al 10 por ciento. ¿Por qué? Porque todo dependía de que se tomaran las medidas preventivas correspondientes. Al contrario, nada se hizo. El presidente se peleó con los empresarios, se negó a dar apoyos a los negocios que realmente generan empleos, se conformó con dar tandas y créditos de 25 mil pesos a los changarros que no generan empleos, que son atendidos por sus propios dueños, que tampoco pagan impuestos -ni siquiera su licencia comercial-, y eso es lo que andan presumiendo en este momento, cuando lo cierto es que la planta productiva del país está quebrada, y los empleos se están pulverizando.
Al contrario, fluyen las becas a sectores improductivos, tan sólo porque se les considera “vulnerables”.
Realmente nunca entendieron que, ante la pandemia, todos los mexicanos nos hicimos vulnerables, no sólo de enfermar y morir, sino de colapsar económicamente.
Y no es lo mismo que un individuo se quede sin empleo en un lugar, pero con la opción de ser aceptado en otro, a que las empresas colapsen, porque entonces la recuperación es imposible, ya que la caída implica pérdida de clientes, deudas, demandas por liquidaciones, etcétera, etcétera.
No estamos diciendo que las becas a las clases vulnerables no deben darse. Al contrario, eso le quita presión a las mismas empresas. Pero era necesario hacer ambas cosas, tan sólo por algo tan lógico como que las becas dependen de la recaudación de impuestos.
El presidente parece ignorar lo básico: que el gobierno no tiene dinero, el dinero es nuestro, de los contribuyentes. Y ojo, no todos contribuyen al fisco, sólo los que tenemos alguna actividad económica fiscalizable. El comercio informal no paga impuestos, por ejemplo; tampoco los micro-changarros, mucho menos los transportistas, aunque mueven miles de millones de pesos por año.
Como se puede observar, la carga hacendaria de este país recae en un puñado de contribuyentes, porque a los mega-ricos hasta les devuelven IVA, y en el viejo régimen político hasta les condonaban el pago de impuestos por cientos de miles de millones de pesos. Así que ya podemos imaginar la causa por la que los gobiernos cada vez recurrían a mayor endeudamiento, argumentando una baja recaudación.
Todo el peso del gobierno estaba en el hombro de los micro, pequeños y medianos empresarios. Los de abajo. Los que tenemos que pagar hasta por respirar en este país.
Recordemos que el gobierno federal no aceptó el dato de los expertos y negaron que México estaba en riesgo de quiebra. Pegaron el grito al cielo y decían estar preparados para lo que viniera.
Pero una cosa es decirlo y otra cumplirlo. Lo cierto es que no hay dinero y la recaudación es la más baja en la historia del país y las autoridades piensan que seguirá disminuyendo la recaudación.
Tan es así, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, pidió a la SHCP trasferir a inicios del mes de julio a las 32 entidades federativas 20 mil millones de pesos, de los cuales 20 por ciento corresponden por ley a los muncipios, recursos provenientes del Fondo de Estabilización.
El monto es correspondiente a la compensación del segundo trimestre del año del fondo, que se usa para compensarles a los estados sus bajas partidas, causadas precisamente por la baja recaudación.
Pese a la disminución en la recaudación federal participable, la Secretaría de Hacienda dijo que ante la incertidumbre por la crisis de la pandemia del Covid-19, se encuentran trabajando para que la trasferencia de los recursos se pueda realizar de manera mensual, para apoyar a los estados en la planeación del ejercicio de sus gastos.
Por otro lado, el presidente AMLO, al tiempo que envió condolencias a las familias de las víctimas del Covid-19, presentó un proyecto de compromiso a su administración que incluye el apoyo con créditos, becas y pensiones a quienes hayan pedido a sus seres queridos por la pandemia.
El mandatario federal dijo que nunca dará la espalda a quienes sufren y necesitan de su gobierno; por eso se comprometió y dijo que se realizará un homenaje solemne a quienes han perdido la vida “por esta terrible pandemia”.
Pero la pregunta es, ¿con qué ojos divina tuerta? ¿Con qué dinero cumplirá el presidente estos compromisos? Ya la morrala está vacía, ya vendieron las propiedades de los narcos, ya cobraron los impuestos atrasados de los empresarios evasores…sólo falta, pues, que les quiten a los expresidentes todo lo robado, aprovechando que Emilio Lozoya va a desembucharlo todo de su ronco pecho.
Mientras el mandatario federal se ocupa de dar condolencias a las familias de víctimas por el coronavirus, al menos nueve gobernadores se rebelan a regresar a semáforo rojo.
Guerrero, por cierto, pasó el examen a panzazo y quedó en semáforo naranja por una semana más; sin embargo, la entidad suriana sigue pisando la raya roja, por eso debemos todos cooperar y participar para bajar la morbilidad por Covid-19, pues si no bajamos la movilidad seguirán subiendo los contagios y bien poco durará el gusto de permanecer en Semáforo naranja.
Baja California Sur, Hidalgo, Jalisco, Oaxaca, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosi, Yucatan y Zacatecas, regresaron al máximo de contagios.
Michoacán, Durango, Colima y Guanajuato, también, pero se rehúsan los gobernadores a regresar al semáforo rojo, y anunciaron sus propias reactivaciones económicas.
Esos estados pueden respingar, ya que tienen dinero, pero Guerrero no tiene ni el alma completa, estamos pobres, por eso debemos cooperar para que bajen los contagios y nos siga respaldando el gobierno federal; porque si retiran el respaldo, pierde el estado y perdemos los guerrerenses.
Es mejor estar bien con el rey de la selva, que en su contra. ¡Feliz lunes para todos!