Palabra de Mujer

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By Despertar Redacción

January 08, 2020

Ruth Tamayo Hernández

Nuevo sistema de salud desquicia a beneficiarios

“La burla es el medio que emplea el ignorante acomplejado para sentirse sabio”: Miguel Gila.

Mis estimados, probablemente varios de los que lean este espacio no tengan necesidad de usar la salud pública en sus lugares de origen, porque el cambio del Seguro Popular a Instituto para el Bienestar (Insabi), a escasos ocho días de que entró en vigor, duele mucho a los derechohabientes.

No será nada fácil ni para el gobierno, como tampoco para los doctores en los hospitales generales y públicos así como para los derechohabientes, aceptar los cambios decretados, pues al parecer fue muy drástica la idea, ya que no está cumpliendo las expectativas de gratuidad, oportunidad y profesionalismo, que tanto se cacaraquearon.

Aunque es muy pronto para criticar el nuevo plan de salud pública para población abierta (los que carecen de seguridad social), el Insabi es un programa en el que el gobierno no puede arriesgar ni aventarse como El Borras, porque con la salud de la gente no se juega.

Muchos especialistas están señalando que el recurso etiquetado para el Instituto de Salud para el Bienestar es muy raquítico; según ellos es una cuarta parte de lo que en realidad se necesita para un cambio de estos, pues exponen que deben atender a una población que no tiene seguridad social, una población vulnerable que alcanza los 75 millones de personas.

Denunciaron que en el presupuesto de Egresos 2020, los legisladores etiquetaron para el Insabi 40 mil millones de pesos, dinero proveniente del Fondo de Gastos Catastrófico del Seguro Popular; sin embargo, señalaron los especialistas que esta fuente de financiamiento no es recurrente, es un fondo que se va a poder usar una vez solamente.

Y ellos también alertaron que el CIEP publicó un documento donde señala que el Insabi podría costar desde 162 mil millones de pesos, en el escenario más conservador, hasta más de 900 mil millones de pesos, si quieren que sus alcances sean en beneficio de la mayoría de los mexicanos.

Así que lo que se está proyectando asignar para 2020, es decir los 40 mil millones de pesos, será insuficiente. Se necesita cuatro veces ese presupuesto para llegar a su primer escenario, dijeron especialistas.

Aunque he dicho que los cambios son buenos, creo que en salud pública el gobierno federal no debió cambiar el Seguro Popular de esta forma. Debieron ser más sensibles con los que menos tienen, y hacer un cambio gradual, simplemente porque el tema de salud pública es muy vulnerable.

Este sector aglutina a más de 75 millones de mexicanos según datos de los especialistas en salud pública.

El método de operación del nuevo programa de salud, tiene con los pelos de punta a administrativos de hospitales, médicos y enfermeras, pues desconocen el sistema operativo del nuevo Insabi, ya que ninguna autoridad estatal o federal se ocupó de asesorarlos, ellos se aventaron como El Borras.

¡Qué mal plan! Además, es mentira todo lo que presume el gobierno federal en relación al Insabi, por eso deben ustedes conocer el nuevo plan de salud y explicarlo a la gente, porque todos tenemos familia que hace uso de este programa, y debemos alertarlos en el sentido de que todos en casa comiencen hacer ahorros para atención médica, para acceder a la atención medica en sus unidades.

¿Por qué se los digo? Porque está todo escueto y a los derechohabientes les cobran cuotas de recuperación muy por encima de lo que les cobraba el seguro popular. Y esta denuncia se está haciendo a nivel nacional.

Por otra parte, los beneficiarios tendrán que cumplir con tres requisitos: presentar su credencial del INE o la Clave Única de Registro de Población (CURP) o su acta de nacimiento; una de estas tres identificaciones necesitas para gozar del Insabi. Además, es necesario no ser derechohabiente del IMSS e ISSSTE. Ahí tienen los requisitos.

Lo bueno de todo que ya no tiene que hacer fila para afiliarse, como en el Seguro Popular, que pedía una serie de requisitos burocráticos que hacían dar mil vueltas a los beneficiarios, hasta que por fin quedaban afiliados.

Sin embargo, les diré que no todo lo que se dice del nuevo programa de salud, es cierto, pues sin el afán de desdecir al presidente Andrés Manuel López Obrador, la realidad no hay ni medicinas, ni especialistas como él lo prometió, que habría doctores especialistas, enfermeras capacitadas y médicos generales, así como hostales equipados.

Triste el cuadro: ni una cosa, ni la otra, al menos en Guerrero no hay nada. La entidad en este rubro está para llorar a grito abierto de pura desilusión. En los hospitales generales, la gente es atendida en el suelo o sillas, porque no hay camas, pero ya no sigo porque por lo menos atención médica hay, aunque el paciente compre todos los medicamentos. Ya con la atención del doctor y prestar el quirófano es ventaja.

En otro tema, mis estimados, me apena decirles que varios guerrerenses estamos sintiendo el temblor y no nos hincamos. En serio que varios no tienen conciencia. Apenas festejábamos la buena racha del turismo que visitó los destinos de playa y la buena derrama económica que dejaron, pero poco nos duró el gusto porque amanecimos con la noticia de que la carretera Zihuatanejo-Acapulco estaba bloqueada a la altura de Santa Rosa, por un grupo de personas de la sierra de Petatlán, quienes exigen seguridad para sus comunidades, pues ellos aseguran que son perseguidos por delincuentes, y piden al gobierno que envié bases militares a la comunidades serranas de La Soledad de los Enanos y La Higuera.

Los serranos decididos cerraron la vía desde las 11:30 am y hasta el cierre de este espacio seguía bloqueada la carretera federal. Más de siete horas habían transcurrido con la carretera cerrada al tránsito vehicular. Los serranos pedían hablar con una autoridad que tenga poder y pueda cumplir sus peticiones, que no quieren promesas. Sin embargo las horas pasaban y no hubo autoridad que lograra conciliar con los serranos.

Les digo que hasta el cierre de este espacio no se había arreglado el conflicto, y lo peor es no se veía interesados los señores de la sierra en liberar la vía, aun cuando les pedían encarecidamente los pobladores del lugar que dejarán pasar a los turistas. “Por lo menos que pasen ellos”, les pedían; pero los serranos dijeron que no podían, pues había autobuses tapando la carretera.

Increíble, pero cierto. Esto pasa en nuestro bello estado de Guerrero. ¿Inconciencia o desidia del gobierno? No sabemos. Lo cierto es que estamos en problemas en la región y apenas salimos de unos y luego entramos otros, y esto es un cuento de nunca acabar.

¡Qué mala puntada! Cientos de miles de automovilistas quedaron atrapados en medio del bloqueo, hay maestros que vienen de regreso de vacaciones, pues hoy regresan a clases más de 1 millón de estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria y Tecnológico. Se acabaron las vacaciones a los estudiantes.

Pero siempre brota agua negra. Todo lo vivido con los turistas y la buena derrama económica, era demasiado bonito, tenía que salir el prieto en el arroz.

¡Caray!, qué mala puntada; volvimos a fallar los costagrandeños, pues había turistas varados en el bloqueo quedaron atrapados cuando también regresaban a sus lugares de origen.

¡Me lleva la que me trajo! A ver con qué cara invitamos al turismo otra vez a los destinos de playa de la Costa Grande.

Y aunque la noticia de la playa incluyente en Playa Quieta viene a poner en alto el nombre de Zihuatanejo, esos bloqueos pegan duro al destino de playa. Esperamos que lleguen a un arreglo pronto en ese conflicto, por el bien del puerto Ixtapa-Zihuatanejo.

No se olviden que todos comemos del turismo y si matan a la gallina de los huevos de oro con estos bloqueos, nos carga el payaso parejo, porque todos comen y visten del puerto, ninguno traga brisa de mar. ¡Feliz miércoles para todos!